Te presentamos estos sencillos trucos para dormir fresco cuando hace mucho calor, tips de mucha ayuda en un país donde, en algunas ocasiones, toca dormir sin contar con aire acondicionado.
Las alteraciones del estado de ánimo, principalmente la irritabilidad, así como la incapacidad para concentrarnos correctamente y la disminución del rendimiento laboral son algunas de las consecuencias de la mala calidad del sueño.
Afortunadamente, hay maneras para enfriarse y mantenerse fresco lo suficiente para quedarte dormido.
1. Mantén el aire caliente fuera de tu habitación
Si no cuentas con aire acondicionado hay maneras creativas para evitar el aire caliente en la habitación, según explica dormir.org.es, web dedicada a los problemas del sueño.
Se puede por ejemplo, colocar un ventilador que se dirija a las ventanas para impedir la entrada de aire caliente; colocar un bol con hielo o agua helada frente a las aspas del ventilador para generar un aire más fresco o mojar una sábana y colgarla de la ventana.
2. Tomar una ducha de agua tibia antes de dormir
No sólo te acostarás limpio, sino además muy fresco.
El agua fría genera una reactivación del organismo y aumenta el gasto energético, que te lleva a sentir más calor que si se trata de una ducha tibia, sostiene el Instituto Biológico de la Salud.
3. Cenar liviano y fresco
Las comidas pesadas y que necesiten comerse calientes, como un estofado o sopa, obligan al cuerpo a generar más calor para digerirlas.
Las mejores opciones antes de dormir son el gazpacho, el yogur o las ensaladas. La web dormir.org.es también recomienda la comida picante porque estimula la sudoración.
Así que, aunque suena contrario al sentido común, tener una cena picante es una gran manera para que el cuerpo pierda calor a través de la sudoración y refrescarse antes de acostarte.
Por otro lado, el arroz contiene melatonina, una hormona que el cuerpo usa para adormecerlo.
Contiene sólo una pequeña cantidad por lo que igual no va a hacer una gran diferencia, pero podría ser una ventaja extra a la hora de conciliar el sueño.
4. Congelar la almohada
Sí, has leido bien. Una almohada fría ayudará a reducir la temperatura del cuerpo y hacerle sentir más cómodo.
Puedes utilizar un paquete fresco grande que lo puedes poner dentro de la funda de almohada para mantenerte fresco.
Algunas máscaras oculares también tienen un paquete fresco extraíble o contienen perlas especiales de refrigeración que se mantienen frías cuando se los saca del congelador.
Son muy eficaces contra las migrañas o dolores de cabeza inducidos por el calor.
5. Acostarse con un pijama húmedo o ligero
Simplemente humedece tu ropa de dormir o un par de calcetines para acostarte. No te olvides de dormir sobre una toalla para absorber el exceso de agua.
Si esto te incomoda también puedes humedecer un trapo con agua tibia, cuando estés listo para dormir póntelo sobre la frente.
Así como una botella de agua caliente te ayuda a dormir en las noches frías esta es una manera fácil de conciliar el sueño en noches cálidas.
También puedes elegir un pijama ligero, según recomienda el Centro de Prevención y Control de Enfermedades de Estados Unidos.
Via panorama.com.ve
La importancia de descansar
jueves, 26 de mayo de 2016
A día de hoy todos somos conscientes de la importancia de cuidar nuestra alimentación, hacer ejercicio de forma regular y cultivar nuestra mente, pero pocos ponen la atención que se merece en la calidad de su sueño.
Según datos de la Sociedad Española de Neurología, más de 4 millones de adultos españoles sufren insomnio crónico, y entre un 25-35% de la población adulta lo padece transitorio.
A medida que crecemos, nuestras vidas se vuelven cada vez más ajetreadas. Las obligaciones laborales, los deberes familiares, las metas personales… no es de extrañar que en la sociedad actual cada vez sea más difícil encontrar unos minutos en los que poder descansar.
El acto de dormir además de cumplir la función de descanso, reparación y reposo, es esencial para el correcto aprendizaje y la restauración de facultades. Y esto no es todo, el descanso sirve a nuestro cuerpo para más cosas de las que pensamos, por ejemplo si estamos entrenando nos ayudará a ganar volumen muscular y a tonificar los músculos.
Matthew Edlund, experto en descanso, sueño y ritmos biológicos, propone en su libro “Descanso Activo” diferentes maneras de conseguir un estado de paz y tranquilidad que nos permita descansar incluso cuando no estamos durmiendo. Toma nota;
3 formas de descansar sin necesidad de dormir
Descanso físico. No se necesita de técnicas grandilocuentes para lograr el descanso físico correcto, basta con realizar respiraciones profundas, siestas cortas o baños calientes por la mañana para que nuestro cuerpo vuelva a estar al 100%.
Descanso mental. El ajetreo del día a día nos hace tener la cabeza en mil cosas y no nos deja prestar verdadera atención a ninguna. Técnicas como la Pautohipnosis, el concentrarse en un objeto visual, caminar al ritmo de la música o pasear por jardines harán que tu cerebro encuentre la paz que tanto anhela.
Descanso social. A menudo estamos rodeados de gente pero son pocas las ocasiones en las que podemos disfrutar de una charla tranquila e interesante. Prueba a visitar a un vecino o a un compañero de trabajo, ve a comer con un amigo o pasear con tu novio o novia por el parque.
Si además de descansar quieres volver a dormir bien prueba con los siguientes trucos:
Usa la cama únicamente para dormir (o practicar sexo). Si en 20-30 minutos no se concilia el sueño, lo mejor es salir de la cama y hacer otra cosa y regresa únicamente cuando te sientas relajado y preparado para dormir.
Adáptate a una rutina. Despiértate cada día a la misma hora, esto ayudará a asentar tu reloj biológico.
Evita el alcohol, el tabaco y la cafeína cuatro horas antes de ir a dormir.
Evitar los baños calientes antes de meterte en la cama.
Asegúrate de que el dormitorio está libre de luz y ruido en el momento de ir a dormir.
Via siquia.com
Según datos de la Sociedad Española de Neurología, más de 4 millones de adultos españoles sufren insomnio crónico, y entre un 25-35% de la población adulta lo padece transitorio.
A medida que crecemos, nuestras vidas se vuelven cada vez más ajetreadas. Las obligaciones laborales, los deberes familiares, las metas personales… no es de extrañar que en la sociedad actual cada vez sea más difícil encontrar unos minutos en los que poder descansar.
El acto de dormir además de cumplir la función de descanso, reparación y reposo, es esencial para el correcto aprendizaje y la restauración de facultades. Y esto no es todo, el descanso sirve a nuestro cuerpo para más cosas de las que pensamos, por ejemplo si estamos entrenando nos ayudará a ganar volumen muscular y a tonificar los músculos.
Matthew Edlund, experto en descanso, sueño y ritmos biológicos, propone en su libro “Descanso Activo” diferentes maneras de conseguir un estado de paz y tranquilidad que nos permita descansar incluso cuando no estamos durmiendo. Toma nota;
3 formas de descansar sin necesidad de dormir
Descanso físico. No se necesita de técnicas grandilocuentes para lograr el descanso físico correcto, basta con realizar respiraciones profundas, siestas cortas o baños calientes por la mañana para que nuestro cuerpo vuelva a estar al 100%.
Descanso mental. El ajetreo del día a día nos hace tener la cabeza en mil cosas y no nos deja prestar verdadera atención a ninguna. Técnicas como la Pautohipnosis, el concentrarse en un objeto visual, caminar al ritmo de la música o pasear por jardines harán que tu cerebro encuentre la paz que tanto anhela.
Descanso social. A menudo estamos rodeados de gente pero son pocas las ocasiones en las que podemos disfrutar de una charla tranquila e interesante. Prueba a visitar a un vecino o a un compañero de trabajo, ve a comer con un amigo o pasear con tu novio o novia por el parque.
Si además de descansar quieres volver a dormir bien prueba con los siguientes trucos:
Usa la cama únicamente para dormir (o practicar sexo). Si en 20-30 minutos no se concilia el sueño, lo mejor es salir de la cama y hacer otra cosa y regresa únicamente cuando te sientas relajado y preparado para dormir.
Adáptate a una rutina. Despiértate cada día a la misma hora, esto ayudará a asentar tu reloj biológico.
Evita el alcohol, el tabaco y la cafeína cuatro horas antes de ir a dormir.
Evitar los baños calientes antes de meterte en la cama.
Asegúrate de que el dormitorio está libre de luz y ruido en el momento de ir a dormir.
Via siquia.com
¿Dormir dos horas al día? El mito del sueño polifásico
martes, 24 de mayo de 2016
Cuentan los rumores que es posible cambiar nuestro hábito de sueño de una forma radical. Una manera que nos permitiría aprovechar al máximo el día y obtener más tiempo. Hasta veintidós horas al día, gritan a los cuatro vientos los que defienden el método de sueño polifásico. Pero, ¿qué es esto? ¿Realmente funciona este sistema? ¿O podría resultar peligroso para la salud? La ciencia no apoya este cambio radical de comportamiento. Pero veamos por qué.
¿Qué es el sueño polifásico? Los primates, y entre ellos los humanos, somos principalmente monofásicos (o bifásicos, más bien) a la hora de dormir. Esto quiere decir que lo hacemos una vez al día durante un periodo considerable (como pueden ser ocho horas). Existen, sin embargo, casos menos comunes de personas que muestran un sueño polifásico debido a desórdenes del sueño o necesidades varias.
Por ejemplo algunos profesionales militares o los astronautas que habitan la ISS. El término “sueño polifásico” fue acuñado por J. S. Szymanski, quien observó que algunos patrones fisiológicos varían de forma más o menos regular a lo largo del día. Por otro lado, muchos animales poseen un régimen polifásico natural.
El sueño polifásico se suele asociar a un estado de alerta constante en la naturaleza
Por ejemplo, los perros duermen varias veces a lo largo del día durante cortos periodos de tiempo. No sabemos muy bien cuándo o cómo nos volvimos monofásicos ni por qué. Eso sí, se sospecha que nuestro modo de vida social tiene mucho que ver. El sueño polifásico se suele asociar a un estado de alerta constante en la naturaleza. Una manera de aprovechar la actividad al máximo para evitar peligros. No obstante, como decíamos, los primates en general somos todos monofásicos (o bifásicos, insisto), por lo que el misterio es aún más difícil de desvelar.
