El descanso, especialmente el sueño reparador, es fundamental para recuperar la energía gastada durante el día y sentirse bien, por dentro y por fuera. Sin embargo, basta con una única noche de insomnio para que los efectos negativos de la falta de sueño sean completamente perceptibles y afecten a nuestra salud y estado de ánimo.
Son muchos los factores que pueden impedir que seamos capaces de conciliar el sueño con facilidad y/o mantenernos dormidos durante la noche, sin sufrir despertares indeseados. El ritmo de vida actual, el estrés, la depresión, los problemas y otros factores como la alimentación, los excesos y el consumo de ciertas sustancias como el alcohol y el tabaco son algunos de los principales factores que generan trastornos del sueño e impiden que se duerma adecuadamente durante la noche.
Los especialistas en la materia recomiendan durante unas horas determinadas dependiendo de la edad del durmiente. Generalmente, los niños deben descansar durante 9 hasta 12 horas cada noche, los jóvenes y adultos de 7 a 8 horas y las personas mayores, con 7 horas e incluso un poco menos suelen tener bastante para sentirse bien. Sin embargo, como hemos comentado anteriormente, basta con una sola noche de insomnio para que los efectos de la falta de sueño sean totalmente perceptibles. Todo aquel que lo ha sufrido, sabe bien lo que es sufrirlo en su propia piel. ¿Verdad?
Veamos cuales son los principales indicadores infalibles de que no se está descansando adecuadamente durante la noche:
1 La memoria te falla. Cuando se duerme menos de las horas que el cuerpo y la mente necesitan, es habitual sentir como ciertas funciones cognitivas, que son las que nos permiten llevar a cabo tareas de almacenamiento, elaboración y recuperación de la información etc.., se ralentizan. Como consecuencia, la capacidad de almacenar cosas disminuye así como también la de concentración y la de relacionarse con las demás personas.
2 Estás más sensible de lo habitual: esto responde a que la falta de sueño descontrola las emociones y la forma en cómo percibimos las cosas. Cuando dormimos menos de las horas recomendadas o no disfrutamos de una buena calidad del sueño, nuestro cerebro reacciona un 60% más rápido al percibir estímulos o imágenes negativas.
3 Te encuentras menos ágil: varios estudios han confirmado que otra consecuencia de la falta de sueño es el volverse algo más torpes en cuanto a habilidad física y mental se refiere. Esto se traduce en una reducción considerable de los reflejos, que se vuelven más lentos.
4 Siempre tienes hambre. Numerosos estudios han confirmado que existe una relación directa entre la falta de sueño y el apetito. Según los resultados, cuando no se duerme bien, tendemos a comer más y peor, es decir, más cantidad, picar entre horas y tomar alimentos menos sanos. Por esta razón, tras haber dormido mal, es común que después de haber desayunado y almorzado, sigas teniendo hambre a lo largo de la mañana.
5 Te podrías dormir de pie. Esto es sólo una expresión, pero se refiere a que, tras haber dormido mal, al día siguiente tienes la sensación que te podrías dormir en cualquier momento y lugar. La falta de sueño se traduce en una excesiva somnolencia diurna.
6 Disminuye el deseo sexual. Otra de las consecuencias más comunes de no dormir bien, es un cierto aumento de los niveles de estrés en el cuerpo. Y, ello puede afectar a tu deseo sexual. Por ello, es común que sufras una cierta disminución del líbido.
7 No te libras de ese resfriado. Según los científicos, las personas que duermen menos de siete horas nocturnas, tienen mayores posibilidades de resfriarse más fácilmente. Por tanto, si siempre sueles estar resfriado, puede que la responsable sea la falta de sueño.
Si cumples con varios de los indicadores anteriores, lo más probable es que necesites cambiar tus hábitos de sueño para tratar de dormir mejor. Te sentirás mucho mejor.
Via dormitia.com
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