Dormir para combatir la ansiedad, y viceversa

domingo, 5 de enero de 2014

La ansiedad es una respuesta emocional de nuestro cuerpo que permite estar alerta en determinados momentos en los que detectamos que carecemos de algo y nuestro cuerpo se pone en alerta para conseguirlo. Esta función tiene un lado muy positivo, pues si conseguirmos moderarla y controlarla, puede ayudarnos a concentrarnos y afrontar complicaciones que se puedan llegar a presentar en nuestra vida. Sin embargo, muchas personas padecen serios trastornos de ansiedad que les dificultan su labor diaria y les impiden ser eficaces tanto en cualquier actividad que tengan que afrontar.

Los especialistas del sueño aseguran que para moderar la ansiedad lo mejor es dormir, ya que de esta manera se consigue que el sistema nervioso adquiera un control y funcione correctamente. Sin embargo, este problema muchas veces va ligado al insomnio, que impide el descanso pleno para poder hacerle frente, de forma que se convierte en un círculo vicioso: "no duermo porque sufro ansiedad, y no logro combatir mi ansiedad porque no descanso como debería"


Ante esta situación, ¿qué podemos hacer? Te ofrecemos algunos consejos que te ayudarán a superarlo:

- Ejercicio. Ayuda a combatir la rigidez y el exceso de activación del sistema nervioso, propiciando el cansancio que nos servirá para dormir mejor. Si no gozamos de un buen estado físico (vértigos, mareos, náuseas), podemos repartir el ejercicio en pequeños fragmentos a lo largo del día y a un ritmo muy suave. Es importante que el ejercicio realizado sea de nuestro agrado para que no nos volvamos rehacios a practicarlo.

- Rutina de sueño y alimentación. Es muy beneficioso dormir y comer siguiendo siempre un mismo horario, o estableciendo siempre unas mismas pautas. Por ejemplo, un baño diario antes del sueño cada día nos ayudará a que nuestro cuerpo se prepare para el descanso. Leer antes de dormir también es una buena técnica. En cuanto a la alimentación no debe ser copiosa antes del sueño, ni tomar comidas o bebidas excitantes (cafés, colas,  gaseosas, fritos, dulces...), y siempre hay que dejar que transcurra al menos una hora desde la cena hasta el descanso. Un paseo ligero después de cenar también puede ser positivo. Si una vez en la cama estás más de 15 minutos removiéndote entre las sábanas, te recomendamos que te levantes y sigas leyendo el libro con el que estabas o viendo un programa de televisión. No es recomendable, no obstante, distraerse con juegos, videoconsolas u otro tipo de actividades que aceleren nuestro ritmo y generen un deseo.

- Entorno favorable. El entorno en el que te desenvuelves día a día es vital para descansar cuando toca, y trabajar o rendir cuando se debe. Tu habitación debe estar despejada, en un ambiente limpio y poco recargado, y respetarla únicamente para las horas de sueño. No debes ver la televisión, jugar a la consola, o pasar horas en el ordenador desde tu dormitorio, pues todo eso distraerá tu sueño. Además, es importante que sea oscura, pues la luz interfiere directamente en nuestro descanso. El colchón y la almohada sobre las que duermes son muy importantes; asegúrate de que son los más adecuados para ti contactando con un especialista.

- Desaceleración. Es más que necesario que aprendas a organizar tu tiempo y aplazar o delegar las cosas a las que no puedes hacer frente. Todos tenemos un límite, y dependiendo de la época somos capaces de rendir más o menos. No te atosigues pensando que puedes hacer 10 cosas sólo porque hace un tiempo eras capaz de hacerlas. Date un respiro y delega, o la ansiedad se tornará cada vez más aguda. Muchas personas, además, van acelaradas de por sí, independientemente del volumen de trabajo que tengan. Si es tu caso, aprende a caminar lento, hablar despacio, y tomarlo todo con más calma.

- Organización. Es fundamental que planifiques tus actividades para poder intercalar tus tareas con descansos y aliviar el crecimiento de la ansiedad. Hay que aprender a establecer un equilibrio entre lo que se debe hacer y lo que se quiere hacer, pues las actividades de tipo lúdico como los paseos, las conversaciones con familiares o amigos, o la práctica de algo que nos apetezca hacer como leer, son siempre positivos para combatir la ansiedad. Las manualidades, por ejemplo, son muy recomendables para desconectar y despejarse de las tareas.

- Técnicas de relajación. Acostúmbrate a tomarte las cosas con calma y aprende a relajarte. Algunos consejos relacionados con el yoga, como la correcta respiración, pueden serte muy útiles.

- Sexualidad. Aunque la ansiedad da lugar a un mal estado anímico que muchas veces se traslada al núcleo familiar, si tienes pareja es conveniente que le dediques atención y te desinhibas con ella en la cama. Intenta un acercamiento cuando te sientas receptivo, pues una relación sexual tranquila y poco impulsiva o rutinaria puede ser beneficiosa para tu ansiedad.

- Actividad social y vínculos afectivos. Como decíamos, hay que aprender a dedicarle tiempo a cosas que "no nos pesan". Para muchas personas el no hacer nada es suficiente, y para otras el quedar con un amigo para tomar un café supone una mayor desconexión. Si tienes problemas de tipo afectivo, con familiares, pareja, amigos... no es conveniente que les des de lado porque esto podría frustarte más, pero sí que te dediques un tiempo para realizar otras actividades que no tenga nada que ver con estos problemas.

Si todo esto no te ayuda para nada, lo más recomendable sería que hablaras con un especialista para valorar si debes tomar algún tipo de fármaco, pero recuerda que nunca debes hacerlo por motus propio, conducido por la frustración.

Via

0 comentarios:

Publicar un comentario