Desde que nos dormimos hasta el despertar, nuestro sueño atraviesa diferentes fases. En cada una de ellas, nuestro organismo realiza una serie de procesos y cambios importantes. Conocer cómo se divide nuestro sueño nos puede ayudar a entender el por qué de algunos de nuestros principales problemas nocturnos.
Las fases en las que se divide el sueño son principalmente dos: el sueño No REM y el sueño REM. REM son las iniciales de Rapid Eyes Movement (Movimiento Rápido de los Ojos), de modo que mientras en la primera fase estos movimientos no están presentes, en la fase posterior son uno de los factores más característicos.
EL SUEÑO NO REM
Durante los primeros 90 minutos de descanso, esta fase del sueño atraviesa diferentes estadios en los que, desde la fase I y de manera progresiva, alcanzamos un sueño cada vez más profundo que implica un mayor aislamiento sensorial del entorno y, por tanto, mayores dificultades para despertar. Todos estos cambios llegan al máximo en la fase IV.
ETAPA I: es la fase de sueño ligero y en ella todavía se perciben la mayoría de los estímulos táctiles y auditivos que suceden a nuestro alrededor. El sueño en esta etapa suele ser poco reparador y el tono muscular comienza a disminuir. Seguramente si nos despertáramos en este momento, juraríamos que no estábamos durmiendo.
ETAPA II: nuestro sistema nervioso bloquea el acceso a la información sensorial, lo que permite desconectar del entorno y dormir.
El sueño en esta etapa es parcialmente reparador pero no suficiente para descansar completamente. El tono muscular es menor que en la fase I. Éste es el umbral del despertar, por lo que no nos despertamos con cualquier estímulo y si nos despertaran en esta fase tendríamos la sensación de haber dormido profundamente.
ETAPA III: Se intensifica el bloqueo sensorial para llegar a un sueño más profundo. El tono muscular es muy reducido. Esta fase es esencial para un correcto descanso y si nos despertaran en ella, nos levantaríamos desorientados y confusos.
ETAPA IV: Es la fase de sueño profundo, en la que el tono muscular es mínimo. Es un periodo esencial para la restauración física y psíquica del organismo. En esta etapa pueden aparecer ensueños en forma de imágenes, luces o figuras, pero nunca en forma de historia.
EL SUEÑO REM
Tras la sucesión de las cuatro etapas de la primera fase del sueño, aparece el sueño REM. Esta es la fase de los sueños típicos, los que se representan en forma de narración. Además, el tono muscular es nulo para protegernos de lesiones al mover nuestro cuerpo en representación de los sueños.
Los cambios que se producen en esta fase y el hecho de que su cantidad disminuya a medida que nos hacemos mayores, sugieren que esta fase es esencial para el aprendizaje y la reorganización neuronal.
Todas estas etapas suelen repetirse cíclicamente a lo largo de la noche. En un periodo de tiempo de 7 a 8 horas, este ciclo suele repetirse de 4 a 6 veces y dura aproximadamente 90 minutos. El sueño No REM se concentra mayoritariamente en el primer tercio de la noche mientras que el sueño REM se intensifica en el último tercio de la misma.
La subdivisión del sueño en distintas fases o etapas es necesaria para alcanzar un correcto descanso y de manera progresiva, de modo que nuestra actividad física y psíquica vaya disminuyendo poco a poco y volviendo a la normalidad de la misma manera. Una alteración en cada una de estas fases provoca distintos problemas durante el sueño y somnolencia durante el día.
Via latiendahome.com
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