Si te ha pasado que cuando viajas en tu carro o en tu moto experimentas cortos períodos de tiempo en los que sientes que te duermes, ponle mucha atención a los siguientes datos, porque conducir sin cansancio y con la mente despejada también es una práctica de responsabilidad vial.
De acuerdo con un estudio de la Fundación del Comisario Europeo del Automóvil (CEA), el 59,22% de los conductores españoles han tenido este tipo de “micro-sueños”, que por lo general tienen duración de dos o tres segundos y pueden terminar con resultados perjudiciales porque en ese corto lapso puede ocurrir un choque o una pérdida del control del vehículo como tal.
En Colombia aún no hay estudios sobre estadísticas al respecto, sin embargo, se han presentado varios casos en los que esta clase de sueños han desencadenado graves accidentes, por eso queremos que seas consiente de la importancia de no usar tu carro o tu moto si estás trasnochado o con un nivel de cansancio muy alto.
¿Cómo prevenir estos accidentes?
Lo recomendable es que duermas mínimo ocho horas antes de hacer un viaje largo por carretera para que no conduzcas con sensación de fatiga. Aproximadamente el 40% de los accidentes están relacionados con un estado de cansancio del conductor, motivado por jornadas laborales muy pesadas o por una combinación de actividad intelectual y física. ¡Evítalo!
Procura no estar dentro del carro o sobre la moto por períodos de tiempo superiores a dos horas. Es decir, si por ejemplo vas en carretera, haz una pausa en algún restaurante del camino para que descanses y estires tus músculos. De lo contrario, te sentirás agotado y estático en un mismo punto en el transcurso del viaje.
Lo ideal es que siempre vayas acompañado en tus recorridos para que tengas con quién hablar y mantenerte activo. Cuando conversas, tienes menor riesgo de sentir sueño, pero si no hay nadie contigo una buena opción también es llevar música que te acompañe y te entretenga. Lo que debes tener en cuenta en ese caso es elegir un volumen moderado y ritmos que te permitan estar despierto.
Es posible que prefieras viajar de noche porque no hay tráfico y las vías son despejadas, pero te aconsejamos que siempre que puedas, lo hagas de día. Es más seguro y estás menos expuesto a sufrir de micro-sueños, ya que quieras o no, el esfuerzo de tus ojos es mayor y es un horario que por naturaleza está concebido para que el cuerpo descanse como se debe.
Trata de tomar bebidas a base de té, para que permanezcas con tu mente despejada mientras conduces de tu casa a tu oficina y viceversa, o del gimnasio hasta tu casa después de una dura sesión de entrenamiento. Dicho de otro modo: ¡nunca viajes con exceso de cansancio porque puedes ver las consecuencias en un abrir y cerrar de ojos!
Via sura.com
Los problemas de sueño o el jet-lag podrían afectar al estado nutricional
viernes, 27 de noviembre de 2015
Los problemas de sueño (como la reducción de horas que dedicamos a dormir o las irregularidades entre sueño y vigilia debidas al trabajo por turnos), el jet-lag, o la excesiva exposición a luz brillante durante las noches, podrían hacer que nuestro cerebro pierda la percepción de nuestros ritmos circadianos internos y externos, lo que podría afectar a su vez al estado nutricional.
"La cronobiología, es decir, la evaluación del estado de los ritmos circadianos de cada individuo puede ser de gran interés en la nutrición. Al ser una parte innata de nuestras vidas, apenas prestamos atención a estos ritmos circadianos, y su buen funcionamiento permite que nuestro organismo se anticipe y adapte a cambios medioambientales", ha explicado la Catedrática de Fisiología y Nutrición de la Universidad de Murcia, la profesora Marta Garaulet.
"Esta nueva área de investigación en nutrición comunitaria podría aportar gran información en enfermedades relacionadas con la malnutrición, como por ejemplo la obesidad, el cáncer o las enfermedades cardiovasculares", ha continuado la profesora Garaulet.
Esta relación refuerza la idea de que el papel protector de la dieta va unido a hábitos de vida saludables. "Está comprobado a través de la evidencia científica que la actividad física es un factor determinante de buena salud. Un comportamiento sedentario o activo puede determinar el patrón alimentario, así como la utilización metabólica de los nutrientes", ha explicado la Catedrática en Nutrición Deportiva y Fisiología del Ejercicio de la Universidad Politécnica de Madrid, la profesora Mrcela González Gross.
Este tema se ha expuesto en la Sesión Científica Extraordinaria 'Modelos conceptuales de nueva implementación en nutrición comunitaria' organizada por la Real Academia Nacional de Medicina (RANM) con la participación de la Academia Española de Nutrición (AEN) y la colaboración de The Coca Cola Company.
LA FALTA DE VITAMINA D
Además, también se han expuesto modelos novedosos en nutrición comunitaria como el análisis del déficit de Vitamina D como otro factor asociado a diversas patologías. "En nuestro entorno es muy común la deficiencia de esta vitamina, que está implicada en el metabolismo óseo, pero que también se asocia con otros tejidos y sistemas", ha explicado la Catedrática de Medicina Preventiva y Salud Pública de la niversidad Rovira y Virgili de Tarragona, la profesora Victoria Arija.
"Un aporte deficiente de Vitamina D a través de la dieta o debido a una escasa exposición solar, está relacionado con cáncer, enfermedades cardiovasculares y autoinmunes, diabetes y depresión", ha continuado la profesora Arija, que ha concluido explicando que "en la evidencia científica se ha observado que la suplementación de esta vitamina ayuda en la prevención de caídas en personas de edad avanzada".
Via telecinco.es
"La cronobiología, es decir, la evaluación del estado de los ritmos circadianos de cada individuo puede ser de gran interés en la nutrición. Al ser una parte innata de nuestras vidas, apenas prestamos atención a estos ritmos circadianos, y su buen funcionamiento permite que nuestro organismo se anticipe y adapte a cambios medioambientales", ha explicado la Catedrática de Fisiología y Nutrición de la Universidad de Murcia, la profesora Marta Garaulet.
"Esta nueva área de investigación en nutrición comunitaria podría aportar gran información en enfermedades relacionadas con la malnutrición, como por ejemplo la obesidad, el cáncer o las enfermedades cardiovasculares", ha continuado la profesora Garaulet.
Esta relación refuerza la idea de que el papel protector de la dieta va unido a hábitos de vida saludables. "Está comprobado a través de la evidencia científica que la actividad física es un factor determinante de buena salud. Un comportamiento sedentario o activo puede determinar el patrón alimentario, así como la utilización metabólica de los nutrientes", ha explicado la Catedrática en Nutrición Deportiva y Fisiología del Ejercicio de la Universidad Politécnica de Madrid, la profesora Mrcela González Gross.
Este tema se ha expuesto en la Sesión Científica Extraordinaria 'Modelos conceptuales de nueva implementación en nutrición comunitaria' organizada por la Real Academia Nacional de Medicina (RANM) con la participación de la Academia Española de Nutrición (AEN) y la colaboración de The Coca Cola Company.
LA FALTA DE VITAMINA D
Además, también se han expuesto modelos novedosos en nutrición comunitaria como el análisis del déficit de Vitamina D como otro factor asociado a diversas patologías. "En nuestro entorno es muy común la deficiencia de esta vitamina, que está implicada en el metabolismo óseo, pero que también se asocia con otros tejidos y sistemas", ha explicado la Catedrática de Medicina Preventiva y Salud Pública de la niversidad Rovira y Virgili de Tarragona, la profesora Victoria Arija.
"Un aporte deficiente de Vitamina D a través de la dieta o debido a una escasa exposición solar, está relacionado con cáncer, enfermedades cardiovasculares y autoinmunes, diabetes y depresión", ha continuado la profesora Arija, que ha concluido explicando que "en la evidencia científica se ha observado que la suplementación de esta vitamina ayuda en la prevención de caídas en personas de edad avanzada".
Via telecinco.es
Los problemas de sueño o el jet-lag podrían afectar al estado nutricional
jueves, 26 de noviembre de 2015
Los problemas de sueño (como la reducción de horas que dedicamos a dormir o las irregularidades entre sueño y vigilia debidas al trabajo por turnos), el jet-lag, o la excesiva exposición a luz brillante durante las noches, podrían hacer que nuestro cerebro pierda la percepción de nuestros ritmos circadianos internos y externos, lo que podría afectar a su vez al estado nutricional.
"La cronobiología, es decir, la evaluación del estado de los ritmos circadianos de cada individuo puede ser de gran interés en la nutrición. Al ser una parte innata de nuestras vidas, apenas prestamos atención a estos ritmos circadianos, y su buen funcionamiento permite que nuestro organismo se anticipe y adapte a cambios medioambientales", ha explicado la Catedrática de Fisiología y Nutrición de la Universidad de Murcia, la profesora Marta Garaulet.
"Esta nueva área de investigación en nutrición comunitaria podría aportar gran información en enfermedades relacionadas con la malnutrición, como por ejemplo la obesidad, el cáncer o las enfermedades cardiovasculares", ha continuado la profesora Garaulet.
Esta relación refuerza la idea de que el papel protector de la dieta va unido a hábitos de vida saludables. "Está comprobado a través de la evidencia científica que la actividad física es un factor determinante de buena salud. Un comportamiento sedentario o activo puede determinar el patrón alimentario, así como la utilización metabólica de los nutrientes", ha explicado la Catedrática en Nutrición Deportiva y Fisiología del Ejercicio de la Universidad Politécnica de Madrid, la profesora Mrcela González Gross.
