Según un estudio realizado por la Asociación Europea de Fabricantes de Camas, los españoles son los europeos que descansan en colchones más viejos porque los cambian una vez cada 12 años, unos dos años más de los recomendables, mientras holandeses y austríacos lo renuevan cada 8 ó 9 años.
Este hábito es reflejo de una falta de cultura del sueño, donde médicos y fabricantes reconocen la importancia de un buen colchón para mantener una buena salud de la espalda.
Una de las necesidades primordiales del cuerpo humano es descansar ya que, cuanto más profundo y sin interrupciones sea el descanso, mayor será el efecto reparador y renovador del sueño. Hay varias causas que evitan obtener un sueño de calidad interrupiendo la fase del sueño. Una de ellas es la presión que ejerce la superficie de descanso sobre nuestro cuerpo, hasta el punto de obligarnos a cambiar de postura una y otra vez. Ese movimiento provoca un microdespertar que nos hace salir de la fase de sueño profundo. La adaptabilidad del algunos materiales (viscoelástico) elimina la presión de la superficie de descanso sobre el cuerpo, permitiendo mantenerse más tiempo en la fase óptima del descanso.
Los especialistas en descanso han comprobado que el colchón óptimo para descansar no debe ser ni duro ni blando.
Los diferentes tipo de colchones que nos podemos encontrar en el mercado son el colchón de muelles, el más habitual. Son más ecológicos, transpiran muy bien, resultan más firmes y no presentan problemas ante la humedad. Están indicados, por esta razón, en personas que sudan mucho.
También está el colchón de látex, que se adapta al cuerpo de manera más uniforme que los muelles por lo que se considera una evolución de este tipo de colchón. Exiten varios tipos de látex, sintéticos, mezcla y natural. De esto dependerá la calidad del colchón.
– Sintético: se obtiene a partir de una formulación sintética del látex.
– Mezcla: va desde el 20% de látex, a un 50% del mismo, combinado con espumas. Generalmente son menos propensos a desarrollar humedad y son menos pesados que los de látex natural.
– Natural: se considera natural cuando en un 85% es látex y el resto espumas u otros tipos de materiales.
También nos podemos encontrar los de espuma, donde los más conocidos son los de poliuretano y los hay de diferentes calidades. Como ventajas, destaca el hecho de que se pueden cortar a medida para adaptarlo y su bajo precio. En cambio, no regulan bien la temperatura y pierden firmeza con el uso.
Como consejo y para prolongar la vida del colchón, es recomendable seguir las instrucciones de cada fabricante en lo que a volteo se refiere. De este modo, se distribuye el esfuerzo soportado por el colchón en ambas caras.
Para un óptimo descanso se recomienda acudir a un especilista para testar el producto y conseguir aquel que permita una buena adaptación de la espalda.
Y desde la asociación española de fabricantes de muebles para el descanso ASOCAMA recomienda cambiar el colchón cada diez años.
Via hacemosvidasana.com
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