Con la edad, las personas tienden a recordar mejor sus sueños nocturnos, lo que revela que cada vez descansan peor
El descanso nocturno es una fuente de salud. No sólo nos permite estar más despiertos durante el día, sino que además supone una potente protección frente a las enfermedades que más vidas se cobran, especialmente contra los infartos de corazón, ictus y cánceres en general.
Varios trabajos firmados por el Grupo Español del Sueño han demostrado en los últimos años que los pacientes con apneas del sueño tienen una incidencia y mortalidad por cáncer superior a la del resto de la población.
La diferencia oscila entre el 5% y el 10%, según explicó a EL CORREO uno de sus más destacados miembros, el especialista vasco Joaquín Durán, responsable de la Unidad de Trastornos del Sueño del hospital de Txagorritxu, que participa el viernes en un curso de verano de la UPV sobre medicina del sueño.
La apnea es un trastorno que se manifiesta por interrupciones de la respiración durante el sueño. Generalmente, ocurren entre 20 y 30 veces a lo largo de la noche y se reconocen porque cuando la situación se normaliza se produce un ronquido o un sonido similar al que produciría un atragantamiento. El problema de salud se desencadena cuando ese episodio se repite no 20 o 30 veces, sino 200 o 300 en una noche. Con cada apnea se produce una caída de la oxigenación en la sangre, que desata en el organismo mecanismos que favorecen el desarrollo de tumores. «La calidad del sueño es un elemento protector del cáncer», sentencia el especialista, profesor de la Facultad de Medicina de la UPV.
Infartos de miocardio y cerebrales se producen de forma muy similar. Al dejar de respirar, detalla el experto, las células dejan de oxigenarse. Esa falta de oxígeno alerta al cerebro, que ordena el despertar de la persona que duerme para evitar que muera asfixiada, que es algo que en realidad puede ocurrir. Al desvelarse, el sujeto se hiperventila y el oxígeno entra de nuevo de golpe en la sangre. Este fenómeno de falta de aire y sobreoxigenación se repite con cada apnea y favorece un proceso de envejecimiento celular conocido como estrés oxidativo, que favorece la generación de placas de grasa (ateroma) que bloquean las arterias. Es el origen del infarto.
El curso, en el paraninfo de la UPV en Abandoibarra, abordará múltiples curiosidades relacionadas con el sueño. Por ejemplo, los sueños nocturnos se recuerdan mejor cuanto mayor se es. Esto es así porque el recuerdo está ligado al despertar que se produce en el momento del sueño. En consecuencia, cuanto mejor se recuerdan los sueños, peor se está durmiendo.
Para un mejor descanso en verano
Si estos días duerme usted peor, no se preocupe. Es normal que le pase, se descansa peor en verano, según destaca el especialista Joaquín Durán. La temperatura ideal para que el cuerpo se recupere oscila entre los 18 y 20 grados. Las casas en invierno suelen estar preparadas para no bajar de esa graduación, pero durante el estío el termómetro se dispara. «El problema no es el verano, sino la temperatura», destaca. Si quiere conciliar mejor el sueño, refresque la habitación antes de acostarse. Cene ligero, evite el alcohol y tómese un vaso de leche caliente antes de ir a dormir. Lo decían las abuelas y funciona.
Via elcorreo.com
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