Este tema se ha expuesto en la Sesión Científica Extraordinaria 'Modelos conceptuales de nueva implementación en nutrición comunitaria' organizada por la Real Academia Nacional de Medicina (RANM) con la participación de la Academia Española de Nutrición (AEN) y la colaboración de The Coca Cola Company.
LA FALTA DE VITAMINA D
Además, también se han expuesto modelos novedosos en nutrición comunitaria como el análisis del déficit de Vitamina D como otro factor asociado a diversas patologías. "En nuestro entorno es muy común la deficiencia de esta vitamina, que está implicada en el metabolismo óseo, pero que también se asocia con otros tejidos y sistemas", ha explicado la Catedrática de Medicina Preventiva y Salud Pública de la niversidad Rovira y Virgili de Tarragona, la profesora Victoria Arija.
"Un aporte deficiente de Vitamina D a través de la dieta o debido a una escasa exposición solar, está relacionado con cáncer, enfermedades cardiovasculares y autoinmunes, diabetes y depresión", ha continuado la profesora Arija, que ha concluido explicando que "en la evidencia científica se ha observado que la suplementación de esta vitamina ayuda en la prevención de caídas en personas de edad avanzada".
Via telecinco.es
"La cronobiología, es decir, la evaluación del estado de los ritmos circadianos de cada individuo puede ser de gran interés en la nutrición. Al ser una parte innata de nuestras vidas, apenas prestamos atención a estos ritmos circadianos, y su buen funcionamiento permite que nuestro organismo se anticipe y adapte a cambios medioambientales", ha explicado la Catedrática de Fisiología y Nutrición de la Universidad de Murcia, la profesora Marta Garaulet.
"Esta nueva área de investigación en nutrición comunitaria podría aportar gran información en enfermedades relacionadas con la malnutrición, como por ejemplo la obesidad, el cáncer o las enfermedades cardiovasculares", ha continuado la profesora Garaulet.
Esta relación refuerza la idea de que el papel protector de la dieta va unido a hábitos de vida saludables. "Está comprobado a través de la evidencia científica que la actividad física es un factor determinante de buena salud. Un comportamiento sedentario o activo puede determinar el patrón alimentario, así como la utilización metabólica de los nutrientes", ha explicado la Catedrática en Nutrición Deportiva y Fisiología del Ejercicio de la Universidad Politécnica de Madrid, la profesora Mrcela González Gross.
Este tema se ha expuesto en la Sesión Científica Extraordinaria 'Modelos conceptuales de nueva implementación en nutrición comunitaria' organizada por la Real Academia Nacional de Medicina (RANM) con la participación de la Academia Española de Nutrición (AEN) y la colaboración de The Coca Cola Company.
LA FALTA DE VITAMINA D
Además, también se han expuesto modelos novedosos en nutrición comunitaria como el análisis del déficit de Vitamina D como otro factor asociado a diversas patologías. "En nuestro entorno es muy común la deficiencia de esta vitamina, que está implicada en el metabolismo óseo, pero que también se asocia con otros tejidos y sistemas", ha explicado la Catedrática de Medicina Preventiva y Salud Pública de la niversidad Rovira y Virgili de Tarragona, la profesora Victoria Arija.
"Un aporte deficiente de Vitamina D a través de la dieta o debido a una escasa exposición solar, está relacionado con cáncer, enfermedades cardiovasculares y autoinmunes, diabetes y depresión", ha continuado la profesora Arija, que ha concluido explicando que "en la evidencia científica se ha observado que la suplementación de esta vitamina ayuda en la prevención de caídas en personas de edad avanzada".
Via telecinco.es
10 hábitos que no te dejan dormir
miércoles, 25 de noviembre de 2015
Las especias, Instagram o tu personalidad pueden estar evitando que sueñes por las noches
Es el secreto más conocido de las modelos y, aunque probablemente es el más accesible, no todo el mundo es capaz de ponerlo en práctica. Dormir bien o, lo que es lo mismo, dormir de forma profunda y reparadora durante 7 u 8 horas cada día es casi como una utopía para uno de cada cinco españoles –según los últimos estudios del Hospital Vall d'Hebron–. Una utopía que puede salirles muy cara puesto que la falta de descanso "puede aumentar el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, disminuir nuestra memoria o desarrollar síntomas de ansiedad o depresión", tal y como revela el director médico de Grupo NC Salud, Carlos Fernández.
Tecnicismos aparte, dormir mal o no dormir del todo pone en un estado de malestar (y de mala leche) a cualquiera. ¿Quién no recuerda la pasada ola de calor como un infierno nocturno? Ahora que estamos en pleno otoño y que el calor no es excusa para no dormir, aquí van algunos hábitos que pueden estar impidiendo que sueñes cada noche. Algunos, te los esperabas seguro; otros, no.
Comer mucho, tarde y/o fuerte
Es un clásico entre los clásicos y responde, muchas veces, al sentido común. "Debemos eludir las cenas copiosas y ricas en grasas (embutidos, quesos curados y/o grasos, salsas o frituras) pues pueden producir acidez de estómago", explica Carlos Fernández. Igualmente, se deben evitar "aquellas recetas elaboradas con cantidades considerables de especias, así como acostarse inmediatamente después de cenar, ya que potencia la subida del contenido ácido del estómago al esófago, provocando síntomas como el ardor o las náuseas", termina el experto. "Una ensalada de pasta y verduras con un yogurt o queso fresco es ideal”, explica el doctor Estivill, experto en medicina del sueño.
'Bedtime Procrastination': posponer el momento de dormir
No se trata de procrastinar tareas –que también, puesto que inciden en el estrés y, por lo tanto, en nuestro momento de conciliar el sueño–, sino de un nuevo término acuñado por el Departamento de Psicología Clínica y de la Salud de la Universidad de Utrecht en Holanda. "Cuando son las 11 de la noche en los días laborables, sé que probablemente debería al menos considerar prepararme para irme a la cama. Pero levantarme del sofá para lavarme los dientes, lavarme la cara y ponerme el pijama, a veces, parece muy duro. Así que evito hacerlo durante un ratito y acabado yéndome a la cama demasiado tarde", explicaba Melissa Dahl en nymag.com para definir este tipo de procrastinación. Posponer el momento de dormir nos resta horas de sueño (¿insomnio voluntario?).
Colocar el móvil en la mesita de noche (y mirar Instagram antes de dormir)
"Les envío a mis amigos el mismo regalo de Navidad –un reloj con alarma de Pottery Barn– de manera que puedan dejar la excusa de que necesitan su tentador iPhone cerca de la cama para despertarles por la mañana", dice Arianna Huffington tras haber caído en las redes de este mal hábito, según un artículo de su propia web, huffingtonpost.com. Y es que, según un estudio llevado a cabo por la Wayne State University de Estados Unidos y el Instituto Karolinska de Suecia, las radiaciones que emite el móvil causan dolores de cabeza, cambios de humor, confusión e interrupciones en patrones vitales del sueño. En definitiva, las personas que duermen con el móvil al lado de la cama tardan más en dormirse y pasan menos tiempo en un sueño profundo. Pero, más allá de las radiaciones, tal y como señala el doctor Estivill en nuestro encuentro digital, "es imposible estar trabajando, conectado a Internet, Facebook, Twitter, etc., hasta última hora de la noche y pretender que el sueño salga 'de golpe'".
Ser autoexigente
Más que un hábito, se trata de un estado mental que debemos enfrentar. "Cuando una persona duerme mal, siempre hay una causa que lo provoca. La causa más frecuente es el acúmulo de estrés y ansiedad durante el día. Son personas normales, sin problemas graves psicológicos o psiquiátricos, que van acumulando tensión durante el día. Al llegar la noche, el cerebro no puede desconectar y nos vamos a la cama dando vueltas esperando que el sueño salga", explicaba el doctor Estivill. No hace falta ser una persona con un trabajo especialmente exigente, tal y como explica el experto "tiene mucho que ver con la forma de ser. La sociedad actual, con presiones y responsabilidad, junto con un carácter cumplidor, responsable y autoexigente hace que nos llevemos a la cama las tensiones del día y la ansiedad".
Dormir de día
Aunque muchas personas no pueden cambiar este hábito a causa de su horario laboral nocturno, tenemos malas noticias. Tal y como apunta el doctor Estivill, “el cerebro está programado para dormir por la noche y estar despierto durante el día. Hay hormonas como la melatonina que sólo tenemos durante la noche. El sueño diurno siempre es menos reparador y más fraccionado". Es más, según un estudio publicado en el diario semanal Proceedings of the National Academy of Sciences, "dormir durante el día altera los ritmos de alrededor de un tercio de los genes" incluso más que la falta de sueño, explica un artículo de webmd.com.
Romper con la rutina
Puede sonar maravilloso –¿a quién no le gusta romper con la rutina de vez en cuando?– pero puede pasarnos factura a la hora de conciliar el sueño. “Es necesario seguir el mismo horario a la hora de acostarnos y levantarnos”, afirma Estivill. Nos guste o no, al final somos animales de costumbres y alterar nuestro ritmo natural –por temas de trabajo o por viajes– puede tener sus consecuencias.
