Destierra estas cosas de tu rutina nocturna y tendrás más fácil el camino a un vientre plano
Si haces ejercicio y tienes hábitos alimenticios saludables, estás atendiendo a la parte más obvia del problema. Si eso no funciona, puede que la clave esté en las horas más cansadas del día.
Según 'Prevention', hay cinco errores que muchos cometen justo antes de meterse en la cama y que contribuyen a añadir centímetros a la cintura rápidamente. La buena noticia es que es bastante fácil evitarlos. Nada que ver con los maratones de gimnasio o las dietas milagro que proponen vivir sin carbohidratos o sin grasas.
Picar después de la cena
La cena debería ser la comida menos pesada del día, y sin caprichos añadidos como palomitas, postres o patatas fritas. Lo mejor es cenar lo antes posible, para que el cuerpo queme calorías (algo que se ralentiza mucho cuando dormimos). Si cenas pronto y te gusta picar a última hora, algo poco habitual con los horarios españoles, al menos que sea ligero, como una fruta, o cocinado con poca grasa.
Como casi siempre, no se trata de no comer, sino de elegir bien el tipo de comida y cortarse con la cantidad. En las cenas es mejor tomar pescado o huevo duro que carne. Otra buena idea son los lácteos desnatados sin azúcar (yogur natural "normal" o queso fresco, por ejemplo). El doctor Peter LePort lo explica con sentido común: "No tengo nada en contra de que la gente coma algo, pero si cenas un gran plato y un helado, engordarás seguro".
Los excesos, mejor por la mañana.
Comer viendo la tele
Estar pendiente de tu serie favorita es peligroso si llevas a la mesa más de lo que te conviene tomar.
La distracción afecta a la dieta: un metaestudio de 2013 (que analizaba los resultados de 22 estudios) concluyó que aumenta la ingesta: moderadamente al principio, y en mayor medida después. Cuando los sujetos de las investigaciones saben la cantidad que comen, tienden a controlarse mejor. Si faltan estas referencias (por ejemplo, cuando tenemos varias bolsas en la mesa y no las miramos) comemos más, y no recordamos cuánto hemos ingerido.
Es tan sencillo como servirse antes de arrellanarse en el sofá. Las bolsas abiertas las carga el diablo, y el que se las come eres tú.
Relajarse con una copa
Si el mejor momento del día lo vives de noche con algo de alcohol en la mano, es más complicado que adelgaces. En primer lugar porque está lleno de calorías vacías (no alimenta pero aumenta el peso) y en segundo lugar porque desajusta el ciclo del sueño.
El médico citado concreta: "Hay un problema con el sueño y el alcohol. Si bebes de noche, duermes peor y te despiertas más a menudo". El cansancio da hambre durante todo el día siguiente, y estar desvelado en mitad de la noche crea ansiedad que también llenamos metiéndonos alimentos en la boca.
Otro estudio reciente sugiere que una de las conexiones es hormonal. Dormir poco puede interferir con las hormonas relacionadas con el hambre provocando caprichos que llevan a atacar alimentos poco saludables. Todo lo que estropee tu sueño es tu enemigo si quieres adelgazar.
Mirar el móvil
Por ese mismo motivo, no conviene que vivas las venticuatro horas conectado y pendiente de tus mensajes. Si tienes mucho estrés quizá comas menos, pero también comerás peor. Y si, por culpa de la luz de la pantalla (del móvil, el ordenador, la televisión...) tus ciclos de sueño se ven afectados, tendrás más necesidad de darte atracones.
Dormir en el sofá viendo la tele puntúa doble: te molestarán la luz y también los sonidos, aunque no seas consciente: "Si no quieres conseguir el sueño eterno, mejor que mantengas una vida saludable", dice el doctor citado. Si no quieres evitar la tele ese rato, al menos configúrala para que se apague sola y no dé la lata.
Ponerte el despertador tarde
Al poner el despertador los días de diario, ten en cuenta el tiempo para poder desayunar con cierta calma. Varios estudios han concluido que un buen desayuno rico en proteínas puede ayudar a que comas solo lo justo el resto del día.
Acostarse tarde durante la semana se asoció a ganar peso en un estudio de la Universidad de Berkeley: hay correlación entre la hora elegida para irse a la cama y el índice de masa corporal, independientemente del número de horas de sueño. De nuevo, la razón parece estar en los ritmos circadianos. Podemos decir que el cuerpo está preparado de forma natural para quemar más grasa y funcionar a pleno rendimiento durante el día. Si lo hacemos por las noches, el desajuste perjudica nuestra salud.
Si siempre vas con prisas, acuéstate un poco antes. Tu cuerpo te lo agradecerá.
Via elconfidencial.com
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario