El descanso es muy importante para cualquier persona. La energía que necesita para su día a día la obtendrá durmiendo entre otras muchas situaciones. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que para que esto sea posible una persona adulta duerma entre 6 y 8 horas al día. Luego dependiendo de la edad las personas tendrán que dormir más o menos. A pesar de la recomendación, muchas veces hay factores que impiden que esto sea posible.
La alimentación, la luz y el deporte afectan al descanso
La alimentación es el primer aspecto que afecta al descanso. A cualquier comida sigue la digestión. Es un proceso en el que las células del cuerpo se centran en digerir los alimentos. Si una persona hace una cena copiosa, la digestión será pesada. La consecuencia será que le costará conciliar el sueño. Lo que todo el mundo tiene que hacer es hacer una cena ligera, esperar media hora para acostarse después de terminar de cenar y acostarse con la cabeza ligeramente elevada con respecto al tronco.
La luz es otro de los aspectos que pueden afectar al descanso. Algunas personas tienden a dormir con la luz encendida y eso afectará a su descanso de forma negativa ya que su cerebro no podrá desconectar de forma total. Lo mismo pasará si alguien utiliza el teléfono móvil justo antes de irse a dormir. El deporte tampoco será bueno justo antes de ir a dormir. Si una persona realiza alguna actividad deportiva en las dos horas previas a irse a dormir, su cuerpo puede activarse y dificultar su descanso.
La almohada y el colchón influyen en el descanso
El colchón y la almohada son dos elementos que pueden influir en nuestro descanso. Cada persona duerme de una forma totalmente distinta. Salvando dormir boca abajo que todos los expertos reconocen que es negativo, el resto de posturas tiene beneficios para la salud. Cualquier persona tiene que probar el colchón y la almohada cuando va a comprarlo.
El hecho de que una persona tenga que cambiar el colchón y la almohada cada cierto tiempo es debido a que se desgastan. El colchón hay que girarlo cada tres o cuatro meses para que ese desgaste sea igual en todas las zonas. Por lo que se refiere al cambio del colchón, tiene que ser cada 8 o 10 años.
Via todosobrelasalud.com
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