Adoptar un régimen de sueño polifásico
Lo cierto es que sí se puede adoptar un sistema de sueño polifásico. Nuestra fisiología tiene las herramientas necesarias para hacerlo. De hecho, como explicábamos al comienzo, existen numerosas personas que lo han hecho. Los bebés y las personas en edad avanzada tienden más a ser polifásicos que bifásicos o monofásicos. Las razones son muy diversas. La más común es un desorden en el ritmo circadiano. Así llamamos a nuestro sistema de “reloj interno”. Este lo controla todo: desde nuestro apetito a nuestra sensación de cansancio a lo largo del día. El ritmo circadiano se “entrena” día a día, ajustándose a nuestros hábitos. Cuando se vuelve irregular, como en caso de enfermedad, puede causar graves trastornos que afectan al resto de nuestras funciones. Las primeras en verse afectadas son las cognitivas. En el peor de los casos puede llegar a ser letal.
Las personas que han adaptado su vida a un sueño polifásico suelen necesitar estar activos a lo largo de las veinticuatro horas del día de forma regular. Es algo común, como decíamos, en militares, astronautas, pilotos, capitanes de barco y otros profesionales. En estos casos el trabajo les obliga a estar frescos a cualquier hora, por lo que sus horas de sueño se turnan. Especial es el caso de los astronautas, que duermen durante dos horas, trabajan durante cuatro y vuelven a dormir (no siempre, pero es un régimen bastante común).
Actualmente, y fuera de estos círculos profesionales, existe un movimiento que aboga por adoptar un régimen de sueño polifásico para aprovechar más horas al día. Para ello se aconseja seguir unos patrones de sueños determinados conocidos como bifásico, Everyman, Dymaxion y Uberman. Estos sistemas han sido propuestos por diversas personas, entre ellas psicólogos, a lo largo del tiempo. El primero y más importante en proponer y probar uno de estos sistemas fue Buckminster Fuller quien proponía una siesta de treinta minutos cada seis horas. Algunos de estos sistemas so bastante agresivos con las horas de sueño diarias, llegando a reducir el periodo hasta las dos horas totales.
¿Es perjudicial para la salud?
Grosso modo, sí. Esto debe matizarse, por supuesto. Aunque parece que los seres humanos sí que poseemos las herramientas fisiológicas necesarias para adaptarnos, no todo el mundo reacciona tiene las capacidades adecuadas. Para poder adoptar un sistema de sueño polifásico tenemos que poder adaptar nuestro ciclo circadiano, lo que fisiológicamente es costoso y molesto, cuando no peligroso. Se requiere de una disciplina y un cambio de hábitos radicales. Y aún así, no siempre es posible conseguirlo. No todas las personas están capacitadas para ello. Y, como hemos dicho ya, un cambio en nuestro ciclo circadiano puede resultar prejudicial para nuestra salud, disparando diversos trastornos.
Pero, además de este aspecto, adoptar un ritmo de sueño polifásico pretende ahorrar rascar horas al día. Esto también puede ser muy perjudicial. Actualmente los expertos no terminan de ponerse de acuerdo sobre el número de horas necesarias para un hábito saludable. Al contrario, cada persona necesita un número de horas de sueño diferente. Algo que además cambia con el tiempo. Lo que sí se tiene claro es que la privación de sueño es perjudicial para la salud. Todavía es mucho lo que desconocemos del sueño y su papel en nuestra vida. Pero se ha comprobado en numerosas ocasiones que su exceso o defecto es muy perjudicial para la salud. Y esto, precisamente, es lo que buscan algunos métodos de sueño polifásico.
¿Qué dice la ciencia?
No existe ninguna evidencia científica que avale el beneficio del sueño polifásicoAdemás de todo lo anterior, tal y como recoge Piotr Woźniak es un meta estudio donde recoge diversas evidencias científicas, no existe ningún beneficio en adoptar el sueño polifásico. Y es que, de nuevo, nuestro ritmo circadiano suele marcar nuestras capacidades. Por tanto, a pesar de que tratemos de forzarlo a adaptarse, lo que hacemos es en realidad simplificar un aspecto complicadísimo de nuestra vida. Es más, según propone este investigador, adaptar nuestro sistema circadiano es en realidad una falacia ya que existen demasiados factores que forzar en el proceso. Aunque esto también podría ser discutido, lo que está claro es que hacerlo puede conllevar serios problemas de salud. Así, adoptar un sistema de sueño polifásico parece solo conveniente en caso de necesidad y nunca, nunca, nunca, para rascar horas al día. Y es que si queremos ser más eficientes, existen mejores sistemas.
Via lagranepoca.com
¿Qué es el sueño polifásico? Los primates, y entre ellos los humanos, somos principalmente monofásicos (o bifásicos, más bien) a la hora de dormir. Esto quiere decir que lo hacemos una vez al día durante un periodo considerable (como pueden ser ocho horas). Existen, sin embargo, casos menos comunes de personas que muestran un sueño polifásico debido a desórdenes del sueño o necesidades varias.
Por ejemplo algunos profesionales militares o los astronautas que habitan la ISS. El término “sueño polifásico” fue acuñado por J. S. Szymanski, quien observó que algunos patrones fisiológicos varían de forma más o menos regular a lo largo del día. Por otro lado, muchos animales poseen un régimen polifásico natural.
El sueño polifásico se suele asociar a un estado de alerta constante en la naturaleza
Por ejemplo, los perros duermen varias veces a lo largo del día durante cortos periodos de tiempo. No sabemos muy bien cuándo o cómo nos volvimos monofásicos ni por qué. Eso sí, se sospecha que nuestro modo de vida social tiene mucho que ver. El sueño polifásico se suele asociar a un estado de alerta constante en la naturaleza. Una manera de aprovechar la actividad al máximo para evitar peligros. No obstante, como decíamos, los primates en general somos todos monofásicos (o bifásicos, insisto), por lo que el misterio es aún más difícil de desvelar.
Adoptar un régimen de sueño polifásico
Lo cierto es que sí se puede adoptar un sistema de sueño polifásico. Nuestra fisiología tiene las herramientas necesarias para hacerlo. De hecho, como explicábamos al comienzo, existen numerosas personas que lo han hecho. Los bebés y las personas en edad avanzada tienden más a ser polifásicos que bifásicos o monofásicos. Las razones son muy diversas. La más común es un desorden en el ritmo circadiano. Así llamamos a nuestro sistema de “reloj interno”. Este lo controla todo: desde nuestro apetito a nuestra sensación de cansancio a lo largo del día. El ritmo circadiano se “entrena” día a día, ajustándose a nuestros hábitos. Cuando se vuelve irregular, como en caso de enfermedad, puede causar graves trastornos que afectan al resto de nuestras funciones. Las primeras en verse afectadas son las cognitivas. En el peor de los casos puede llegar a ser letal.
Las personas que han adaptado su vida a un sueño polifásico suelen necesitar estar activos a lo largo de las veinticuatro horas del día de forma regular. Es algo común, como decíamos, en militares, astronautas, pilotos, capitanes de barco y otros profesionales. En estos casos el trabajo les obliga a estar frescos a cualquier hora, por lo que sus horas de sueño se turnan. Especial es el caso de los astronautas, que duermen durante dos horas, trabajan durante cuatro y vuelven a dormir (no siempre, pero es un régimen bastante común).
Actualmente, y fuera de estos círculos profesionales, existe un movimiento que aboga por adoptar un régimen de sueño polifásico para aprovechar más horas al día. Para ello se aconseja seguir unos patrones de sueños determinados conocidos como bifásico, Everyman, Dymaxion y Uberman. Estos sistemas han sido propuestos por diversas personas, entre ellas psicólogos, a lo largo del tiempo. El primero y más importante en proponer y probar uno de estos sistemas fue Buckminster Fuller quien proponía una siesta de treinta minutos cada seis horas. Algunos de estos sistemas so bastante agresivos con las horas de sueño diarias, llegando a reducir el periodo hasta las dos horas totales.
¿Es perjudicial para la salud?
Grosso modo, sí. Esto debe matizarse, por supuesto. Aunque parece que los seres humanos sí que poseemos las herramientas fisiológicas necesarias para adaptarnos, no todo el mundo reacciona tiene las capacidades adecuadas. Para poder adoptar un sistema de sueño polifásico tenemos que poder adaptar nuestro ciclo circadiano, lo que fisiológicamente es costoso y molesto, cuando no peligroso. Se requiere de una disciplina y un cambio de hábitos radicales. Y aún así, no siempre es posible conseguirlo. No todas las personas están capacitadas para ello. Y, como hemos dicho ya, un cambio en nuestro ciclo circadiano puede resultar prejudicial para nuestra salud, disparando diversos trastornos.
Pero, además de este aspecto, adoptar un ritmo de sueño polifásico pretende ahorrar rascar horas al día. Esto también puede ser muy perjudicial. Actualmente los expertos no terminan de ponerse de acuerdo sobre el número de horas necesarias para un hábito saludable. Al contrario, cada persona necesita un número de horas de sueño diferente. Algo que además cambia con el tiempo. Lo que sí se tiene claro es que la privación de sueño es perjudicial para la salud. Todavía es mucho lo que desconocemos del sueño y su papel en nuestra vida. Pero se ha comprobado en numerosas ocasiones que su exceso o defecto es muy perjudicial para la salud. Y esto, precisamente, es lo que buscan algunos métodos de sueño polifásico.
¿Qué dice la ciencia?
No existe ninguna evidencia científica que avale el beneficio del sueño polifásicoAdemás de todo lo anterior, tal y como recoge Piotr Woźniak es un meta estudio donde recoge diversas evidencias científicas, no existe ningún beneficio en adoptar el sueño polifásico. Y es que, de nuevo, nuestro ritmo circadiano suele marcar nuestras capacidades. Por tanto, a pesar de que tratemos de forzarlo a adaptarse, lo que hacemos es en realidad simplificar un aspecto complicadísimo de nuestra vida. Es más, según propone este investigador, adaptar nuestro sistema circadiano es en realidad una falacia ya que existen demasiados factores que forzar en el proceso. Aunque esto también podría ser discutido, lo que está claro es que hacerlo puede conllevar serios problemas de salud. Así, adoptar un sistema de sueño polifásico parece solo conveniente en caso de necesidad y nunca, nunca, nunca, para rascar horas al día. Y es que si queremos ser más eficientes, existen mejores sistemas.