Beauty Flash
Tomar cafeína (aunque creas que a ti no te afecta)
Lo ideal es no ingerir ninguna bebida con cafeína después del mediodía, independientemente de que después del almuerzo nos entre sueño. "Aunque creemos que la cafeína no nos afecta o no nos quita el sueño, es la culpable muchas veces de que nos despertemos en mitad de la noche o durmamos inquietos", explica Julie Ruelle, nutricionista de la marca de zumos healthy Blue Print Cleanse. Pero recuerda que la cafeína no sólo se encuentra en el café, también en alimentos como el cacao –así como en helados y dulces varios–, en suplementos para la pérdida de peso o para mejorar el rendimiento deportivo, en el té, los refrescos o las bebidas energéticas.
Echarte una siesta de más de media hora
David Edwards, director de YeloSpa, centro de reflexología de moda en la ciudad de Nueva York, explica que "dormir 20 minutos después de comer ayuda a dormir mucho mejor por la noche". ¿Por qué? "La siesta ayuda a ingerir menos cafeína, a relajarse y estar más alerta durante el día y, por tanto, a sentir menos ansiedad por la noche". Pero hay que tener cuidado puesto que "si dormimos más de 20 o 30 minutos entraremos en la fase del sueño de las ondas lentas y eso tendrá un impacto negativo a la hora de acostarnos por la noche".
Hacer ejercicio justo antes de dormir
"Realizar un entrenamiento diario produce en el cuerpo la necesidad de recuperar, y el sueño y la recuperación van juntos de la mano. Cuanto más duro se entrena, más es la recuperación y, por lo tanto, el sueño que tu cuerpo necesita", declaró Josh Holland, entrenador de celebrities como Madonna. Pero todo con una condición: "Es importante no practicar ejercicio y sudar poco tiempo antes de acostarnos, ya que lo único que conseguiremos es que nos cueste más conciliar el sueño".
Dejar encendida alguna luz, por pequeña que sea
La luz brillante, incluida la de tu ordenador o la pantalla de tu móvil, pueden evitar la producción de melatonina. La doctora Liza Shives, directora del Linden Health Center, recomienda "apagar todas las pantallas y desenchufar los aparatos al menos una hora antes de acostarse y realizar una actividad pacífica, como leer, en una habitación poco iluminada antes de dormir". La luz es la señal más potente que recibe nuestro cerebro para recordarle que es hora de levantarnos, así que recuerda que tus gadgets podrían estar jugándote una mala pasada.
Via vogue.es
Es el secreto más conocido de las modelos y, aunque probablemente es el más accesible, no todo el mundo es capaz de ponerlo en práctica. Dormir bien o, lo que es lo mismo, dormir de forma profunda y reparadora durante 7 u 8 horas cada día es casi como una utopía para uno de cada cinco españoles –según los últimos estudios del Hospital Vall d'Hebron–. Una utopía que puede salirles muy cara puesto que la falta de descanso "puede aumentar el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, disminuir nuestra memoria o desarrollar síntomas de ansiedad o depresión", tal y como revela el director médico de Grupo NC Salud, Carlos Fernández.
Tecnicismos aparte, dormir mal o no dormir del todo pone en un estado de malestar (y de mala leche) a cualquiera. ¿Quién no recuerda la pasada ola de calor como un infierno nocturno? Ahora que estamos en pleno otoño y que el calor no es excusa para no dormir, aquí van algunos hábitos que pueden estar impidiendo que sueñes cada noche. Algunos, te los esperabas seguro; otros, no.
Comer mucho, tarde y/o fuerte
Es un clásico entre los clásicos y responde, muchas veces, al sentido común. "Debemos eludir las cenas copiosas y ricas en grasas (embutidos, quesos curados y/o grasos, salsas o frituras) pues pueden producir acidez de estómago", explica Carlos Fernández. Igualmente, se deben evitar "aquellas recetas elaboradas con cantidades considerables de especias, así como acostarse inmediatamente después de cenar, ya que potencia la subida del contenido ácido del estómago al esófago, provocando síntomas como el ardor o las náuseas", termina el experto. "Una ensalada de pasta y verduras con un yogurt o queso fresco es ideal”, explica el doctor Estivill, experto en medicina del sueño.
'Bedtime Procrastination': posponer el momento de dormir
No se trata de procrastinar tareas –que también, puesto que inciden en el estrés y, por lo tanto, en nuestro momento de conciliar el sueño–, sino de un nuevo término acuñado por el Departamento de Psicología Clínica y de la Salud de la Universidad de Utrecht en Holanda. "Cuando son las 11 de la noche en los días laborables, sé que probablemente debería al menos considerar prepararme para irme a la cama. Pero levantarme del sofá para lavarme los dientes, lavarme la cara y ponerme el pijama, a veces, parece muy duro. Así que evito hacerlo durante un ratito y acabado yéndome a la cama demasiado tarde", explicaba Melissa Dahl en nymag.com para definir este tipo de procrastinación. Posponer el momento de dormir nos resta horas de sueño (¿insomnio voluntario?).
Colocar el móvil en la mesita de noche (y mirar Instagram antes de dormir)
"Les envío a mis amigos el mismo regalo de Navidad –un reloj con alarma de Pottery Barn– de manera que puedan dejar la excusa de que necesitan su tentador iPhone cerca de la cama para despertarles por la mañana", dice Arianna Huffington tras haber caído en las redes de este mal hábito, según un artículo de su propia web, huffingtonpost.com. Y es que, según un estudio llevado a cabo por la Wayne State University de Estados Unidos y el Instituto Karolinska de Suecia, las radiaciones que emite el móvil causan dolores de cabeza, cambios de humor, confusión e interrupciones en patrones vitales del sueño. En definitiva, las personas que duermen con el móvil al lado de la cama tardan más en dormirse y pasan menos tiempo en un sueño profundo. Pero, más allá de las radiaciones, tal y como señala el doctor Estivill en nuestro encuentro digital, "es imposible estar trabajando, conectado a Internet, Facebook, Twitter, etc., hasta última hora de la noche y pretender que el sueño salga 'de golpe'".
Ser autoexigente
Más que un hábito, se trata de un estado mental que debemos enfrentar. "Cuando una persona duerme mal, siempre hay una causa que lo provoca. La causa más frecuente es el acúmulo de estrés y ansiedad durante el día. Son personas normales, sin problemas graves psicológicos o psiquiátricos, que van acumulando tensión durante el día. Al llegar la noche, el cerebro no puede desconectar y nos vamos a la cama dando vueltas esperando que el sueño salga", explicaba el doctor Estivill. No hace falta ser una persona con un trabajo especialmente exigente, tal y como explica el experto "tiene mucho que ver con la forma de ser. La sociedad actual, con presiones y responsabilidad, junto con un carácter cumplidor, responsable y autoexigente hace que nos llevemos a la cama las tensiones del día y la ansiedad".
Dormir de día
Aunque muchas personas no pueden cambiar este hábito a causa de su horario laboral nocturno, tenemos malas noticias. Tal y como apunta el doctor Estivill, “el cerebro está programado para dormir por la noche y estar despierto durante el día. Hay hormonas como la melatonina que sólo tenemos durante la noche. El sueño diurno siempre es menos reparador y más fraccionado". Es más, según un estudio publicado en el diario semanal Proceedings of the National Academy of Sciences, "dormir durante el día altera los ritmos de alrededor de un tercio de los genes" incluso más que la falta de sueño, explica un artículo de webmd.com.
Romper con la rutina
Puede sonar maravilloso –¿a quién no le gusta romper con la rutina de vez en cuando?– pero puede pasarnos factura a la hora de conciliar el sueño. “Es necesario seguir el mismo horario a la hora de acostarnos y levantarnos”, afirma Estivill. Nos guste o no, al final somos animales de costumbres y alterar nuestro ritmo natural –por temas de trabajo o por viajes– puede tener sus consecuencias.
Beauty Flash
Tomar cafeína (aunque creas que a ti no te afecta)
Lo ideal es no ingerir ninguna bebida con cafeína después del mediodía, independientemente de que después del almuerzo nos entre sueño. "Aunque creemos que la cafeína no nos afecta o no nos quita el sueño, es la culpable muchas veces de que nos despertemos en mitad de la noche o durmamos inquietos", explica Julie Ruelle, nutricionista de la marca de zumos healthy Blue Print Cleanse. Pero recuerda que la cafeína no sólo se encuentra en el café, también en alimentos como el cacao –así como en helados y dulces varios–, en suplementos para la pérdida de peso o para mejorar el rendimiento deportivo, en el té, los refrescos o las bebidas energéticas.
Echarte una siesta de más de media hora
David Edwards, director de YeloSpa, centro de reflexología de moda en la ciudad de Nueva York, explica que "dormir 20 minutos después de comer ayuda a dormir mucho mejor por la noche". ¿Por qué? "La siesta ayuda a ingerir menos cafeína, a relajarse y estar más alerta durante el día y, por tanto, a sentir menos ansiedad por la noche". Pero hay que tener cuidado puesto que "si dormimos más de 20 o 30 minutos entraremos en la fase del sueño de las ondas lentas y eso tendrá un impacto negativo a la hora de acostarnos por la noche".
Hacer ejercicio justo antes de dormir
"Realizar un entrenamiento diario produce en el cuerpo la necesidad de recuperar, y el sueño y la recuperación van juntos de la mano. Cuanto más duro se entrena, más es la recuperación y, por lo tanto, el sueño que tu cuerpo necesita", declaró Josh Holland, entrenador de celebrities como Madonna. Pero todo con una condición: "Es importante no practicar ejercicio y sudar poco tiempo antes de acostarnos, ya que lo único que conseguiremos es que nos cueste más conciliar el sueño".
