Los adultos jóvenes que hacen ejercicio intenso antes de dormir descansan mejor que los que ejercitan más suavemente al final del día, según revela un estudio sobre los patrones de sueño de una sola noche que cuestiona el consejo habitual de evitar la actividad física
nocturna excesiva.
"El estudio permite comprender mejor si hay que desalentar (o no) la actividad física al final del día", asegura el equipo de Serge Brand, de la Universidad de Basilea, en Suiza.
"Los resultados también tienen una aplicación práctica porque, para la mayoría de los adultos y los padres que trabajan, la noche es la única oportunidad para hacer ejercicio", añadió.
Los autores evaluaron a 52 estudiantes secundarios de Suiza que tenían 19 años y practicaban deporte dos o tres veces por semana.
Los participantes siguieron la rutina normal el día que duró el estudio, incluidos los 65-90 minutos de práctica deportiva en horario nocturno, una hora y media antes del horario habitual de irse a dormir.
Antes de acostarse, los estudiantes calificaron su estado anímico y el hambre que sentían y respondieron un cuestionario para evaluar la intensidad del ejercicio. Esa noche, durmieron con un dispositivo para registrar los patrones de sueño (EEG del sueño).
El equipo observó que los participantes que más desgaste habían tenido durante el ejercicio se durmieron más rápido, tuvieron menos despertares nocturnos y lograron un sueño más profundo que los que habían ejercitado con menos intensidad.
El ejercicio de alta intensidad también provocó más cansancio, mejor ánimo y menos hambre durante la noche. Lo mismo surgió de las respuestas de los participantes al despertar, según publica la revista Sleep Medicine.
Los resultados contradicen a un estudio reciente en el que los participantes que habían ejercitado de noche dormían tan bien como los que no habían hecho actividad física.
La doctora Phyllis Zee, de la Escuela Feinberg de Medicina de la Northwestern University, en Chicago, opinó que los nuevos datos son "interesantes".
"Como dicen (los autores), otros estudios habían demostrado que hacer ejercicio antes de dormir, quizás no tan cerca de acostarse como en este estudio, no afecta el sueño", dijo Zee.
"Uno de los motivos por los que se logra un sueño más profundo después de ejercitar más intensamente es que el sueño ayuda al equilibrio y el metabolismo de la energía. Y, por lo tanto, lo que se hizo es aumentar la demanda metabólica de sueño", añadió.
Zee señaló algunas limitaciones del estudio que también reconocieron los autores. Por ejemplo, que sólo participaron adultos jóvenes y saludables, por lo que los resultados no se pueden extrapolar a otros adultos.
"Es un grupo muy específico", dijo Zee, que comentó también que los resultados podrían variar más allá de una sola noche.
"Si una persona ejercita todas las noches, probablemente retrase un poco el horario de sueño", indicó.
De todos modos, sostuvo que es mejor hacer ejercicio de noche que no hacerlo, en especial quienes no tengan problemas para dormir.
En tanto, "las personas a las que les cuesta conciliar el sueño no deberían hacer actividad física tan cerca del horario de acostarse", finalizó.
Via 983vivafm.net
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