Via lagranepoca.com
¿Cansada por las mañanas? Sigue estos consejos y despierta con energía todos los días
lunes, 23 de mayo de 2016
Para despertar bien al día sigueinte es necesario empezar desde la mañana anterior, explica Santiago Rojas, médico bioenergético y asesor en descanso
¿Te has sentido sin fuerza y con mucho cansancio cuando te despiertas? Eso puede ser causado por una serie de malos hábitos que evitan que descansemos correctamente. De acuerdo con el doctor Santiago Rojas, asesor en descanso de Americana de Colchones, el sueño es una respuesta natural del organismo ante el cansancio y a la vez la fatiga nos indica que debemos de recuperarnos a través del sueño. “Debemos de recordar que dormir es tan importante como comer o respirar”, así que para despertarnos con energía todos los días debemos de descansar bien todas las noches.
¿Qué podemos hacer para dormir bien y despertar mejor? El doctor Santiago Rojas nos compartió ocho consejos que harán un cambio de 180 grados en nuestra vida.
1. Empezar la mañana con un proyecto. Esto ayudará a que nuestro cerebro pueda liberar durante el día serototina, una sustancia que regula el sueño y el estado de ánimo para que podamos llegar el final del día en una situación de reposo. “Hay que llevar al cuerpo a una fatiga natural desde el primer momento que nos despertamos para que el sueño llegue de forma natural por la noche”.
2. “La alimentación es esencial”, por eso debemos de preferir desayuno que contenga frutas y proteínas (huevo, queso, yogurt) y que no tenga exceso de carbohidratos simples como panes, cereales industrializados, bebidas azucaradas o azúcares refinados, “porque eso provocará una alteración en el metabolismo que nos generará ansiedad durante el curso del día”.
3. Hacer ejercicio durante el día nos ayudará a acumular la cuota de cansancio necesaria que nos ayudará a dormir mejor.
4. Evitar comidas fuertes y abundantes al final de la tarde.
5. Tener un colchón adecuado para nosotros, pues pasamos 8 horas diarias de nuestra vida ahí. También es importante recordar que la “cama es únicamente para tener vida íntima y para dormir, y no está hecha para ver televisión, leer o escribir”.
6. Eliminar todos los estímulos luminosos y ruido de la habitación, esto incluye mantener nuestro celular alejado de nosotros y desconectar todos los aparatos que no necesitemos “porque hacen un ruido permanente muy sutil, pero que incomoda el sueño. De hecho, el 40% del sueño no reparador tiene que ver por esta razón”.
7. Dormir en una posición adecuada, es decir, acostarnos de medio lado, de esta forma “tenemos la posibilidad de favorecer al sistema linfático, el cual nos ayuda a eliminar los residuos de toxinas”.
8. Dormir de 7 a 8 horas ininterrumpidas. En el caso de los adultos mayores varía entre 6 y 7 horas por noche.
Siguiendo estos consejos es muy probable que despertar no vuelva a ser un martirio para ti.
Via nuevamujer.com
¿Te has sentido sin fuerza y con mucho cansancio cuando te despiertas? Eso puede ser causado por una serie de malos hábitos que evitan que descansemos correctamente. De acuerdo con el doctor Santiago Rojas, asesor en descanso de Americana de Colchones, el sueño es una respuesta natural del organismo ante el cansancio y a la vez la fatiga nos indica que debemos de recuperarnos a través del sueño. “Debemos de recordar que dormir es tan importante como comer o respirar”, así que para despertarnos con energía todos los días debemos de descansar bien todas las noches.
¿Qué podemos hacer para dormir bien y despertar mejor? El doctor Santiago Rojas nos compartió ocho consejos que harán un cambio de 180 grados en nuestra vida.
1. Empezar la mañana con un proyecto. Esto ayudará a que nuestro cerebro pueda liberar durante el día serototina, una sustancia que regula el sueño y el estado de ánimo para que podamos llegar el final del día en una situación de reposo. “Hay que llevar al cuerpo a una fatiga natural desde el primer momento que nos despertamos para que el sueño llegue de forma natural por la noche”.
2. “La alimentación es esencial”, por eso debemos de preferir desayuno que contenga frutas y proteínas (huevo, queso, yogurt) y que no tenga exceso de carbohidratos simples como panes, cereales industrializados, bebidas azucaradas o azúcares refinados, “porque eso provocará una alteración en el metabolismo que nos generará ansiedad durante el curso del día”.
3. Hacer ejercicio durante el día nos ayudará a acumular la cuota de cansancio necesaria que nos ayudará a dormir mejor.
4. Evitar comidas fuertes y abundantes al final de la tarde.
5. Tener un colchón adecuado para nosotros, pues pasamos 8 horas diarias de nuestra vida ahí. También es importante recordar que la “cama es únicamente para tener vida íntima y para dormir, y no está hecha para ver televisión, leer o escribir”.
6. Eliminar todos los estímulos luminosos y ruido de la habitación, esto incluye mantener nuestro celular alejado de nosotros y desconectar todos los aparatos que no necesitemos “porque hacen un ruido permanente muy sutil, pero que incomoda el sueño. De hecho, el 40% del sueño no reparador tiene que ver por esta razón”.
7. Dormir en una posición adecuada, es decir, acostarnos de medio lado, de esta forma “tenemos la posibilidad de favorecer al sistema linfático, el cual nos ayuda a eliminar los residuos de toxinas”.
8. Dormir de 7 a 8 horas ininterrumpidas. En el caso de los adultos mayores varía entre 6 y 7 horas por noche.
Siguiendo estos consejos es muy probable que despertar no vuelva a ser un martirio para ti.
Via nuevamujer.com
Periodo de adaptación a un nuevo colchón
lunes, 16 de mayo de 2016
Cómo afecta a nuestro descanso cambiar de cama
Cambiar el colchón es una tarea que nos suele costar ya que dejamos de pensar en el colchón después de su compra. Los expertos en higiene del sueño recomiendan hacer el cambio cada 8 o 10 años ya que tras este tiempo el colchón pierde sus condiciones de higiene y confort, dejando de cumplir su misión principal: proporcionar un descanso saludable.
Cuando nos planteamos cambiar, ya llevaremos una media de 11 años durmiendo en el mismo colchón, eso significa que nos hemos ido habituando de manera muy progresiva a su “incomodidad” por eso a veces el paso de una cama vieja a una nueva genera sensaciones diferentes. Nuestro cuerpo se ha habituado a descansar en una superficie y cuando ponemos otra nueva y que proporciona el soporte adecuado para nuestra columna, nos puede costar conciliar un buen descanso algún tiempo.
Una de las grandes dudas es, estoy dispuesto a invertir en un producto de calidad, pero… ¿Y si compro uno que no me sirve? ¿Y si no me adapto a él? ¿Y si empiezo a dormir peor? Estos son los principales temores que surgen a la hora de tomar la decisión.
La clave es tener claro que ese colchón es el más adecuado para nosotros. Con esto tenemos asegurado el 99% de nuestra decisión, ¿por qué? Siempre decimos que no existe un colchón ideal, que cada persona tiene unas necesidades y que es vital dejarse asesorar por un especialista para que ellos sean los que nos den la seguridad.
Una vez que tenemos claro qué encaja mejor con nuestras necesidades, es una cuestión de probar.
Como hemos dicho, nuestro cuerpo se ha habituado a un colchón que ya no era válido, así que es normal notar sensaciones algo raras al principio, la mayor parte de la gente dormirá perfectamente otros experimentarán esta sensación los primeros días o semanas. A veces nos cuesta encontrar la comodidad idónea, por la mañana podemos sentirnos algo molestos, en concreto, la zona de las lumbares. Sin embargo, en caso de suceder, las molestias no tardarán en remitir y poco a poco tu cuerpo se acostumbrará al nuevo colchón. Sin embargo, si no es así, es posible que tu elección no haya sido la más adecuada, por eso como hemos mencionado anteriormente, es fundamental dejarse asesorar y estudiar todos los factores de tu descanso a la hora de elegir tu equipo de descanso.
La necesidad de un periodo de adaptabilidad
Es común ver en internet quejas de usuarios sobre colchones cuando apenas tiene unos días de uso. Es entonces cuando creen que la elección no ha sido la correcta y, sin embargo, es posible que no hayan dejado pasar un tiempo mínimo de uso y adaptabilidad al mismo. En otras ocasiones factores ajenos al colchón, como situaciones personales, dolores posturales puntuales…pueden llegar a confundir.
No existe un periodo de adaptación fijo, ya que para ello influyen muchos factores. En primer lugar debemos tener en cuenta el estado del equipo de descanso anterior. Es probable que nuestro cuerpo se hubiese acostumbrado a la curvatura de un colchón hundido, ahora tu espalda volverá a descansar en el lugar que le corresponde. También dependerá de los materiales, no es lo mismo cambiar de colchón de muelles a otro similar, que a uno de viscoelástica.
Por último, no olvidemos elegir un producto con garantía de calidad. Para ello presta mucha atención a la certificación de los materiales, el test de durabilidad, pero insistimos, todo esto vale de poco si el colchón no es el más adecuado para nosotros.
Fuente pikolin.com
Cambiar el colchón es una tarea que nos suele costar ya que dejamos de pensar en el colchón después de su compra. Los expertos en higiene del sueño recomiendan hacer el cambio cada 8 o 10 años ya que tras este tiempo el colchón pierde sus condiciones de higiene y confort, dejando de cumplir su misión principal: proporcionar un descanso saludable.
Cuando nos planteamos cambiar, ya llevaremos una media de 11 años durmiendo en el mismo colchón, eso significa que nos hemos ido habituando de manera muy progresiva a su “incomodidad” por eso a veces el paso de una cama vieja a una nueva genera sensaciones diferentes. Nuestro cuerpo se ha habituado a descansar en una superficie y cuando ponemos otra nueva y que proporciona el soporte adecuado para nuestra columna, nos puede costar conciliar un buen descanso algún tiempo.
Una de las grandes dudas es, estoy dispuesto a invertir en un producto de calidad, pero… ¿Y si compro uno que no me sirve? ¿Y si no me adapto a él? ¿Y si empiezo a dormir peor? Estos son los principales temores que surgen a la hora de tomar la decisión.
La clave es tener claro que ese colchón es el más adecuado para nosotros. Con esto tenemos asegurado el 99% de nuestra decisión, ¿por qué? Siempre decimos que no existe un colchón ideal, que cada persona tiene unas necesidades y que es vital dejarse asesorar por un especialista para que ellos sean los que nos den la seguridad.
Una vez que tenemos claro qué encaja mejor con nuestras necesidades, es una cuestión de probar.