Dejar encendida alguna luz, por pequeña que sea
La luz brillante, incluida la de tu ordenador o la pantalla de tu móvil, pueden evitar la producción de melatonina. La doctora Liza Shives, directora del Linden Health Center, recomienda "apagar todas las pantallas y desenchufar los aparatos al menos una hora antes de acostarse y realizar una actividad pacífica, como leer, en una habitación poco iluminada antes de dormir". La luz es la señal más potente que recibe nuestro cerebro para recordarle que es hora de levantarnos, así que recuerda que tus gadgets podrían estar jugándote una mala pasada.
Via vogue.es
¿Por qué no puedo dormir?
martes, 24 de noviembre de 2015
Cuando conciliar el sueño es todo un reto
Ha llegado el mejor momento del día, por fin puedo descansar. ¡Vaya día! De arriba abajo, de reunión en reunión… Después he ido -por fin- a hacer la compra. Además hoy he comenzado con la vida sana, me he preparado una cena acorde y el “tupper” para mañana, pero… Ya está, lo he hecho todo. ¡Me voy a dormir!
Pero de repente… ¡El sueño no llega! ¿Cómo es posible si estoy tan agotada?
¿Te suena esta historia, verdad? A todos nos pasa alguna vez y probablemente sea porque hemos cometido alguno -o varios- de estos errores que impiden que nuestro cerebro esté preparado para el descanso. No es ninguna tontería, debemos cuidar la rutina previa para poder alcanzar ese sueño reparador que nos ayude a afrontar después un nuevo día.
Los 7 pecados capitales en la rutina del sueño:
1. No cenar correctamente
Todos sabemos que acostarse con el estómago excesivamente lleno no es una buena elección. Sin embargo, expertos nutricionistas como Cassie Bjork, fundadora de Healthy Simple Life, también aseguran que “no cenar lo suficiente puede causar trastornos de sueño ya que también necesitamos energía para dormir”. Por lo que el mito de “la cena cuanto más ligera mejor”, no siempre es cierto. Busquemos un equilibrio.
Comer determinados alimentos ricos en carbohidratos complejos como avena, fruta o verdura sin almidón, no sólo puede ayudarnos a descansar, sino también a despertarnos con más energía. La clave está en controlar nuestros niveles de azúcar en sangre.
Del mismo modo, productos como las galletas, cereales o patatas chips, pueden provocarnos un subidón de azúcar y llegar a despertarnos. Además, también hay que evitar los alimentos ricos en carbohidratos como la pasta, bocadillos o pizza.
2. Beber exceso de líquido o refrescos
Por descontado debemos prescindir de las bebidas con cafeína, alcohol o azúcar antes de dormir, impedirían alcanzar un sueño reparador. Sin embargo, también debemos tener cuidado con las cantidades de agua.
Ingerir un exceso de líquido en las dos horas previas al sueño dificultará la digestión y además provocará el despertar de madrugada para ir al baño. Y es que la posición horizontal mantendrá el nivel del agua en los riñones, que trabajarán más rápido para depurar nuestro organismo y, por tanto, generará la necesidad de expulsión.
3. Hacer ejercicios a última hora
Por supuesto que hay que hacer ejercicio, es vital para nuestra salud, pero nuestra recomendación es alejarlo cuanto más posible del horario de sueño. Si haces ejercicio hasta tres horas antes de dormir, activas tu organismo y le costará más tiempo relajarse. Además, con el ejercicio aumentas la temperatura corporal y eso provocará posiblemente esos sudores nocturnos tan molestos.
4. Ver la televisión, jugar con el móvil o navegar con la tablet
Según un estudio realizado por investigadores del Instituto Politécnico de Rensselaer, en Nueva York, las luces brillantes de las pantallas de televisión, móvil o tablet, frenan las segregación de melatonina. Ésta es la hormona encargada de regular nuestro reloj biológico y que suscita el sueño.
Además, este estudio revela que los menores son mucho más sensibles a la luz que los adultos, por los que esta falta de sueño o somnolencia posterior es mucho más pronunciada.
Por otro lado, la televisión y su contenido puede estimularte demasiado y provocar que cueste un esfuerzo extra conciliar el sueño. Evita programas de terror o acción con ruidos fuertes y sobresaltos.
5. Tener discusiones o exceso de preocupaciones
De todos es sabido que una conciencia intranquila quita el sueño. Por eso debemos evitar discusiones y asuntos problemáticos en las últimas horas del día. Es posible que en el momento no quieras pensarlo, pero este tipo de tensiones afectan directamente a la parte emocional del subconsciente, pudiendo prevalecer durante la noche e incluso continuar al día siguiente.
6. Trabajar o estudiar hasta última hora
¿Eres de los que trabajan o estudian por la noche? Estás estimulando tu cerebro y eso puede causar una tensión extra que, después, no te permita una desconexión rápida. Esto es justamente lo contrario a lo que debemos hacer. Tu cerebro debe acompañar a tu cuerpo en el descanso final del día, de lo contrario el agotamiento continuará al despertar.
7. Darte una ducha caliente
Al igual que ocurre cuando comemos comida picante o hacemos ejercicio, darnos una ducha caliente al final del día puede dificultar la conciliación del sueño. Muchos aprovechan el final del día para relajarse con un baño. Sin embargo, vigila la temperatura de la ducha, que no sea excesivamente caliente, así evitarás que tu temperatura corporal aumente durante la noche. Mejor, disfruta de tu ducha 45 minutos antes de acostarte.
Via pikolin.com
Ha llegado el mejor momento del día, por fin puedo descansar. ¡Vaya día! De arriba abajo, de reunión en reunión… Después he ido -por fin- a hacer la compra. Además hoy he comenzado con la vida sana, me he preparado una cena acorde y el “tupper” para mañana, pero… Ya está, lo he hecho todo. ¡Me voy a dormir!
Pero de repente… ¡El sueño no llega! ¿Cómo es posible si estoy tan agotada?
¿Te suena esta historia, verdad? A todos nos pasa alguna vez y probablemente sea porque hemos cometido alguno -o varios- de estos errores que impiden que nuestro cerebro esté preparado para el descanso. No es ninguna tontería, debemos cuidar la rutina previa para poder alcanzar ese sueño reparador que nos ayude a afrontar después un nuevo día.
Los 7 pecados capitales en la rutina del sueño:
1. No cenar correctamente
Todos sabemos que acostarse con el estómago excesivamente lleno no es una buena elección. Sin embargo, expertos nutricionistas como Cassie Bjork, fundadora de Healthy Simple Life, también aseguran que “no cenar lo suficiente puede causar trastornos de sueño ya que también necesitamos energía para dormir”. Por lo que el mito de “la cena cuanto más ligera mejor”, no siempre es cierto. Busquemos un equilibrio.
Comer determinados alimentos ricos en carbohidratos complejos como avena, fruta o verdura sin almidón, no sólo puede ayudarnos a descansar, sino también a despertarnos con más energía. La clave está en controlar nuestros niveles de azúcar en sangre.
Del mismo modo, productos como las galletas, cereales o patatas chips, pueden provocarnos un subidón de azúcar y llegar a despertarnos. Además, también hay que evitar los alimentos ricos en carbohidratos como la pasta, bocadillos o pizza.
2. Beber exceso de líquido o refrescos
Por descontado debemos prescindir de las bebidas con cafeína, alcohol o azúcar antes de dormir, impedirían alcanzar un sueño reparador. Sin embargo, también debemos tener cuidado con las cantidades de agua.
Ingerir un exceso de líquido en las dos horas previas al sueño dificultará la digestión y además provocará el despertar de madrugada para ir al baño. Y es que la posición horizontal mantendrá el nivel del agua en los riñones, que trabajarán más rápido para depurar nuestro organismo y, por tanto, generará la necesidad de expulsión.
3. Hacer ejercicios a última hora
Por supuesto que hay que hacer ejercicio, es vital para nuestra salud, pero nuestra recomendación es alejarlo cuanto más posible del horario de sueño. Si haces ejercicio hasta tres horas antes de dormir, activas tu organismo y le costará más tiempo relajarse. Además, con el ejercicio aumentas la temperatura corporal y eso provocará posiblemente esos sudores nocturnos tan molestos.
4. Ver la televisión, jugar con el móvil o navegar con la tablet
Según un estudio realizado por investigadores del Instituto Politécnico de Rensselaer, en Nueva York, las luces brillantes de las pantallas de televisión, móvil o tablet, frenan las segregación de melatonina. Ésta es la hormona encargada de regular nuestro reloj biológico y que suscita el sueño.
Además, este estudio revela que los menores son mucho más sensibles a la luz que los adultos, por los que esta falta de sueño o somnolencia posterior es mucho más pronunciada.
Por otro lado, la televisión y su contenido puede estimularte demasiado y provocar que cueste un esfuerzo extra conciliar el sueño. Evita programas de terror o acción con ruidos fuertes y sobresaltos.
5. Tener discusiones o exceso de preocupaciones
De todos es sabido que una conciencia intranquila quita el sueño. Por eso debemos evitar discusiones y asuntos problemáticos en las últimas horas del día. Es posible que en el momento no quieras pensarlo, pero este tipo de tensiones afectan directamente a la parte emocional del subconsciente, pudiendo prevalecer durante la noche e incluso continuar al día siguiente.
