Seguro que al leer la pregunta que encabeza hoy nuestro post, pensáis que la respuesta está muy clara: bostezamos cuando no hemos dormido bien tras una noche de insomnio o mientras vemos, leemos o escuchamos algo que nos resulta aburrido.
Pero si pensáis un poco más, veréis que que aunque todos sabemos cuándo nos pasa, el por qué detrás de un acto tan humano como bostezar no está tan claro como parece. Hay muchas teorías en torno al origen del bostezo y aunque parezca difícil de creer, la razón concreta aún no es del todo conocida. Y eso que en un solo día podemos bostezar más de 8 veces!
Una de las primeras explicaciones sobre el por qué de los bostezos vino de la mano, ni más ni menos, que de Hipócrates. Según el padre de la medicina, cuando bostezamos aportamos un extra de “aire bueno” mientras expulsamos el malo. Y aunque parezca una idea demasiado simple, lo cierto es que es la base de la creencia dominante de que los bostezos proporcionan un extra de oxígeno (para ganar energía) mientras facilitan la expulsión del dióxido de carbono. Aunque la teoría parece lógica, diversas investigaciones han puesto en cuestión esta idea, ya que los deportistas -con mayor gasto energético durante la práctica deportiva- o personas con problemas de respiración, que podrían necesitar un aporte de oxígeno mayor, no bostezan más que una persona con circunstancias normales. Bostezar, por tanto, sigue siendo un pequeño misterio de la ciencia.
Aunque la comunidad médica no ha encontrado una explicación definitiva, otra de las teorías con más apoyos es la que defiende que bostezamos para “enfriar el cerebro”. Es decir, que cuando la temperatura de nuestro cerebro aumenta, un bostezo actúa como refrigerante. La temperatura de nuestro cerebro aumenta cuando estamos cansados o aburridos -además de en otras circunstancias como algunas infecciones o en un ambiente demasiado caluroso. Así, el bostezo sería una método más de termorregulación de nuestro cuerpo, como lo es, a otros niveles, sudar. En cuanto a la asociación con el sueño, os habréis fijado que no sólo bostezamos cuando nos vamos a dormir, sino también al despertarnos. Según los autores de la teoría, la temperatura del cerebro aumenta al atardecer gracias a nuestro reloj biológico y se reduce al mínimo mientras dormirmos. Al despertar, nuestro cerebro vuelve a calentarse – como un ordenador al arrancar- y de ahí que comencemos el día con tres o cuatro bostezos.
Aunque esta hipótesis resulta bastante prometedora, aún hay muchos aspectos del bostezo a los que no da explicación. Por ejemplo, si la función de temorregulación es la razón de ser, ¿por qué animales de “sangre fría” como los reptiles o los peces también bostezan? Y la pregunta del millón ¿por qué cuando vemos a alguien bostezar, inmediatamente sentimos cómo empezamos a hacerlo también nosotros? ¿Cómo es que los bostezos son tan contagiosos? ç
Via dormidina.com
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