Como hemos dicho, nuestro cuerpo se ha habituado a un colchón que ya no era válido, así que es normal notar sensaciones algo raras al principio, la mayor parte de la gente dormirá perfectamente otros experimentarán esta sensación los primeros días o semanas. A veces nos cuesta encontrar la comodidad idónea, por la mañana podemos sentirnos algo molestos, en concreto, la zona de las lumbares. Sin embargo, en caso de suceder, las molestias no tardarán en remitir y poco a poco tu cuerpo se acostumbrará al nuevo colchón. Sin embargo, si no es así, es posible que tu elección no haya sido la más adecuada, por eso como hemos mencionado anteriormente, es fundamental dejarse asesorar y estudiar todos los factores de tu descanso a la hora de elegir tu equipo de descanso.
La necesidad de un periodo de adaptabilidad
Es común ver en internet quejas de usuarios sobre colchones cuando apenas tiene unos días de uso. Es entonces cuando creen que la elección no ha sido la correcta y, sin embargo, es posible que no hayan dejado pasar un tiempo mínimo de uso y adaptabilidad al mismo. En otras ocasiones factores ajenos al colchón, como situaciones personales, dolores posturales puntuales…pueden llegar a confundir.
No existe un periodo de adaptación fijo, ya que para ello influyen muchos factores. En primer lugar debemos tener en cuenta el estado del equipo de descanso anterior. Es probable que nuestro cuerpo se hubiese acostumbrado a la curvatura de un colchón hundido, ahora tu espalda volverá a descansar en el lugar que le corresponde. También dependerá de los materiales, no es lo mismo cambiar de colchón de muelles a otro similar, que a uno de viscoelástica.
Por último, no olvidemos elegir un producto con garantía de calidad. Para ello presta mucha atención a la certificación de los materiales, el test de durabilidad, pero insistimos, todo esto vale de poco si el colchón no es el más adecuado para nosotros.
Fuente pikolin.com
Una app revela cómo dormimos
sábado, 14 de mayo de 2016
Una investigación de la Universidad de Michigan, en Estados Unidos, sobre los patrones del sueño a nivel mundial, ha analizado, con ayuda de una app, el papel que juegan la biología y diversos factores sociales en el desarrollo de determinados horarios de descanso.
En el estudio, los investigadores utilizaron una aplicación móvil gratuita llamada Entrain, que ayuda a los viajeros a disminuir el jet lag y a adaptarse a nuevas zonas horarias, para reunir los datos del sueño de miles de personas en cien países distintos. De esta manera, analizaron de qué forma la edad, el género, la cantidad de luz y el país de procedencia afectan a la cantidad de sueño de las personas y a sus horarios de descanso, determinando cuándo se van a dormir y cuándo se despiertan.
La investigación, llevada a cabo por Daniel Forger y Olivia Walch, ha mostrado unos resultados muy interesantes. Por ejemplo, se observó que conforme aumenta la edad, los hábitos de sueño se van igualando y, por ello, estos son más similares entre las personas mayores de 55 y más dispares entre los menores de 30 años.
En cuanto al género, se encontraron algunas diferencias destacables. Mientras que los hombres destinaban unas siete u ocho horas a dormir, las mujeres lo hacían un promedio de 30 minutos más, yéndose a la cama más temprano y despertándose más tarde que ellos. Y esto era significativo, en especial, en las mujeres con edades comprendidas entre los 30 y 60 años.
Respecto a la cantidad de luz, se observó que las personas que pasan algún tiempo bajo la luz del sol suelen ir a la cama más temprano y duermen más que aquellas que pasan la mayor parte de su tiempo bajo luz artificial.
Y, por último, los datos también revelaron variaciones geográficas entre los promedios nacionales de descanso. Según la información obtenida, la duración media de sueño oscila entre un mínimo de 7 horas y 24 minutos para los individuos procedentes de Singapur y Japón, y un máximo de 8 horas y 12 minutos para las personas de Países Bajos.
Además, la investigación encontró que la presión social o cultural y las responsabilidades matutinas, como el trabajo, los niños o el colegio, también influyen en los hábitos de sueño.
Los investigadores consideran que el sueño es mucho más importante de lo que la gente piensa. Por ello, y según distintos estudios, es necesario dormir entre 7 y 8 horas para poder llevar una vida más saludable y activa.
Via periodismoull.es
Las mujeres duermen mejor que los hombres, un estudio lo demuestra
Según el estudio las mujeres duermen mejor y más cantidad de horas en comparación con los hombres.
Para algunos se trataba de una creencia que tarde o temprano se demostraría, otros pensaban que se trataba más de una creencia que de una realidad, pero finalmente un estudio realizado a escala global ha demostrado esa teoría que dice que las mujeres duermen mejor que los hombres.
El estudio al que nos referimos ha sido publicado en la revista Science Advances, para llevarlo a cabo se han analizado los resultados obtenidos a través de una app móvil que ha monitorizado las características del sueño de cerca de 6.000 personas repartidas por todo el mundo.
¿A qué se debe que las mujeres duerman mejor?
Los responsables del estudio, investigadores de la Universidad de Michigan, han tratado de comprender como factores como la edad, el sexo, lugar de residencia y otros factores pueden influir a la hora de determinar cómo es nuestro descanso. Así pues, han conseguido alcanzar la conclusión de que una mujer duerme de media 30 minutos más que un hombre, gracias a que se acostaría más temprano y se levantaría de la cama con posterioridad.
Quizás una de las conclusiones más interesantes que presenta el estudio es que la edad es el factor más determinante para las hora de descanso de una persona, así que aprovechad mientras podáis, que luego el sueño va desapareciendo. También parece ser que, en un país, es más determinante para la media de descanso la hora de irse a la cama que la hora de despertarse.
Otra de las características que se están estudiando últimamente relacionadas con el sueño es la de los problemas de salud e incluso los problemas mentales. Entre las conclusiones de este estudio también se encuentra recogido que posiblemente la falta de sueño está ligada a problemas como la depresión, la ganancia de peso e incluso podría favorecer la aparición de cáncer.
La falta de sueño bien podría ser considerada como una de las consecuencias que nos ha traído esta sociedad moderna llena de prisas en la que vivimos. A veces el estrés diario nos complica el hecho de encontrar momentos de relax y reposo, pero a la vista de este estudio ya sabemos que hay que tratar de hacer un esfuerzo por dormir lo mejor posible, nuestra salud lo agradecerá.
Via gadgetos.com
Para algunos se trataba de una creencia que tarde o temprano se demostraría, otros pensaban que se trataba más de una creencia que de una realidad, pero finalmente un estudio realizado a escala global ha demostrado esa teoría que dice que las mujeres duermen mejor que los hombres.
El estudio al que nos referimos ha sido publicado en la revista Science Advances, para llevarlo a cabo se han analizado los resultados obtenidos a través de una app móvil que ha monitorizado las características del sueño de cerca de 6.000 personas repartidas por todo el mundo.
¿A qué se debe que las mujeres duerman mejor?
Los responsables del estudio, investigadores de la Universidad de Michigan, han tratado de comprender como factores como la edad, el sexo, lugar de residencia y otros factores pueden influir a la hora de determinar cómo es nuestro descanso. Así pues, han conseguido alcanzar la conclusión de que una mujer duerme de media 30 minutos más que un hombre, gracias a que se acostaría más temprano y se levantaría de la cama con posterioridad.
Quizás una de las conclusiones más interesantes que presenta el estudio es que la edad es el factor más determinante para las hora de descanso de una persona, así que aprovechad mientras podáis, que luego el sueño va desapareciendo. También parece ser que, en un país, es más determinante para la media de descanso la hora de irse a la cama que la hora de despertarse.
Otra de las características que se están estudiando últimamente relacionadas con el sueño es la de los problemas de salud e incluso los problemas mentales. Entre las conclusiones de este estudio también se encuentra recogido que posiblemente la falta de sueño está ligada a problemas como la depresión, la ganancia de peso e incluso podría favorecer la aparición de cáncer.
La falta de sueño bien podría ser considerada como una de las consecuencias que nos ha traído esta sociedad moderna llena de prisas en la que vivimos. A veces el estrés diario nos complica el hecho de encontrar momentos de relax y reposo, pero a la vista de este estudio ya sabemos que hay que tratar de hacer un esfuerzo por dormir lo mejor posible, nuestra salud lo agradecerá.
Via gadgetos.com
Dormir poco disminuye el colesterol bueno
viernes, 13 de mayo de 2016
Un grupo de investigadores de la Universidad de Helsinki, en Finlandia, descubrieron que las personas que duermen poco pueden tener un impacto negativo en los niveles de lipoproteínas de alta densidad (HDL), conocidas como colesterol bueno.
En un comunicado, los científicos explicaron que el colesterol HDL es responsable de eliminar las lipoproteínas de baja densidad (LDL), conocidas como colesterol malo de las arterias.
El colesterol LDL contribuye con la aterosclerosis, que es una acumulación de placa en las arterias que puede incrementar el riesgo de padecer un ataque cardiaco o apoplejía, por lo que es importante tener un sólido nivel de colesterol HDL para proteger la salud cardiaca.
El equipo de investigadores llevo a cabo diferentes análisis experimentales y epidemiológicos; para los primeros inscribieron a 21 participantes que tuvieron que dormir en un ambiente controlado por el laboratorio durante cinco noches.
La duración del sueño para 14 de estos participantes estaba restringida a cuatro horas por noche, mientras que los siete participantes restantes pudieron dormir lo suficiente cada noche.
Los investigadores explicaron que se tomaron muestras de sangre de todas las personas durante el periodo del estudio, las cuales analizó el equipo para observar la expresión genética y los niveles de lipoproteína.
En comparación con los participantes que durmieron lo suficiente , los investigadores hallaron que las personas que fueron privadas del sueño tuvieron una actividad reducida en los genes que son responsables de regular los niveles de colesterol.
En el análisis epidemiológico, los investigadores evaluaron los datos de dos mil 739 participantes de uno de dos estudios poblacionales finlandeses.
El primer estudio fue el de problemas alimenticios, de estilo de vida y genéticas de obesidad y síndrome metabólico (Dietary, Lifestyle and Genetic determinants of Obesity and Metabolic síndrome DILGOM), y el segundo Riesgo Cardiovascular en Jóvenes Fineses (Cardiovascular Risk in Young Finns Study) (YFS).
En el estudio DILGOM, los participantes completaron cuestionarios donde se les preguntó si dormían lo suficiente cada noche; mientras que en el estudio YFS, se indagó a las personas para saber cuántas horas dormían cada noche y cuántas horas necesitaban cada noche para sentirse bien descansados.
Al analizar las muestras de sangre de los participantes, los investigadores hallaron que las personas que no habían dormido lo suficiente tenían una expresión reducida de genes codificadores de lipoproteínas, en comparación con las personas que sí dormían lo suficiente.