6. Trabajar o estudiar hasta última hora
¿Eres de los que trabajan o estudian por la noche? Estás estimulando tu cerebro y eso puede causar una tensión extra que, después, no te permita una desconexión rápida. Esto es justamente lo contrario a lo que debemos hacer. Tu cerebro debe acompañar a tu cuerpo en el descanso final del día, de lo contrario el agotamiento continuará al despertar.
7. Darte una ducha caliente
Al igual que ocurre cuando comemos comida picante o hacemos ejercicio, darnos una ducha caliente al final del día puede dificultar la conciliación del sueño. Muchos aprovechan el final del día para relajarse con un baño. Sin embargo, vigila la temperatura de la ducha, que no sea excesivamente caliente, así evitarás que tu temperatura corporal aumente durante la noche. Mejor, disfruta de tu ducha 45 minutos antes de acostarte.
Via pikolin.com
Ejercicios mindfulness para dormir mejor
lunes, 23 de noviembre de 2015
Mindfulness o Atención Plena es una práctica que ha ido integrándose en la medicina y psicología occidental en los últimos años que se utiliza para reducir el estrés, aumentar la autoconciencia y reducir los síntomas derivados del estrés, tanto físicos como psicológicos.
La práctica de ejercicios mindfulness nos lleva a prestar una atención consciente y plena a las experiencias de cada momento desde el interés, la curiosidad y la aceptación.
Practicar mindfulness para dormir mejor
Además, la práctica de mindfulness permite mejorar la calidad del sueño en los adultos que sufren ciertos tipos de trastorno moderados del sueño. Son más personas de las que pensamos las que tienen algún tipo de problema a la hora de dormir, incluso es posible que nosotros mismos no descansemos todo lo bien que debiéramos. A través del mindfulness podríamos establecer un programa que modificara nuestras rutinas previas a acostarnos.
Y es que dormir mal nos lleva a sufrir fatiga, a tener el estado de ánimo alterado, tomar decisiones arriesgadas y padecer síntomas depresivos, una clara reducción de la calidad de vida.
Ya se han llevado a cabo estudios que han demostrado que la práctica de mindfulness contribuye a la mejora del sueño. En la Universidad del Sur de California, en Estados Unidos, se realizó un experimento que dividió a 49 personas en dos grupos, el primer grupo fue educado en mindfulness, mientras que en el segundo se realizó una intervención fundamentada en la “higiene del sueño”. Los miembros del grupo que practicó la atención plena desarrolló una significativa mejora en la calidad de su sueño con respecto a los que habían sido instruidos en la higiene del sueño. Si bien factores como el estrés o la ansiedad se redujeron en ambos grupos, cuestiones como la fatiga, el insomnio o la depresión sólo el mindfulness logró hacerles frente.
Practicar mindfulness para dormir mejor
Como vemos practicar mindfulness nos proporciona muy buenos efectos y nos ayuda a aceptar ciertas realidades y asumirlas de forma positiva. Al principio es posible que nos cueste un poco, pero con la rutina se convertirá en una actividad eficiente de abrir nuestra mente sin juzgarnos ni limitarnos.
Via cosasdesalud.es
La práctica de ejercicios mindfulness nos lleva a prestar una atención consciente y plena a las experiencias de cada momento desde el interés, la curiosidad y la aceptación.
Practicar mindfulness para dormir mejor
Además, la práctica de mindfulness permite mejorar la calidad del sueño en los adultos que sufren ciertos tipos de trastorno moderados del sueño. Son más personas de las que pensamos las que tienen algún tipo de problema a la hora de dormir, incluso es posible que nosotros mismos no descansemos todo lo bien que debiéramos. A través del mindfulness podríamos establecer un programa que modificara nuestras rutinas previas a acostarnos.
Y es que dormir mal nos lleva a sufrir fatiga, a tener el estado de ánimo alterado, tomar decisiones arriesgadas y padecer síntomas depresivos, una clara reducción de la calidad de vida.
Ya se han llevado a cabo estudios que han demostrado que la práctica de mindfulness contribuye a la mejora del sueño. En la Universidad del Sur de California, en Estados Unidos, se realizó un experimento que dividió a 49 personas en dos grupos, el primer grupo fue educado en mindfulness, mientras que en el segundo se realizó una intervención fundamentada en la “higiene del sueño”. Los miembros del grupo que practicó la atención plena desarrolló una significativa mejora en la calidad de su sueño con respecto a los que habían sido instruidos en la higiene del sueño. Si bien factores como el estrés o la ansiedad se redujeron en ambos grupos, cuestiones como la fatiga, el insomnio o la depresión sólo el mindfulness logró hacerles frente.
Practicar mindfulness para dormir mejor
Como vemos practicar mindfulness nos proporciona muy buenos efectos y nos ayuda a aceptar ciertas realidades y asumirlas de forma positiva. Al principio es posible que nos cueste un poco, pero con la rutina se convertirá en una actividad eficiente de abrir nuestra mente sin juzgarnos ni limitarnos.
Via cosasdesalud.es
Perder peso y resolver la lipoinflamación para dormir mejor
viernes, 20 de noviembre de 2015
Obesidad y calidad del sueño son dos conceptos muy relacionados entre sí, ya que dormir mal influye en la acción de la leptina, hormona reguladora de la saciedad, y aumenta la necesidad de comer durante el día.
Según un reciente estudio, perder peso, sobre todo de la barriga, mejora en un 20% la calidad del sueño, reduciendo la incidencia de apnea del sueño e insomnio.[1]
Los expertos del Método PnK® recomiendan perder peso, reduciendo la grasa abdominal y resolviendo la lipoinflamación (inflamación interna de las células de grasa), que también regula la acción de la leptina, para dormir mejor y evitar recaídas.
Perder peso a través del manejo de la lipoinflamación es lo que recomiendan los expertos del Método PnK® para dormir mejor y no recuperar el peso perdido. Según un reciente estudio, perder peso, especialmente de la grasa abdominal, mejora en un 20% la calidad del sueño, reduciendo trastornos típicos de la obesidad como la apnea del sueño. Más de 4 millones de adultos en España padecen insomnio y, teniendo en cuenta que más de la mitad de la población padece obesidad, perder peso resolviendo la lipoinflamación puede ser una buena opción para conciliar el sueño y evitar también así aumentos de peso indeseados.
Parece ser que obesidad y calidad del sueño están muy relacionadas, ya que dormir mal disminuye la acción de la leptina (hormona reguladora de la saciedad) y aumenta la concentración de la grelina (hormona del hambre), responsable del aumento de la ingesta. Es más, un estudio[2] de la Universidad de Berkeley (CA, Estados Unidos) detectó que tras una mala noche, aumenta la necesidad de comer durante el día, y especialmente las ganas de ingerir “comida basura”.
“Con la llegada de las navidades y el estrés acumulado de final de año el insomnio tiende a aumentar. Ello unido a las pesadas digestiones y al estilo de vida sedentario hace que la mayoría de gente recupere el peso perdido durante estas fechas, sobre todo si no se ha resuelto la lipoinflamación”, alertan los expertos del Método PnK® (www.metodopnk.com). Y es que la lipoinflamación – o inflamación interna de las células de grasa- se ha demostrado como una de las principales causas de la recuperación del peso tras una dieta, y también regula la acción de la hormona reguladora de la saciedad.
Una labor de equipo contra la lipoinflamación
El Método PnK®, tratamiento médico, personalizado, para la pérdida de peso y no recuperación, busca la resolución de la lipoinflamación desde todas sus partes. Por un lado, empezando con una pérdida de peso a través de una dieta cetogénica baja en grasas, cuya rapidez, eficacia y seguridad ha sido ampliamente demostrada a nivel científico. Por otro, desde el inicio del tratamiento y por prescripción médica, el paciente empieza a incluir también una serie de ejercicios de tonificación muscular, especialmente indicados contra la lipoinflamación. Estos contribuyen a reducir una grasa presente dentro del músculo que interviene en la posible recuperación posterior del peso. Eliminándola, aumentan las posibilidades del paciente de no recuperarlo y se facilita que el resto de grasa colindante se elimine de forma más rápida.
Asimismo, y para contribuir también a nivel interno, el método incluye una nueva fórmula exclusiva, ProteínDHA®, especialmente diseñada para la resolución de la lipoinflamación. Su combinación de proteínas de alto valor biológico con omega 3 DHA de alta biodisponibilidad, facilita la no recuperación del peso a largo plazo.
Y finalmente, también se consigue un cambio real y perdurable de hábitos de vida que maximiza los resultados logrados por los cambios realizados a nivel celular. Sin estos últimos, no se podrá alcanzar la estabilización que permitirá al paciente mantener el peso a largo plazo.
Conseguir su adherencia para que realice el tratamiento de principio a fin será esencial, ya que cada una de las partes de este método debe desempeñar su labor específica contra la lipoinflamación. Para ello, el médico-motivador y la dietista-coach llevarán a cabo en este método una labor especialmente motivadora y de seguimiento del paciente. Además, una estructura sencilla, establecida en sólo 5 pasos, y el hecho de tener resultados visibles al poco tiempo, acabará de contribuir a generar esa mayor adherencia.
Gracias a todo ello, el paciente acabará el tratamiento con la pérdida de peso y con una protección frente a una nueva inflamación del tejido graso, y todo ello le facilitará la no recuperación del mismo y una mayor facilidad para descansar.
