¿Por qué no puedo dormir?

martes, 24 de noviembre de 2015
Cuando conciliar el sueño es todo un reto

Ha llegado el mejor momento del día, por fin puedo descansar. ¡Vaya día! De arriba abajo, de reunión en reunión… Después he ido -por fin- a hacer la compra. Además hoy he comenzado con la vida sana, me he preparado una cena acorde y el “tupper” para mañana, pero… Ya está, lo he hecho todo. ¡Me voy a dormir!

Pero de repente… ¡El sueño no llega! ¿Cómo es posible si estoy tan agotada?

¿Te suena esta historia, verdad? A todos nos pasa alguna vez y probablemente sea porque hemos cometido alguno -o varios- de estos errores que impiden que nuestro cerebro esté preparado para el descanso. No es ninguna tontería, debemos cuidar la rutina previa para poder alcanzar ese sueño reparador que nos ayude a afrontar después un nuevo día.

Los 7 pecados capitales en la rutina del sueño:

1. No cenar correctamente

Todos sabemos que acostarse con el estómago excesivamente lleno no es una buena elección. Sin embargo, expertos nutricionistas como Cassie Bjork, fundadora de Healthy Simple Life, también aseguran que “no cenar lo suficiente puede causar trastornos de sueño ya que también necesitamos energía para dormir”. Por lo que el mito de “la cena cuanto más ligera mejor”, no siempre es cierto. Busquemos un equilibrio.

Comer determinados alimentos ricos en carbohidratos complejos como avena, fruta o verdura sin almidón, no sólo puede ayudarnos a descansar, sino también a despertarnos con más energía. La clave está en  controlar nuestros niveles de azúcar en sangre.

Del mismo modo, productos como las galletas, cereales o patatas chips, pueden provocarnos un subidón de azúcar y llegar a despertarnos. Además, también hay que evitar los alimentos ricos en carbohidratos como la pasta, bocadillos o pizza.

2. Beber exceso de líquido o refrescos

Por descontado debemos prescindir de las bebidas con cafeína, alcohol o azúcar antes de dormir, impedirían alcanzar un sueño reparador. Sin embargo, también debemos tener cuidado con las cantidades de agua.

Ingerir un exceso de líquido en las dos horas previas al sueño dificultará la digestión y además provocará el despertar de madrugada para ir al baño. Y es que la posición horizontal mantendrá el nivel del agua en los riñones, que trabajarán más rápido para depurar nuestro organismo y, por tanto, generará la necesidad de expulsión.

3. Hacer ejercicios a última hora

Por supuesto que hay que hacer ejercicio, es vital para nuestra salud, pero nuestra recomendación es alejarlo cuanto más posible del horario de sueño.  Si haces ejercicio hasta tres horas antes de dormir, activas tu organismo y le costará más tiempo relajarse. Además, con el ejercicio aumentas la temperatura corporal y eso provocará posiblemente esos sudores nocturnos tan molestos.

4. Ver la televisión, jugar con el móvil o navegar con la tablet

Según un estudio realizado por investigadores del Instituto Politécnico de Rensselaer, en Nueva York, las luces brillantes de las pantallas de televisión, móvil o tablet, frenan las segregación de melatonina. Ésta es la hormona encargada de regular nuestro reloj biológico y que suscita el sueño.

Además, este estudio revela que los menores son mucho más sensibles a la luz que los adultos, por los que esta falta de sueño o somnolencia posterior es mucho más pronunciada.

Por otro lado, la televisión y su contenido puede estimularte demasiado y provocar que cueste un esfuerzo extra conciliar el sueño. Evita programas de terror o acción con ruidos fuertes y sobresaltos.

5. Tener discusiones o exceso de preocupaciones

De todos es sabido que una conciencia intranquila quita el sueño. Por eso debemos evitar discusiones y asuntos problemáticos en las últimas horas del día. Es posible que en el momento no quieras pensarlo, pero este tipo de tensiones afectan directamente a la parte emocional del subconsciente, pudiendo prevalecer durante la noche e incluso continuar al día siguiente.

6. Trabajar o estudiar hasta última hora

¿Eres de los que trabajan o estudian por la noche? Estás estimulando tu cerebro y eso puede causar una tensión extra que, después, no te permita una desconexión rápida. Esto es justamente lo contrario a lo que debemos hacer. Tu cerebro debe acompañar a tu cuerpo en el descanso final del día, de lo contrario el agotamiento continuará al despertar.

7. Darte una ducha caliente

Al igual que ocurre cuando comemos comida picante o hacemos ejercicio, darnos una ducha caliente al final del día puede dificultar la conciliación del sueño. Muchos aprovechan el final del día para relajarse con un baño. Sin embargo, vigila la temperatura de la ducha, que no sea excesivamente caliente, así evitarás que tu temperatura corporal aumente durante la noche. Mejor, disfruta de tu ducha 45 minutos antes de acostarte.

Via pikolin.com

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