Mientras que las personas que no durmieron lo suficiente tuvieron bajos niveles de HDL en circulación.
El equipo mencionó que los hallazgos de ambos análisis sugieren que tan sólo un periodo corto de privación del sueño puede tener un gran impacto en la salud.
Además de que la gente que no duerme lo suficiente puede correr un mayor riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular.
La coautora del estudio, Vilma Aho, resaltó que el estudio experimental probó que sólo una semana de sueño insuficiente comienza a cambiar la respuesta inmunológica y el metabolismo del cuerpo.
“Nuestro próximo objetivo es determinar qué tan pequeña puede ser la deficiencia de sueño para que siga provocando dichos cambios”, reveló.
Via tipsfemeninos.com
En un comunicado, los científicos explicaron que el colesterol HDL es responsable de eliminar las lipoproteínas de baja densidad (LDL), conocidas como colesterol malo de las arterias.
El colesterol LDL contribuye con la aterosclerosis, que es una acumulación de placa en las arterias que puede incrementar el riesgo de padecer un ataque cardiaco o apoplejía, por lo que es importante tener un sólido nivel de colesterol HDL para proteger la salud cardiaca.
El equipo de investigadores llevo a cabo diferentes análisis experimentales y epidemiológicos; para los primeros inscribieron a 21 participantes que tuvieron que dormir en un ambiente controlado por el laboratorio durante cinco noches.
La duración del sueño para 14 de estos participantes estaba restringida a cuatro horas por noche, mientras que los siete participantes restantes pudieron dormir lo suficiente cada noche.
Los investigadores explicaron que se tomaron muestras de sangre de todas las personas durante el periodo del estudio, las cuales analizó el equipo para observar la expresión genética y los niveles de lipoproteína.
En comparación con los participantes que durmieron lo suficiente , los investigadores hallaron que las personas que fueron privadas del sueño tuvieron una actividad reducida en los genes que son responsables de regular los niveles de colesterol.
En el análisis epidemiológico, los investigadores evaluaron los datos de dos mil 739 participantes de uno de dos estudios poblacionales finlandeses.
El primer estudio fue el de problemas alimenticios, de estilo de vida y genéticas de obesidad y síndrome metabólico (Dietary, Lifestyle and Genetic determinants of Obesity and Metabolic síndrome DILGOM), y el segundo Riesgo Cardiovascular en Jóvenes Fineses (Cardiovascular Risk in Young Finns Study) (YFS).
En el estudio DILGOM, los participantes completaron cuestionarios donde se les preguntó si dormían lo suficiente cada noche; mientras que en el estudio YFS, se indagó a las personas para saber cuántas horas dormían cada noche y cuántas horas necesitaban cada noche para sentirse bien descansados.
Al analizar las muestras de sangre de los participantes, los investigadores hallaron que las personas que no habían dormido lo suficiente tenían una expresión reducida de genes codificadores de lipoproteínas, en comparación con las personas que sí dormían lo suficiente.
Mientras que las personas que no durmieron lo suficiente tuvieron bajos niveles de HDL en circulación.
El equipo mencionó que los hallazgos de ambos análisis sugieren que tan sólo un periodo corto de privación del sueño puede tener un gran impacto en la salud.
Además de que la gente que no duerme lo suficiente puede correr un mayor riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular.
La coautora del estudio, Vilma Aho, resaltó que el estudio experimental probó que sólo una semana de sueño insuficiente comienza a cambiar la respuesta inmunológica y el metabolismo del cuerpo.
“Nuestro próximo objetivo es determinar qué tan pequeña puede ser la deficiencia de sueño para que siga provocando dichos cambios”, reveló.
Via tipsfemeninos.com
Dormir con dispositivos electrónicos: ¿Cómo influye la tecnología en el sueño?
jueves, 12 de mayo de 2016
Dormir correctamente es imprescindible para el desempeño diario de las personas. Sin embargo, parece que la creciente dependencia tecnológica influye negativamente en nuestro descanso.
El sueño es necesario para recuperar las energías utilizadas durante el día. Los expertos recomiendan a los adultos dormir entre siete y ocho horas al día, mientras que los recién nacidos deben hacerlo entre 16 y 18 horas.
El uso nocturno de celulares, tablets, notebooks, libros electrónicos con luz propia, televisión o videojuegos favorece el insomnio y modifica los ciclos de sueño, lo que luego se ve reflejado en nuestro rendimiento diario. Además, la falta de sueño puede causar obesidad, trastornos metabólicos y hasta diabetes. En el caso de los niños, también fomenta la hiperactividad y disminuye la capacidad de concentración.
Según una encuesta realizada por la National Sleep Foundation, el 63% de los participantes reconoce que no duerme lo suficiente, mientras que el 95% utiliza algún dispositivo electrónico antes de acostarse. A su vez, un estudio de la Universidad de Chicago halló que el 83% de los adolescentes estadounidenses duerme con el teléfono en la cama.
¿Cuál es la razón de la alteración en el sueño?
Los dispositivos electrónicos con pantallas son perjudiciales para dormir por su iluminación, que inhibe la secreción de melatonina. Esta hormona es la encargada de regular los ritmos circadianos y es la que incita al sueño.
La exposición a la luz artificial condiciona que nuestro cuerpo esté en estado de alerta y el ritmo cardíaco cambie, ambos elementos que fomentan el insomnio y el sueño ligero. A esto se le suma que el espectro de luz azul que emiten las pantallas tiene efectos negativos en nuestro cerebro.
Soluciones al problema
Lo ideal para dormir mejor es modificar los hábitos intrínsecos a los aparatos tecnológicos. No utilizar el celular, la tablet o la notebook una media hora antes de acostarse te ayudará a conciliar el sueño más rápidamente.
Si te cuesta mucho acostarte sin hacer nada antes, puedes reemplazar la tecnología por la lectura de un libro, por ejemplo, o escribir un diario y escuchar música relajante. Estas técnicas siempre contribuyen a aumentar el sueño.
Via lr21.com.uy
El sueño es necesario para recuperar las energías utilizadas durante el día. Los expertos recomiendan a los adultos dormir entre siete y ocho horas al día, mientras que los recién nacidos deben hacerlo entre 16 y 18 horas.
El uso nocturno de celulares, tablets, notebooks, libros electrónicos con luz propia, televisión o videojuegos favorece el insomnio y modifica los ciclos de sueño, lo que luego se ve reflejado en nuestro rendimiento diario. Además, la falta de sueño puede causar obesidad, trastornos metabólicos y hasta diabetes. En el caso de los niños, también fomenta la hiperactividad y disminuye la capacidad de concentración.
Según una encuesta realizada por la National Sleep Foundation, el 63% de los participantes reconoce que no duerme lo suficiente, mientras que el 95% utiliza algún dispositivo electrónico antes de acostarse. A su vez, un estudio de la Universidad de Chicago halló que el 83% de los adolescentes estadounidenses duerme con el teléfono en la cama.
¿Cuál es la razón de la alteración en el sueño?
Los dispositivos electrónicos con pantallas son perjudiciales para dormir por su iluminación, que inhibe la secreción de melatonina. Esta hormona es la encargada de regular los ritmos circadianos y es la que incita al sueño.
La exposición a la luz artificial condiciona que nuestro cuerpo esté en estado de alerta y el ritmo cardíaco cambie, ambos elementos que fomentan el insomnio y el sueño ligero. A esto se le suma que el espectro de luz azul que emiten las pantallas tiene efectos negativos en nuestro cerebro.
Soluciones al problema
Lo ideal para dormir mejor es modificar los hábitos intrínsecos a los aparatos tecnológicos. No utilizar el celular, la tablet o la notebook una media hora antes de acostarse te ayudará a conciliar el sueño más rápidamente.
Si te cuesta mucho acostarte sin hacer nada antes, puedes reemplazar la tecnología por la lectura de un libro, por ejemplo, o escribir un diario y escuchar música relajante. Estas técnicas siempre contribuyen a aumentar el sueño.
Via lr21.com.uy
La falta de sueño provoca apetito
martes, 10 de mayo de 2016
¿Quién no se ha levantado una noche y ha abierto la nevera por ver de calmar un antojo, un hambre repentino? Claro que no es raro; y ahora un pequeño estudio lo formaliza: La falta de sueño provoca ganas de comer.
No dormir parece fomentar los niveles de una sustancia que hace más placentero comer, señalaron los investigadores, de la Universidad de Chicago.
"La restricción del sueño aumenta una señal que incrementaría el aspecto hedonista de comer, el placer y la satisfacción que se derivan de hacerlo", comentó en un comunicado de prensa de la universidad la Dra. Erin Hanlon, del departamento de endocrinología, diabetes y metabolismo.
No es nuevo, vincular la falta de sueño con comer de más y, además, comer peor -y con el subsiguiente aumento de peso; pero la conexión nunca ha estado clara.
Este pequeño estudio encontró que la falta de sueño aumenta los niveles en sangre de una sustancia llamada endocannabinoide 2-araquidonilglicerol (2-AG). Aumenta el placer de comer, en particular refrigerios dulces, salados y grasos, según las notas del estudio.
Similar a la marihuana
Para el estudio, se monitorizó a 14 voluntarios jóvenes y sanos. Los investigadores efectuaron el preceptivo seguimiento a su hambre y sus hábitos de alimentación en dos periodos: cuatro días en que los participantes durmieron 7 horas y media (por noche), y cuatro días en que solo durmieron un promedio de 4,2 horas.
Cuando se vieron privados del sueño, los niveles de 2-AG en sangre subieron y se mantuvieron elevados durante toda la noche. Cuando tuvieron acceso a los refrigerios, no pudieron resistirse a galletas, dulces y chuches, aunque apenas dos horas antes habían comido el equivalente al 90 por ciento de sus necesidades calóricas diarias. También consumieron el doble de grasa que cuando habían dormido bien de noche, dijeron los investigadores.
Su apetito por snacks y otras chuches poco sanas fue más potente a finales de la tarde y principios de la noche, las horas del día en que consumir ese tipo de comida se ha vinculado con el aumento de peso.
"La restricción del sueño parece aumentar al sistema endocannabinoide, el mismo sistema al que se dirige el ingrediente activo de la marihuana, lo que aumenta el ansia de comer", apuntó Hanlon.
Los hallazgos avalan investigaciones anteriores y se aplican a las "condiciones de la vida normal", añadió.
Via netdoctor.elespanol.com
No dormir parece fomentar los niveles de una sustancia que hace más placentero comer, señalaron los investigadores, de la Universidad de Chicago.