Via tusmedios.es
Según un reciente estudio, perder peso, sobre todo de la barriga, mejora en un 20% la calidad del sueño, reduciendo la incidencia de apnea del sueño e insomnio.[1]
Los expertos del Método PnK® recomiendan perder peso, reduciendo la grasa abdominal y resolviendo la lipoinflamación (inflamación interna de las células de grasa), que también regula la acción de la leptina, para dormir mejor y evitar recaídas.
Perder peso a través del manejo de la lipoinflamación es lo que recomiendan los expertos del Método PnK® para dormir mejor y no recuperar el peso perdido. Según un reciente estudio, perder peso, especialmente de la grasa abdominal, mejora en un 20% la calidad del sueño, reduciendo trastornos típicos de la obesidad como la apnea del sueño. Más de 4 millones de adultos en España padecen insomnio y, teniendo en cuenta que más de la mitad de la población padece obesidad, perder peso resolviendo la lipoinflamación puede ser una buena opción para conciliar el sueño y evitar también así aumentos de peso indeseados.
Parece ser que obesidad y calidad del sueño están muy relacionadas, ya que dormir mal disminuye la acción de la leptina (hormona reguladora de la saciedad) y aumenta la concentración de la grelina (hormona del hambre), responsable del aumento de la ingesta. Es más, un estudio[2] de la Universidad de Berkeley (CA, Estados Unidos) detectó que tras una mala noche, aumenta la necesidad de comer durante el día, y especialmente las ganas de ingerir “comida basura”.
“Con la llegada de las navidades y el estrés acumulado de final de año el insomnio tiende a aumentar. Ello unido a las pesadas digestiones y al estilo de vida sedentario hace que la mayoría de gente recupere el peso perdido durante estas fechas, sobre todo si no se ha resuelto la lipoinflamación”, alertan los expertos del Método PnK® (www.metodopnk.com). Y es que la lipoinflamación – o inflamación interna de las células de grasa- se ha demostrado como una de las principales causas de la recuperación del peso tras una dieta, y también regula la acción de la hormona reguladora de la saciedad.
Una labor de equipo contra la lipoinflamación
El Método PnK®, tratamiento médico, personalizado, para la pérdida de peso y no recuperación, busca la resolución de la lipoinflamación desde todas sus partes. Por un lado, empezando con una pérdida de peso a través de una dieta cetogénica baja en grasas, cuya rapidez, eficacia y seguridad ha sido ampliamente demostrada a nivel científico. Por otro, desde el inicio del tratamiento y por prescripción médica, el paciente empieza a incluir también una serie de ejercicios de tonificación muscular, especialmente indicados contra la lipoinflamación. Estos contribuyen a reducir una grasa presente dentro del músculo que interviene en la posible recuperación posterior del peso. Eliminándola, aumentan las posibilidades del paciente de no recuperarlo y se facilita que el resto de grasa colindante se elimine de forma más rápida.
Asimismo, y para contribuir también a nivel interno, el método incluye una nueva fórmula exclusiva, ProteínDHA®, especialmente diseñada para la resolución de la lipoinflamación. Su combinación de proteínas de alto valor biológico con omega 3 DHA de alta biodisponibilidad, facilita la no recuperación del peso a largo plazo.
Y finalmente, también se consigue un cambio real y perdurable de hábitos de vida que maximiza los resultados logrados por los cambios realizados a nivel celular. Sin estos últimos, no se podrá alcanzar la estabilización que permitirá al paciente mantener el peso a largo plazo.
Conseguir su adherencia para que realice el tratamiento de principio a fin será esencial, ya que cada una de las partes de este método debe desempeñar su labor específica contra la lipoinflamación. Para ello, el médico-motivador y la dietista-coach llevarán a cabo en este método una labor especialmente motivadora y de seguimiento del paciente. Además, una estructura sencilla, establecida en sólo 5 pasos, y el hecho de tener resultados visibles al poco tiempo, acabará de contribuir a generar esa mayor adherencia.
Gracias a todo ello, el paciente acabará el tratamiento con la pérdida de peso y con una protección frente a una nueva inflamación del tejido graso, y todo ello le facilitará la no recuperación del mismo y una mayor facilidad para descansar.
Via tusmedios.es
El 10% de los niños ronca de manera habitual
El 10 por ciento de los niños ronca de manera habitual y un 3 por ciento sufre del denominado síndrome de la apnea del sueño, según destaca el doctor Gonzalo Pin, jefe de la Unidad del Sueño y Pediatría del Hospital Quirón Salud Valencia, quien tomará parte este fin de semana en la XIX Reunión Conjunta de Invierno de la SEPAR.
Según ha explicado el centro en un comunicado, se considera roncador habitual a aquel niño que ronca más de tres días a la semana durante más de tres semanas seguidas, circunstancia que ya es "habitual" en el 10 por ciento de la población infantil.
El doctor Pin ha subrayado que actualmente "estamos asistiendo a dos circunstancias importantes: por un lado, a la aparición de un cuadro de apneas obstructivas del sueño cada vez más parecido al que vemos en los adultos y, por otro, al incremento de la obesidad infantil".
De acuerdo con el especialista, estos dos hechos facilitan la circunstancia de que, por ejemplo, más del 40 por ciento de los adolescentes que presentan obesidad padezcan al mismo tiempo algún tipo de trastorno respiratorio del sueño.
El origen de este problema se encuentra en la "desproporción" entre la vía aérea superior y el tejido que la rodea y es "más frecuente" en niños con facies muy estrecha, paladares profundos y en aquellos que tienen unas amígdalas y adenoides "desproporcionadamente grandes".
El tramo de edad donde suele ser más habitual es de los tres a los cinco años y en la adolescencia, "dos etapas críticas del desarrollo en las que se requiere un seguimiento más cercano por parte del pediatra", ha añadido el experto del Hospital Quirón Salud Valencia.
Las consecuencias de un trastorno respiratorio del sueño no tratado y permanente pueden ser "múltiples y diversas": desde dificultades de conducta y rendimiento escolar a problemas cardiovasculares o endocrinos.
"Además, si estas circunstancias se alargan en el tiempo, en su etapa adulta, se tendrá una mayor propensión a la diabetes, la hipertensión y los problemas cardiovasculares", ha advertido el doctor Pin.
Desde el centro se recomienda acudir al pediatra siempre que se detecte que el niño ronca de manera habitual o presenta otras circunstancias, como exceso de sueño diurno y bajo rendimiento escolar.
Fuente infosalus.com
Según ha explicado el centro en un comunicado, se considera roncador habitual a aquel niño que ronca más de tres días a la semana durante más de tres semanas seguidas, circunstancia que ya es "habitual" en el 10 por ciento de la población infantil.
El doctor Pin ha subrayado que actualmente "estamos asistiendo a dos circunstancias importantes: por un lado, a la aparición de un cuadro de apneas obstructivas del sueño cada vez más parecido al que vemos en los adultos y, por otro, al incremento de la obesidad infantil".
De acuerdo con el especialista, estos dos hechos facilitan la circunstancia de que, por ejemplo, más del 40 por ciento de los adolescentes que presentan obesidad padezcan al mismo tiempo algún tipo de trastorno respiratorio del sueño.
El origen de este problema se encuentra en la "desproporción" entre la vía aérea superior y el tejido que la rodea y es "más frecuente" en niños con facies muy estrecha, paladares profundos y en aquellos que tienen unas amígdalas y adenoides "desproporcionadamente grandes".
El tramo de edad donde suele ser más habitual es de los tres a los cinco años y en la adolescencia, "dos etapas críticas del desarrollo en las que se requiere un seguimiento más cercano por parte del pediatra", ha añadido el experto del Hospital Quirón Salud Valencia.
Las consecuencias de un trastorno respiratorio del sueño no tratado y permanente pueden ser "múltiples y diversas": desde dificultades de conducta y rendimiento escolar a problemas cardiovasculares o endocrinos.
"Además, si estas circunstancias se alargan en el tiempo, en su etapa adulta, se tendrá una mayor propensión a la diabetes, la hipertensión y los problemas cardiovasculares", ha advertido el doctor Pin.
Desde el centro se recomienda acudir al pediatra siempre que se detecte que el niño ronca de manera habitual o presenta otras circunstancias, como exceso de sueño diurno y bajo rendimiento escolar.
Fuente infosalus.com
Mejor dormir poco que hacerlo a 'trompicones'
jueves, 19 de noviembre de 2015
Las personas que duermen con interrupciones tienen un mayor riesgo de estar deprimidos y con peor estado de ánimo
Somos un país de durmientes no saludables. Según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), se calcula que un 30% de la población adulta padece insomnio transitorio, es decir, dificultad ocasional para dormir. Cuando esta situación se alarga más allá de los seis meses, el insomnio es crónico. Esta modalidad afecta a entre el 10% y el 15% de la población, a unos cuatro millones de españoles. La situación además se ha agravado con la llegada de la tecnología a nuestras vidas: las tablets o smartphones nos roban cada día más horas de sueño.
Pero en realidad, ¿cuál es el peor tipo de sueño para su salud? ¿el que padece una persona que se acuesta a hora aconsejable pero que se despierta cada cierto tiempo o el de aquel que duerme pocas horas porque se acuesta tarde pero lo hace del ‘tirón’? Por fin los científicos pueden haber dado con la respuesta.
En un estudio que se publica en la revista «Sleep», el equipo de Patrick Finan, de la Universidad Johns Hopkins, ha comparado los dos tipos de sueño en un grupo de 62 hombres y mujeres sanos que eran buenos ‘durmientes’. Los participantes pasaron tres días y noches en un laboratorio del sueño y respondieron a las preguntas acerca de su estado de ánimo cada noche antes de dormirse.
