Los malos hábitos de sueño formados a lo largo de una vida de trabajo se pueden combinar con las dificultades para conciliar el sueño propias de la vejez. A medida que el cuerpo envejece, le resulta más difícil tener un sueño de calidad que alcance las fases de reposo profundo mejores para la salud. Algunas personas mayores aseguran experimentar una necesidad menor de horas de sueño.
Sin embargo, es importante no confundir los cambios naturales del cuerpo asociados a la edad con la posibilidad de que nuestras dificultades para conciliar el sueño se deban a otras causas, como el insomnio o la depresión. Si pensamos que podemos padecer problemas más allá de una cierta dificultad para dormir bien, es importante hablarlo con nuestro médico.
Existen una serie de pautas que contribuyen a mejorar la calidad de nuestro sueño. Son conocidas como higiene del sueño. Pensemos si los siguientes hábitos se encuentran entre nuestras costumbres a la hora de ir a la cama:
Apagar las pantallas antes de acostarnos: Cerrar ordenadores, televisores o tabletas al menos dos horas antes de irnos a la cama. Si las bombillas del dormitorio pueden ser de baja intensidad, mejor. En este sentido, también debemos evitar leer en pantallas (como los tablet). Un e-reader es una buena opción para leer en la cama antes de acostarnos (o un libro en papel, claro).
Un dormitorio acogedor: El dormitorio idea tiene que estar bien aislado de luz y sonido. Pero también del calor. Una temperatura ambiente un poco inferior a la habitual contribuye a mejorar también la calidad del sueño. También es importante que nuestro cuerpo lo asocie sólo con el sueño o las relaciones sexuales. De este modo, el cuerpo asocia nuestra cama con la preparación para el sueño.
Horario regular: Tener horarios de sueño regulares, aunque nos cueste dormirnos y desarrollar rituales para el sueño (como darnos un baño o escuchar música o radio tranquilas) son también una buena ayuda.
Por último, conviene no olvidar que el cuerpo humano evolucionó acostumbrado a dormir durante periodos cortos a lo largo del día. Una siesta corta y tranquila puede contribuir en gran medida a nuestro bienestar si nos sentimos fatigados durante el día.
Via blog.psn.es
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