"La restricción del sueño aumenta una señal que incrementaría el aspecto hedonista de comer, el placer y la satisfacción que se derivan de hacerlo", comentó en un comunicado de prensa de la universidad la Dra. Erin Hanlon, del departamento de endocrinología, diabetes y metabolismo.
No es nuevo, vincular la falta de sueño con comer de más y, además, comer peor -y con el subsiguiente aumento de peso; pero la conexión nunca ha estado clara.
Este pequeño estudio encontró que la falta de sueño aumenta los niveles en sangre de una sustancia llamada endocannabinoide 2-araquidonilglicerol (2-AG). Aumenta el placer de comer, en particular refrigerios dulces, salados y grasos, según las notas del estudio.
Similar a la marihuana
Para el estudio, se monitorizó a 14 voluntarios jóvenes y sanos. Los investigadores efectuaron el preceptivo seguimiento a su hambre y sus hábitos de alimentación en dos periodos: cuatro días en que los participantes durmieron 7 horas y media (por noche), y cuatro días en que solo durmieron un promedio de 4,2 horas.
Cuando se vieron privados del sueño, los niveles de 2-AG en sangre subieron y se mantuvieron elevados durante toda la noche. Cuando tuvieron acceso a los refrigerios, no pudieron resistirse a galletas, dulces y chuches, aunque apenas dos horas antes habían comido el equivalente al 90 por ciento de sus necesidades calóricas diarias. También consumieron el doble de grasa que cuando habían dormido bien de noche, dijeron los investigadores.
Su apetito por snacks y otras chuches poco sanas fue más potente a finales de la tarde y principios de la noche, las horas del día en que consumir ese tipo de comida se ha vinculado con el aumento de peso.
"La restricción del sueño parece aumentar al sistema endocannabinoide, el mismo sistema al que se dirige el ingrediente activo de la marihuana, lo que aumenta el ansia de comer", apuntó Hanlon.
Los hallazgos avalan investigaciones anteriores y se aplican a las "condiciones de la vida normal", añadió.
Via netdoctor.elespanol.com
12 Tips para dormir profundamente
lunes, 9 de mayo de 2016
Te compartimos los secretos para descansar totalmente y sentirte como nueva cada día
Sabemos que necesitas tu beauty sleep, pero si eres como la cuarta parte de los adultos que luchan todos los días para poder dormir lo suficiente, sabes que esto no va a pasar fácilmente.
Del 6 al 10% de los adultos podrían ser diagnosticados con insomnio. La falta de sueño crónica puede llevar a errores en el trabajo, problemas de humor y hasta enfermedades crónicas.
Por eso aquí te dejamos 12 secretos altamente efectivos para tener noches de descanso completas y regresar al juego como nueva.
1. Apaga TODO.
Apártate de todos los aparatos, eso incluye smartphones, laptops, tabletas y televisiones. Una hora antes de que planees dormir, desconéctate del mundo de la electricidad.
Las pantallas emiten luz azul que hacen que tu cuerpo y cerebro se mantengan más alerta en lugar de empezar a prepararse para descansar.
2. Ten un ritual.
Tener una rutina antes de irte a la cama puede ayudar a que te duermas. No sólo ayuda a tranquilizar tu sistema nervioso de todo el estrés del día, le enseña a tu cerebro a asociar las actividades con sentir sueño.
Puede ser un baño caliente, un poco de yoga, leer un libro o escuchar música calmada.
3. Esconde el reloj.
Quita de tu vista todos los recordatorios del tiempo que te queda para dormir. Ver el reloj aumenta la ansiedad y te hará empezar a contar el tiempo que tienes para descansar.
Tu cuerpo empieza a sentir el estrés y eso hará difícil que te quedes dormida.
4. Usa lavanda.
No importa en qué forma sea, aceites, velas, sprays o lociones. La lavanda ayuda a que las personas descansen mejor y por más tiempo.
5. Respira.
Junto con la visualización, las técnicas de respiración ayudan a inducir al cuerpo a un estado de relajación. Aunque sea enfocarte en tu respiración puede ayudarte.
6. Enfríate.
Un cuarto demasiado caliente puede dificultar mucho que te quedes dormir ya que tu cuerpo estará con una temperatura muy alta para relajarse.
Es recomendado enfriar la temperatura de nuestra recámara a entre 19 y 23 grados centígrados.
7. Oscurece tu recámara.
Cubrir o eliminar cualquier fuente de luz (lamparas de la calle o aparatos que tengas luces parpadeantes) puede ayudar a tu descanso. Considera instalar persianas blackout, comprar una máscara para los ojos o poner un pedazo de tela sobre tus ojos.
Recuerda que la luz mantiene al cuerpo alerta, así que entre menos te expongas a ella será mucho mejor para tus noches.
8. Cuando te despiertes exponte a la luz.
Salir y ver la luz del día en las primeras dos horas después de levantarte ayuda a configurar tu reloj cardiaco para que se acostumbre a sentir sueño una vez que se haya acabado el día.
Mantente cerca de una ventana si no puedes dejar tu casa o tu oficina, hasta la luz indirecta del sol cuenta.
9. Toma siestas de máximo 30 minutos.
Si en verdad estás agotada por una noche de desvelo, intenta no tomar siestas de más de media hora.
Una siesta muy larga podría causarte otra noche de mal sueño ya que tu ritmo cardíaco se desconfigura.
10. Haz ejercicio regularmente.
Tú probablemente ya sabías esto, pero si necesitas más motivación para mantenerte activa al menos tres días a la semana, ten en mente que la actividad física ayuda a que duermas mejor.
11. No bebas alcohol para que te de sueño.
Un vaso o dos de vino, cerveza o de tu bebida favorita no es el final del mundo.
El consumo regular de alcohol para dormir solo sirve para empeorar el insomnio.
12. Deja de tomar café temprano.
Tomar café después de las 2 pm es buscarse problemas a la hora de dormir.
Intenta sustituir ese café después de la comida por otra bebida y verás que no es tan necesario porque la cafeína en tu cuerpo hará que tengas una noche mucho más cómoda.
Via cosmoenespanol.com
Sabemos que necesitas tu beauty sleep, pero si eres como la cuarta parte de los adultos que luchan todos los días para poder dormir lo suficiente, sabes que esto no va a pasar fácilmente.
Del 6 al 10% de los adultos podrían ser diagnosticados con insomnio. La falta de sueño crónica puede llevar a errores en el trabajo, problemas de humor y hasta enfermedades crónicas.
Por eso aquí te dejamos 12 secretos altamente efectivos para tener noches de descanso completas y regresar al juego como nueva.
1. Apaga TODO.
Apártate de todos los aparatos, eso incluye smartphones, laptops, tabletas y televisiones. Una hora antes de que planees dormir, desconéctate del mundo de la electricidad.
Las pantallas emiten luz azul que hacen que tu cuerpo y cerebro se mantengan más alerta en lugar de empezar a prepararse para descansar.
2. Ten un ritual.
Tener una rutina antes de irte a la cama puede ayudar a que te duermas. No sólo ayuda a tranquilizar tu sistema nervioso de todo el estrés del día, le enseña a tu cerebro a asociar las actividades con sentir sueño.
Puede ser un baño caliente, un poco de yoga, leer un libro o escuchar música calmada.
3. Esconde el reloj.
Quita de tu vista todos los recordatorios del tiempo que te queda para dormir. Ver el reloj aumenta la ansiedad y te hará empezar a contar el tiempo que tienes para descansar.
Tu cuerpo empieza a sentir el estrés y eso hará difícil que te quedes dormida.
4. Usa lavanda.
No importa en qué forma sea, aceites, velas, sprays o lociones. La lavanda ayuda a que las personas descansen mejor y por más tiempo.
5. Respira.
Junto con la visualización, las técnicas de respiración ayudan a inducir al cuerpo a un estado de relajación. Aunque sea enfocarte en tu respiración puede ayudarte.
6. Enfríate.
Un cuarto demasiado caliente puede dificultar mucho que te quedes dormir ya que tu cuerpo estará con una temperatura muy alta para relajarse.
Es recomendado enfriar la temperatura de nuestra recámara a entre 19 y 23 grados centígrados.
7. Oscurece tu recámara.
Cubrir o eliminar cualquier fuente de luz (lamparas de la calle o aparatos que tengas luces parpadeantes) puede ayudar a tu descanso. Considera instalar persianas blackout, comprar una máscara para los ojos o poner un pedazo de tela sobre tus ojos.
Recuerda que la luz mantiene al cuerpo alerta, así que entre menos te expongas a ella será mucho mejor para tus noches.
8. Cuando te despiertes exponte a la luz.
Salir y ver la luz del día en las primeras dos horas después de levantarte ayuda a configurar tu reloj cardiaco para que se acostumbre a sentir sueño una vez que se haya acabado el día.
Mantente cerca de una ventana si no puedes dejar tu casa o tu oficina, hasta la luz indirecta del sol cuenta.
9. Toma siestas de máximo 30 minutos.
Si en verdad estás agotada por una noche de desvelo, intenta no tomar siestas de más de media hora.
Una siesta muy larga podría causarte otra noche de mal sueño ya que tu ritmo cardíaco se desconfigura.
10. Haz ejercicio regularmente.
Tú probablemente ya sabías esto, pero si necesitas más motivación para mantenerte activa al menos tres días a la semana, ten en mente que la actividad física ayuda a que duermas mejor.
11. No bebas alcohol para que te de sueño.
Un vaso o dos de vino, cerveza o de tu bebida favorita no es el final del mundo.
El consumo regular de alcohol para dormir solo sirve para empeorar el insomnio.
12. Deja de tomar café temprano.
Tomar café después de las 2 pm es buscarse problemas a la hora de dormir.
Intenta sustituir ese café después de la comida por otra bebida y verás que no es tan necesario porque la cafeína en tu cuerpo hará que tengas una noche mucho más cómoda.
Via cosmoenespanol.com
Consejos para el mantenimiento y limpieza
jueves, 5 de mayo de 2016
¡Cómo nos gusta nuestra almohada! Tan blandita, tan cómoda, aquella con la que compartimos nuestras dudas y pensamientos más íntimos cada noche antes de rendirnos a los brazos de Morfeo, pero… ¿Estamos prestándole la correcta atención?
Un buen descanso
De plumas, visco, látex, blanda, firme… Una vez que has conseguido la almohada más apropiada a tus necesidades y forma de dormir, es importante llevar a cabo un correcto mantenimiento de la misma, y es que sólo así lograremos alargar su vida útil y mantener en un estado óptimo sus propiedades.