Etapas de sueño
Mientras dormían, los investigadores analizaron sus etapas de sueño para que documentar cuándo y cuánto tiempo duraba cada una de ellas. Un tercio de los voluntarios fueron asignados aleatoriamente a ser despertados varias veces durante la noche, a otro no se les permitía irse a dormir hasta bien entrada la noche, pero no se les despertaba, y al grupo final, que actuó como el control, se les permitió dormir sin interrupción toda la noche.
Cuando compararon el estado de ánimo de los tres grupos los investigadores vieron que se los ‘durmientes’ a los que se les interrumpió el sueño y aquellos que se acostaban ambos mostraron caídas en su estado de ánimo después de la primera noche. Pero en los siguientes noches, aquellos que dormían a ‘trompicones’ seguían informando de una disminución de sentimientos positivos, mientras que los que dormían poco ya no y mantenían un estado de ánimo similar al de la primera noche
Los investigadores vieron además que esta caída en el estado de ánimo se produjo independientemente de lo que los participantes informaron sobre la escala de estado de ánimo negativo. Según Finan, parece que dormir a ‘trompicones’ puede ser menos saludable que dormir poco.
Y cuando los investigadores analizaron los patrones cerebrales de los dos grupos a los que se les interrumpió el sueño de una u otra forma vieron que aquellos a los que se despertó varias veces mostraban menos ondas de sueño profundo que normalmente está ligado a con la sensación de descanso y reposo, que los que se observaban en los que había dormido las misma horas pero de forma seguida.
Los investigadores consideran que su información tiene implicaciones para la forma en la que muchas variables, desde el estrés a la depresión, puede afectar el sueño y el estado de ánimo. Por ejemplo, habría que profundizar si la depresión se asocia con un patrón sueño con interrupciones o con un sueño más breve, señala Finan.
El estudio tampoco desvela si existe un umbral a partir del cual la falta de sueño comienza a afectar negativamente el estado de ánimo de la misma manera que lo hace las interrupciones en el descanso. «Parece que la pérdida de este tipo de sueño deteriora la capacidad para recuperarse o estabilizar las emociones positivas en respuesta a factores de estrés –señala-. Por ello, deberíamos estar prestando atención no solo a la cantidad o calidad de sueño, o simplemente a la cantidad o calidad del estado de ánimo o emociones, sino a la combinación de ambos».
Además, añade Finan, el estudio sugiere que los efectos de la interrupción del sueño en el estado de ánimo positivo pueden ser acumulativos, ya que las diferencias entre los grupos surgieron después de la segunda noche y continuaron el día después de la tercera noche del estudio. Sin embargo, reconoce, se necesitan más estudios para aprender más acerca de las fases de sueño en personas con insomnio y el papel que desempeña un noche de recuperación del sueño.
Via abc.es
Somos un país de durmientes no saludables. Según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), se calcula que un 30% de la población adulta padece insomnio transitorio, es decir, dificultad ocasional para dormir. Cuando esta situación se alarga más allá de los seis meses, el insomnio es crónico. Esta modalidad afecta a entre el 10% y el 15% de la población, a unos cuatro millones de españoles. La situación además se ha agravado con la llegada de la tecnología a nuestras vidas: las tablets o smartphones nos roban cada día más horas de sueño.
Pero en realidad, ¿cuál es el peor tipo de sueño para su salud? ¿el que padece una persona que se acuesta a hora aconsejable pero que se despierta cada cierto tiempo o el de aquel que duerme pocas horas porque se acuesta tarde pero lo hace del ‘tirón’? Por fin los científicos pueden haber dado con la respuesta.
En un estudio que se publica en la revista «Sleep», el equipo de Patrick Finan, de la Universidad Johns Hopkins, ha comparado los dos tipos de sueño en un grupo de 62 hombres y mujeres sanos que eran buenos ‘durmientes’. Los participantes pasaron tres días y noches en un laboratorio del sueño y respondieron a las preguntas acerca de su estado de ánimo cada noche antes de dormirse.
Etapas de sueño
Mientras dormían, los investigadores analizaron sus etapas de sueño para que documentar cuándo y cuánto tiempo duraba cada una de ellas. Un tercio de los voluntarios fueron asignados aleatoriamente a ser despertados varias veces durante la noche, a otro no se les permitía irse a dormir hasta bien entrada la noche, pero no se les despertaba, y al grupo final, que actuó como el control, se les permitió dormir sin interrupción toda la noche.
Cuando compararon el estado de ánimo de los tres grupos los investigadores vieron que se los ‘durmientes’ a los que se les interrumpió el sueño y aquellos que se acostaban ambos mostraron caídas en su estado de ánimo después de la primera noche. Pero en los siguientes noches, aquellos que dormían a ‘trompicones’ seguían informando de una disminución de sentimientos positivos, mientras que los que dormían poco ya no y mantenían un estado de ánimo similar al de la primera noche
Los investigadores vieron además que esta caída en el estado de ánimo se produjo independientemente de lo que los participantes informaron sobre la escala de estado de ánimo negativo. Según Finan, parece que dormir a ‘trompicones’ puede ser menos saludable que dormir poco.
Y cuando los investigadores analizaron los patrones cerebrales de los dos grupos a los que se les interrumpió el sueño de una u otra forma vieron que aquellos a los que se despertó varias veces mostraban menos ondas de sueño profundo que normalmente está ligado a con la sensación de descanso y reposo, que los que se observaban en los que había dormido las misma horas pero de forma seguida.
Los investigadores consideran que su información tiene implicaciones para la forma en la que muchas variables, desde el estrés a la depresión, puede afectar el sueño y el estado de ánimo. Por ejemplo, habría que profundizar si la depresión se asocia con un patrón sueño con interrupciones o con un sueño más breve, señala Finan.
El estudio tampoco desvela si existe un umbral a partir del cual la falta de sueño comienza a afectar negativamente el estado de ánimo de la misma manera que lo hace las interrupciones en el descanso. «Parece que la pérdida de este tipo de sueño deteriora la capacidad para recuperarse o estabilizar las emociones positivas en respuesta a factores de estrés –señala-. Por ello, deberíamos estar prestando atención no solo a la cantidad o calidad de sueño, o simplemente a la cantidad o calidad del estado de ánimo o emociones, sino a la combinación de ambos».
Además, añade Finan, el estudio sugiere que los efectos de la interrupción del sueño en el estado de ánimo positivo pueden ser acumulativos, ya que las diferencias entre los grupos surgieron después de la segunda noche y continuaron el día después de la tercera noche del estudio. Sin embargo, reconoce, se necesitan más estudios para aprender más acerca de las fases de sueño en personas con insomnio y el papel que desempeña un noche de recuperación del sueño.
Via abc.es
Consejos para dormir bien
miércoles, 18 de noviembre de 2015
Dormir es una conducta necesaria para sobrevivir. Antes o después dormiremos, no podemos prescindir del sueño ni podemos evitar dormir. El cerebro necesita descansar periódicamente para recuperarse de los efectos colaterales adversos de la actividad que tiene mientras estamos despiertos.
Durante el sueño se eliminan los radicales libres, productos de desecho de la actividad metabólica del cerebro mientras está despierto. Los radicales libres son sustancias químicas muy oxidantes que unidas a otras moléculas pueden dañar las células en las que se encuentran, este proceso se conoce como estrés oxidativo.
Las funciones del sueño no están del todo claras pero se cree que son las siguientes:
La función del sueño de ondas lentas (Fase 4) es permitir que el cerebro descanse y se recupere de la actividad mental realizada durante el día. Se ha comprobado en laboratorio que durante el sueño, las regiones cerebrales que han tenido mayor actividad durante la vigilia presentan una actividad de ondas lentas durante el sueño superior al resto del cerebro.
El sueño REM permite el desarrollo del cerebro. Se piensa que esto es así porque se ha observado que mientras los recién nacidos pasan un 70% del sueño en la fase REM los ancianos pasan menos de un 15% del sueño en esta fase. El tiempo que pasamos en la fase REM durante el sueño va descendiendo a medida que aumenta nuestro desarrollo cerebral.
El sueño también ayuda a la consolidación de la memoria a largo plazo. El sueño REM ayuda a consolidar la memoria no declarativa (recuerdos adquiridos mediante la práctica y la experiencia como conducir, reconocer caras,…) El sueño de ondas lentas ayuda a consolidar la memoria declarativa (memoria autobiográfica, relaciones espaciales,…)
Un sueño reparador es vital para afrontar el nuevo día descansados, con energí y libres de ansiedad.
MANTENER UNA HIGIENE DEL SUEÑO ADECUADA
Mediante la higiene del sueño se busca disminuir las conductas que pueden interferir en el sueño y fomentar hábitos que lo faciliten.
Hábitos alimentarios
Limitar el consumo de alimentos cerca de la hora de acostarse. Una cena pesada interfiere el sueño. Es beneficioso tomar leche antes de ir a dormir porque su contenido en triptófano facilita el sueño y evita despertares nocturnos por hambre. Si nos despertamos durante la noche es importante no comer nada para no acostumbrarnos a despertar por hambre.
No tomar bebidas estimulantes (café, té y derivados de cola) durante las 6 horas previas a acostarse. No tomar alcohol antes de ir a dormir puesto que a pesar de que acelera el inicio del sueño, durante la segunda mitad de la noche puede provocar pesadillas y despertares nocturnos.