El mantenimiento de la almohada paso a paso
El primer paso que debemos dar una vez compremos nuestra nueva almohada es cubrirla con una funda de algodón, esto hará que esté más protegida de las manchas y podamos lavarla más habitualmente. Hay fundas que son antiácaros, esta protección extra nos beneficiará si somos alérgicos.
Otro paso sencillo es sacudirlas enérgicamente cada día, de este modo evitaremos la acumulación de polvo. En este sentido, también es recomendable pasarle un aspirador de mano con filtro HEPA cuando cambies su funda. Airearlas bien todos los días también es un buen hábito.
Si tu almohada es de plumas o de fibras, sacudirla cada noche te ayudará a devolver su forma, ganar volumen y mejorar tu descanso.
Por último, además de lavar la funda de la almohada cada semana junto al resto de las sábanas, es necesario lavar la almohada al menos dos veces al año. Ten muy en cuenta su composición antes de hacerlo, porque es muy probable que puedas hacerlo en tu lavadora.
Cómo lavar la almohada en la lavadora
Antes de comenzar, observa con detenimiento la etiqueta de la almohada para ver las instrucciones de lavado y confirmar que hacerlo es posible.
Como truco, te contamos que si es de plumas deberás utilizar el programa para lana, con detergente y suavizante. También podrás utilizar la secadora si la tienes. Sin embargo, si sus materiales de composición son sintéticos, sólo podrás lavarlas con un programa especial para estos tejidos, con agua templada y secándolas al sol sin estrujarlas para quitar el exceso de agua.
Aquí te dejamos algunos trucos para que el resultado sea perfecto:
Detergente: es recomendable utilizar un jabón líquido y no en polvo. De esta manera, evitamos dejar residuos en el interior.
La lavadora: mete algunas prendas pequeñas junto a las almohadas, así evitaremos posibles daños.
Enjuague: programa dos veces seguidas el ciclo de enjuagado. Solo de este modo te asegurarás eliminar todos los restos de jabón.
Secado: es fundamental que las seques por completo, eliminando toda la humedad. De lo contrario podrían generarse hongos. La ventilación al aire es la mejor manera de secar.
Seguir estos consejos y las instrucciones del fabricante, son aspectos fundamentales para mantener tu almohada siempre como nueva. Sin embargo, debemos tener en cuenta que el uso diario de estas hará que vayan perdiendo sus propiedades y firmeza progresivamente. Es por esto que recomendamos cambiarlas cada 1 o 2 años.
En Pikolin trabajamos cada día para asegurar la salud de tu descanso y creemos que tan importante es tener un buen colchón como una almohada en perfectas condiciones. Solamente de esta manera aseguraremos tener cada noche un sueño profundo y reparado.
Via pikolin.com/es
Un buen descanso
De plumas, visco, látex, blanda, firme… Una vez que has conseguido la almohada más apropiada a tus necesidades y forma de dormir, es importante llevar a cabo un correcto mantenimiento de la misma, y es que sólo así lograremos alargar su vida útil y mantener en un estado óptimo sus propiedades.
El mantenimiento de la almohada paso a paso
El primer paso que debemos dar una vez compremos nuestra nueva almohada es cubrirla con una funda de algodón, esto hará que esté más protegida de las manchas y podamos lavarla más habitualmente. Hay fundas que son antiácaros, esta protección extra nos beneficiará si somos alérgicos.
Otro paso sencillo es sacudirlas enérgicamente cada día, de este modo evitaremos la acumulación de polvo. En este sentido, también es recomendable pasarle un aspirador de mano con filtro HEPA cuando cambies su funda. Airearlas bien todos los días también es un buen hábito.
Si tu almohada es de plumas o de fibras, sacudirla cada noche te ayudará a devolver su forma, ganar volumen y mejorar tu descanso.
Por último, además de lavar la funda de la almohada cada semana junto al resto de las sábanas, es necesario lavar la almohada al menos dos veces al año. Ten muy en cuenta su composición antes de hacerlo, porque es muy probable que puedas hacerlo en tu lavadora.
Cómo lavar la almohada en la lavadora
Antes de comenzar, observa con detenimiento la etiqueta de la almohada para ver las instrucciones de lavado y confirmar que hacerlo es posible.
Como truco, te contamos que si es de plumas deberás utilizar el programa para lana, con detergente y suavizante. También podrás utilizar la secadora si la tienes. Sin embargo, si sus materiales de composición son sintéticos, sólo podrás lavarlas con un programa especial para estos tejidos, con agua templada y secándolas al sol sin estrujarlas para quitar el exceso de agua.
Aquí te dejamos algunos trucos para que el resultado sea perfecto:
Detergente: es recomendable utilizar un jabón líquido y no en polvo. De esta manera, evitamos dejar residuos en el interior.
La lavadora: mete algunas prendas pequeñas junto a las almohadas, así evitaremos posibles daños.
Enjuague: programa dos veces seguidas el ciclo de enjuagado. Solo de este modo te asegurarás eliminar todos los restos de jabón.
Secado: es fundamental que las seques por completo, eliminando toda la humedad. De lo contrario podrían generarse hongos. La ventilación al aire es la mejor manera de secar.
Seguir estos consejos y las instrucciones del fabricante, son aspectos fundamentales para mantener tu almohada siempre como nueva. Sin embargo, debemos tener en cuenta que el uso diario de estas hará que vayan perdiendo sus propiedades y firmeza progresivamente. Es por esto que recomendamos cambiarlas cada 1 o 2 años.
En Pikolin trabajamos cada día para asegurar la salud de tu descanso y creemos que tan importante es tener un buen colchón como una almohada en perfectas condiciones. Solamente de esta manera aseguraremos tener cada noche un sueño profundo y reparado.
Via pikolin.com/es
Las principales causas del insomnio en adultos
lunes, 2 de mayo de 2016
A todos nos ha costado conciliar el sueño alguna noche, y bien que lo hemos notado al día siguiente. ¿Te imaginas lo que significa dormir mal casi todos los días? Las personas con insomnio lo saben bien, por eso hoy queremos alertarte sobre las principales causas del insomnio en adultos.
Principales causas del insomnio en adultos
El insomnio es un trastorno del sueño que hace que sea difícil conciliar el sueño y dormir el tiempo suficiente para sentirse descansado a la mañana siguiente. Según la frecuencia con la que se produce el insomnio podemos hablar de insomnio agudo (dura desde una noche a un par de semanas) o insomnio crónico (se diagnostica cuando se sufren al menos tres noches de insomnio a la semana durante mínimo un mes).
En insomnio agudo puede desaparecer a menudo sin ningún tratamiento, y es muy común, al contrario que el insomnio crónico. Las causas en ambos casos pueden ser diferentes:
Causas del insomnio
Problemas psicológicos y angustia emocional
Ansiedad y depresión son una de las principales causas patológicas del insomnio. Las personas deprimidas a menudo están en uno de los dos lados de la balanza: o duermen mucho o apenas concilian el sueño. Por otro lado, trastornos de ansiedad, como el trastorno de estrés post-traumático, pueden causar insomnio.
Dolor o malestar
Si tu cama no es cómoda, inevitablemente tendrás problemas para dormir. Si sufres dolores crónicos de cualquier tipo, como dolor de espalda, también puedes sufrir de insomnio.
Estrés
El estrés nos mantiene despiertos contra nuestra voluntad. Puede ser un estrés pasajero, como el nerviosismo ante el examen de mañana o una discusión con la pareja. O puede ser una forma de estrés más severa.
Enfermedades y medicamentos
Muchas enfermedades provocan dificultades para dormir. Piensa en un simple resfriado, que te mantiene con la nariz taponada toda la noche o una alergia que te hace estornudar cada dos minutos. Por otra parte, también ciertos medicamentos pueden interrumpir el sueño y causar insomnio.
Factores ambientales
El entorno en el duermes podría ser demasiado ruidoso o no suficientemente oscuro. Esto puede ralentizar el proceso de quedarse dormido, lo que puede causar insomnio. Además, también puede causar problemas que la habitación esté demasiado fría o demasiado caliente. ¿Quién puede dormir en el verano y no estar sudando cuando hay 30 grados?
Alteraciones en horario regular de sueño
El famoso jetlag es una de las causas de insomnio agudo más reconocidas. También pueden sufrir insomnio quienes trabajan en distintos turnos a lo largo del día.
Conociendo las causas del insomnio en adultos será más fácil atajarlo y disfrutar de un placentero sueño.
Via elblogdelasalud.es
Principales causas del insomnio en adultos
El insomnio es un trastorno del sueño que hace que sea difícil conciliar el sueño y dormir el tiempo suficiente para sentirse descansado a la mañana siguiente. Según la frecuencia con la que se produce el insomnio podemos hablar de insomnio agudo (dura desde una noche a un par de semanas) o insomnio crónico (se diagnostica cuando se sufren al menos tres noches de insomnio a la semana durante mínimo un mes).
En insomnio agudo puede desaparecer a menudo sin ningún tratamiento, y es muy común, al contrario que el insomnio crónico. Las causas en ambos casos pueden ser diferentes:
Causas del insomnio
Problemas psicológicos y angustia emocional
Ansiedad y depresión son una de las principales causas patológicas del insomnio. Las personas deprimidas a menudo están en uno de los dos lados de la balanza: o duermen mucho o apenas concilian el sueño. Por otro lado, trastornos de ansiedad, como el trastorno de estrés post-traumático, pueden causar insomnio.
Dolor o malestar
Si tu cama no es cómoda, inevitablemente tendrás problemas para dormir. Si sufres dolores crónicos de cualquier tipo, como dolor de espalda, también puedes sufrir de insomnio.
Estrés
El estrés nos mantiene despiertos contra nuestra voluntad. Puede ser un estrés pasajero, como el nerviosismo ante el examen de mañana o una discusión con la pareja. O puede ser una forma de estrés más severa.
Enfermedades y medicamentos
Muchas enfermedades provocan dificultades para dormir. Piensa en un simple resfriado, que te mantiene con la nariz taponada toda la noche o una alergia que te hace estornudar cada dos minutos. Por otra parte, también ciertos medicamentos pueden interrumpir el sueño y causar insomnio.
Factores ambientales
El entorno en el duermes podría ser demasiado ruidoso o no suficientemente oscuro. Esto puede ralentizar el proceso de quedarse dormido, lo que puede causar insomnio. Además, también puede causar problemas que la habitación esté demasiado fría o demasiado caliente. ¿Quién puede dormir en el verano y no estar sudando cuando hay 30 grados?
Alteraciones en horario regular de sueño
El famoso jetlag es una de las causas de insomnio agudo más reconocidas. También pueden sufrir insomnio quienes trabajan en distintos turnos a lo largo del día.
Conociendo las causas del insomnio en adultos será más fácil atajarlo y disfrutar de un placentero sueño.
Via elblogdelasalud.es
Esto es lo que le haces a tu cerebro cuando duermes fuera de casa
Una mala noticia para aquellos que viajan diariamente por trabajo
He dormido genial, gracias por prestarme tu sofá". La próxima vez que oigas estas palabras ya estarás avisado de que son falsas. Ningún amigo o familiar duerme bien en tu sofá. Tampoco en una habitación de invitados. Ni tan siquiera lo haría si le buscas el mejor colchón de látex del mercado. Pero no te lo tomes como algo personal, dormir sin descansar profundamente en un nuevo entorno es tan común que los neurocientíficos tienen un nombre para esto: efecto de la primera noche (FNE, por sus siglas en inglés).
Según explica una nueva investigación publicada en la revista Current Biology, el EFN es, básicamente, el equivalente neurológico de dormir con un ojo abierto. Los que quiere decir que solo la mitad de nuestro cerebro descansa realmente. Esto podría no resultar muy preocupante en caso de que seas una persona muy casera o que solo se aloja en hoteles por vacaciones y en fiestas de guardar. Pero puede llegar a suponer un problema para aquellos que se pasan la semana durmiendo en frías habitaciones de hotel, lejos del calor de su funda nórdica y su almohada de plumas.
Para llegar a estas conclusiones, los investigadores observaron detalladamente el sueño de un grupo de voluntarios. Midieron su actividad cerebral durante la etapa NREM3 (sueño de onda lenta), que para que nos entendamos es la última etapa de nuestro descanso nocturno. Es el momento en el que nuestro cuerpo está profundamente dormido y es muy difícil que alguien pueda despertarnos. Por desgracia, si el intruso con complejo de despertador consigue su propósito, te levantarás débil, cansado y completamente desorientado.
Además de ser la fase de descanso más profunda, es el momento en el que se cargan más eficientemente nuestras pilas, ya que en esta etapa el sueño es de mejor calidad y más reparador. De ahí el interés de los investigadores de analizarla detalladamente. En el primer experimento, encontraron que los voluntarios mostraron un aumento notable de la actividad en el hemisferio izquierdo de su cerebro que en su homólogo derecho en la primera noche de sueño. Esto indica que dicho hemisferio izquierdo se mantuvo alerta ante el desconocido entorno donde se encontraba. En cambio, cuando el equipo de voluntarios durmió en el mismo lugar una segunda noche, la asimetría entre ambos hemisferios desapareció y ambos volvieron a descansar profundamente.
No somos los únicos que poseemos está peculiaridad. Algunas aves y mamíferos acuáticos, como los delfines o los leones marinos, duermen de esta forma todo el tiempo. Ellos tienen una razón de peso. En el caso de los delfines se debe a que están obligados a salir a la superficie a respirar. En aves y otros animales la razón es la necesidad de mantenerse alerta ante las posibles amenazas que puedan sufrir mientras duermen, como tener la mala suerte de que un depredador te elija de desayuno.
Con esto en mente, los investigadores decidieron averiguar si este patrón asimétrico de sueño que mostraban los voluntarios cumplía las mismas funciones que en el reino animal. Para ello se armaron de grifos, campanas y otros sonidos que pudieran perturbar el sueño de los sleepers. Tenían un objetivo en mente: descubrir si el descanso de poca calidad que experimentamos a consecuencia del efecto de la primera noche nos permitía ser más reactivos a los estímulos externos.
Para asegurarse que registraban correctamente cuando se despertaban a consecuencia de uno de sus molestos 'ruiditos', los investigadores pidieron a los voluntarios que lo indicaran con sus dedos cuando esto ocurriera. Al cabo de dos noches, se percataron de que el tiempo de reacción al sonido de un grifo había significativamente más rápido el primer día que el segundo. Esto indica que nuestro cerebro no solo es más receptivo a consecuencia de la FNE, sino que también tiene la capacidad de lograr despertarse mucho más rápido que en otras circunstancias.
Los investigadores no tienen del todo claro por qué la FNE activa el hemisferio izquierdo del cerebro para mantenerse alerta y no el derecho. Su teoría es que pueda deberse a que se conectan de forma diferente. Las conexiones neurales entre la parte donde se produce el sueño profundo y el resto del cerebro son más fuertes en el hemisferio izquierdo. Como resultado de esto, es más que probable que la vigilia en el hemisferio izquierdo sea de mayor utilidad. Dado que las conexiones son más fuertes, provocarán respuestas más rápidas a estímulos que sean percibidos durante el sueño.
Como decíamos antes, da igual que busques el colchón de látex más cómodo del mercado para tus invitados: nunca descansarán profundamente, al menos la primera noche. Según Yuka Sasaki, uno de los investigadores del estudio, "hicimos un informe subjetivo sobre el malestar. En realidad, nadie afirmó estar incómodo en la primera sesión, pero, a pesar de ellos, todos mostraban la FNE".
Estos resultados sugieren que este patrón de sueño asimétrico que experimentamos al pasar una noche en un entorno desconocido es un mecanismo de protección en los seres humanos (al igual que ocurre en los animales). Por suerte para nuestra especie, parece que en nosotros podemos a volver a dormir a pierna suelta una vez nos hemos familiarizado con el nuevo hábitat.
Fuente: quo.es
He dormido genial, gracias por prestarme tu sofá". La próxima vez que oigas estas palabras ya estarás avisado de que son falsas. Ningún amigo o familiar duerme bien en tu sofá. Tampoco en una habitación de invitados. Ni tan siquiera lo haría si le buscas el mejor colchón de látex del mercado. Pero no te lo tomes como algo personal, dormir sin descansar profundamente en un nuevo entorno es tan común que los neurocientíficos tienen un nombre para esto: efecto de la primera noche (FNE, por sus siglas en inglés).
Según explica una nueva investigación publicada en la revista Current Biology, el EFN es, básicamente, el equivalente neurológico de dormir con un ojo abierto. Los que quiere decir que solo la mitad de nuestro cerebro descansa realmente. Esto podría no resultar muy preocupante en caso de que seas una persona muy casera o que solo se aloja en hoteles por vacaciones y en fiestas de guardar. Pero puede llegar a suponer un problema para aquellos que se pasan la semana durmiendo en frías habitaciones de hotel, lejos del calor de su funda nórdica y su almohada de plumas.
Para llegar a estas conclusiones, los investigadores observaron detalladamente el sueño de un grupo de voluntarios. Midieron su actividad cerebral durante la etapa NREM3 (sueño de onda lenta), que para que nos entendamos es la última etapa de nuestro descanso nocturno. Es el momento en el que nuestro cuerpo está profundamente dormido y es muy difícil que alguien pueda despertarnos. Por desgracia, si el intruso con complejo de despertador consigue su propósito, te levantarás débil, cansado y completamente desorientado.
Además de ser la fase de descanso más profunda, es el momento en el que se cargan más eficientemente nuestras pilas, ya que en esta etapa el sueño es de mejor calidad y más reparador. De ahí el interés de los investigadores de analizarla detalladamente. En el primer experimento, encontraron que los voluntarios mostraron un aumento notable de la actividad en el hemisferio izquierdo de su cerebro que en su homólogo derecho en la primera noche de sueño. Esto indica que dicho hemisferio izquierdo se mantuvo alerta ante el desconocido entorno donde se encontraba. En cambio, cuando el equipo de voluntarios durmió en el mismo lugar una segunda noche, la asimetría entre ambos hemisferios desapareció y ambos volvieron a descansar profundamente.
No somos los únicos que poseemos está peculiaridad. Algunas aves y mamíferos acuáticos, como los delfines o los leones marinos, duermen de esta forma todo el tiempo. Ellos tienen una razón de peso. En el caso de los delfines se debe a que están obligados a salir a la superficie a respirar. En aves y otros animales la razón es la necesidad de mantenerse alerta ante las posibles amenazas que puedan sufrir mientras duermen, como tener la mala suerte de que un depredador te elija de desayuno.
Con esto en mente, los investigadores decidieron averiguar si este patrón asimétrico de sueño que mostraban los voluntarios cumplía las mismas funciones que en el reino animal. Para ello se armaron de grifos, campanas y otros sonidos que pudieran perturbar el sueño de los sleepers. Tenían un objetivo en mente: descubrir si el descanso de poca calidad que experimentamos a consecuencia del efecto de la primera noche nos permitía ser más reactivos a los estímulos externos.
Para asegurarse que registraban correctamente cuando se despertaban a consecuencia de uno de sus molestos 'ruiditos', los investigadores pidieron a los voluntarios que lo indicaran con sus dedos cuando esto ocurriera. Al cabo de dos noches, se percataron de que el tiempo de reacción al sonido de un grifo había significativamente más rápido el primer día que el segundo. Esto indica que nuestro cerebro no solo es más receptivo a consecuencia de la FNE, sino que también tiene la capacidad de lograr despertarse mucho más rápido que en otras circunstancias.
Los investigadores no tienen del todo claro por qué la FNE activa el hemisferio izquierdo del cerebro para mantenerse alerta y no el derecho. Su teoría es que pueda deberse a que se conectan de forma diferente. Las conexiones neurales entre la parte donde se produce el sueño profundo y el resto del cerebro son más fuertes en el hemisferio izquierdo. Como resultado de esto, es más que probable que la vigilia en el hemisferio izquierdo sea de mayor utilidad. Dado que las conexiones son más fuertes, provocarán respuestas más rápidas a estímulos que sean percibidos durante el sueño.
Como decíamos antes, da igual que busques el colchón de látex más cómodo del mercado para tus invitados: nunca descansarán profundamente, al menos la primera noche. Según Yuka Sasaki, uno de los investigadores del estudio, "hicimos un informe subjetivo sobre el malestar. En realidad, nadie afirmó estar incómodo en la primera sesión, pero, a pesar de ellos, todos mostraban la FNE".
Estos resultados sugieren que este patrón de sueño asimétrico que experimentamos al pasar una noche en un entorno desconocido es un mecanismo de protección en los seres humanos (al igual que ocurre en los animales). Por suerte para nuestra especie, parece que en nosotros podemos a volver a dormir a pierna suelta una vez nos hemos familiarizado con el nuevo hábitat.
Fuente: quo.es
Suscribirse a:
Entradas (Atom)