Regularidad del ritmo sueño-vigilia
Establecer un horario regular (pero flexible) que se transforme en un hábito. Ir a dormir a la misma hora todos los días y sobre todo es muy importante levantarse todos los días a la misma hora aunque se haya dormido poco y mal. Levantarse a la misma hora ayuda a fortalecer un ritmo circadiano adecuado.
Rituales
Es recomendable instaurar rituales que nos señalen la hora de dormir. Por ejemplo: lavarse los dientes, leer un libro, apagar la luz y dormir.
Actividad y ejercicio físico
Hay que eliminar las actividades estimulantes antes de ir a dormir (juegos, deporte, videojuegos, películas de acción,…). Nunca debe realizarse el ejercicio físico antes de acostarse. Se recomienda no realizarlo durante las 4 horas previas a acostarse. Si observamos que tenemos una activación elevada durante la tarde-noche es útil el uso de técnicas de relajación antes de ir a dormir.
Actividades en el dormitorio
Usar el dormitorio exclusivamente para dormir de forma que se convierta en un estímulo discriminativo que nos señale que es el momento de dormir. Es necesario eliminar todas las conductas incompatibles con dormir como jugar, comer, videojuegos, televisión,…
Factores ambientales
Controlar el ruido, la temperatura (entre 18º y 22º), nivel de humedad, ventilación, colchón del tamaño adecuado que sea firme pero no duro, almohada que no sea demasiado alto ni muy dura, que las mantas no sean pesadas,…
Preocupaciones y/o alteraciones emocionales
Los problemas que generan inestabilidad emocional y/o preocupaciones interfieren en la conciliación y mantenimiento del sueño. En estos momentos de elevada ansiedad es recomendable realizar ejercicios de relajación al acostarse.
Fuente oscarsaura.es
Durante el sueño se eliminan los radicales libres, productos de desecho de la actividad metabólica del cerebro mientras está despierto. Los radicales libres son sustancias químicas muy oxidantes que unidas a otras moléculas pueden dañar las células en las que se encuentran, este proceso se conoce como estrés oxidativo.
Las funciones del sueño no están del todo claras pero se cree que son las siguientes:
La función del sueño de ondas lentas (Fase 4) es permitir que el cerebro descanse y se recupere de la actividad mental realizada durante el día. Se ha comprobado en laboratorio que durante el sueño, las regiones cerebrales que han tenido mayor actividad durante la vigilia presentan una actividad de ondas lentas durante el sueño superior al resto del cerebro.
El sueño REM permite el desarrollo del cerebro. Se piensa que esto es así porque se ha observado que mientras los recién nacidos pasan un 70% del sueño en la fase REM los ancianos pasan menos de un 15% del sueño en esta fase. El tiempo que pasamos en la fase REM durante el sueño va descendiendo a medida que aumenta nuestro desarrollo cerebral.
El sueño también ayuda a la consolidación de la memoria a largo plazo. El sueño REM ayuda a consolidar la memoria no declarativa (recuerdos adquiridos mediante la práctica y la experiencia como conducir, reconocer caras,…) El sueño de ondas lentas ayuda a consolidar la memoria declarativa (memoria autobiográfica, relaciones espaciales,…)
Un sueño reparador es vital para afrontar el nuevo día descansados, con energí y libres de ansiedad.
MANTENER UNA HIGIENE DEL SUEÑO ADECUADA
Mediante la higiene del sueño se busca disminuir las conductas que pueden interferir en el sueño y fomentar hábitos que lo faciliten.
Hábitos alimentarios
Limitar el consumo de alimentos cerca de la hora de acostarse. Una cena pesada interfiere el sueño. Es beneficioso tomar leche antes de ir a dormir porque su contenido en triptófano facilita el sueño y evita despertares nocturnos por hambre. Si nos despertamos durante la noche es importante no comer nada para no acostumbrarnos a despertar por hambre.
No tomar bebidas estimulantes (café, té y derivados de cola) durante las 6 horas previas a acostarse. No tomar alcohol antes de ir a dormir puesto que a pesar de que acelera el inicio del sueño, durante la segunda mitad de la noche puede provocar pesadillas y despertares nocturnos.
Regularidad del ritmo sueño-vigilia
Establecer un horario regular (pero flexible) que se transforme en un hábito. Ir a dormir a la misma hora todos los días y sobre todo es muy importante levantarse todos los días a la misma hora aunque se haya dormido poco y mal. Levantarse a la misma hora ayuda a fortalecer un ritmo circadiano adecuado.
Rituales
Es recomendable instaurar rituales que nos señalen la hora de dormir. Por ejemplo: lavarse los dientes, leer un libro, apagar la luz y dormir.
Actividad y ejercicio físico
Hay que eliminar las actividades estimulantes antes de ir a dormir (juegos, deporte, videojuegos, películas de acción,…). Nunca debe realizarse el ejercicio físico antes de acostarse. Se recomienda no realizarlo durante las 4 horas previas a acostarse. Si observamos que tenemos una activación elevada durante la tarde-noche es útil el uso de técnicas de relajación antes de ir a dormir.
Actividades en el dormitorio
Usar el dormitorio exclusivamente para dormir de forma que se convierta en un estímulo discriminativo que nos señale que es el momento de dormir. Es necesario eliminar todas las conductas incompatibles con dormir como jugar, comer, videojuegos, televisión,…
Factores ambientales
Controlar el ruido, la temperatura (entre 18º y 22º), nivel de humedad, ventilación, colchón del tamaño adecuado que sea firme pero no duro, almohada que no sea demasiado alto ni muy dura, que las mantas no sean pesadas,…
Preocupaciones y/o alteraciones emocionales
Los problemas que generan inestabilidad emocional y/o preocupaciones interfieren en la conciliación y mantenimiento del sueño. En estos momentos de elevada ansiedad es recomendable realizar ejercicios de relajación al acostarse.
Fuente oscarsaura.es
La Siesta: Beneficios para la salud
martes, 17 de noviembre de 2015
La siesta lejos de ser un placer meramente ibérico y con cierta connotación negativa como de característica holgazán o perezoso, es un hábito muy saludable para nuestro organismo. Diversos estudios publicados por instituciones científicas y hasta la propia NASA, han apostado por una siesta corta pero reparadora con el fin de favorecer los procesos internos de nuestro cuerpo y recuperar energías. ¡Descubre los beneficios de la siesta en este artículo!
La necesidad de tomar una siesta y tener un corto descanso es meramente una necesidad física de nuestro organismo.
En diversos países del mundo lo que se ingiere a la hora del almuerzo aporta el 45% de las energías que necesitamos para afrontar nuestras rutias diarias. Esta ingesta calórica mediante los alimentos hace que la sangre presente en el sistema nervioso se desplace al sistema digestivo para poder procesar los alimentos y absorber los nutrientes necesarios.
Esto supone una bajada en la actividad cerebral, lo que puede derivar en un estado somnoliento como también un aumento de la temperatura periférica.
Dormir una pequeña siesta se torna así, una necesidad fisiológica en pos de un mejor desarrollo de nuestras capacidades. Por su parte la NASA ha subrayado que una siesta de alrededor de 26 minutos ayuda a mejorar el rendimiento de los controladores aéreos en un 34% como también su capacidad de alerta en un 54%. Además, que ayuda a una mayor concentración y fijación de los nuevos conocimientos.
Poco a poco, tras la ayuda de diversos estudios, la siesta se va posicionando como un gran aliado de nuestra salud tanto física, mental como emocional. Veamos los beneficios que ofrece dormir una siesta y tener un breve sueño reparador de 26-30 minutos.
Aumento de la temperatura corporal durante la siesta mejorando nuestra salud circadiana
Mejora del rendimiento y capacidad de concentración
Ayuda a una mejor asimilación de los nuevos conocimientos y curva de aprendizaje
Mejor rendimiento escolar
Aliada de nuestra salud cardíaca ya reduce la presión arterial en momentos de estrés
Una vez más el dormir bien y disfrutar de un sueño reparador mejoran nuestra salud y desarrollo diario. ¡Que nada ni nadie te robe esos 26 minutos de siesta!
“Por oro no vendas lo que nunca podrás comprar con oro: la tranquila siesta, el satisfecho día, la limpia fama y la conciencia alegre”, Samuel Johnson.
Via dormidina.com
La necesidad de tomar una siesta y tener un corto descanso es meramente una necesidad física de nuestro organismo.
En diversos países del mundo lo que se ingiere a la hora del almuerzo aporta el 45% de las energías que necesitamos para afrontar nuestras rutias diarias. Esta ingesta calórica mediante los alimentos hace que la sangre presente en el sistema nervioso se desplace al sistema digestivo para poder procesar los alimentos y absorber los nutrientes necesarios.
Esto supone una bajada en la actividad cerebral, lo que puede derivar en un estado somnoliento como también un aumento de la temperatura periférica.
Dormir una pequeña siesta se torna así, una necesidad fisiológica en pos de un mejor desarrollo de nuestras capacidades. Por su parte la NASA ha subrayado que una siesta de alrededor de 26 minutos ayuda a mejorar el rendimiento de los controladores aéreos en un 34% como también su capacidad de alerta en un 54%. Además, que ayuda a una mayor concentración y fijación de los nuevos conocimientos.
Poco a poco, tras la ayuda de diversos estudios, la siesta se va posicionando como un gran aliado de nuestra salud tanto física, mental como emocional. Veamos los beneficios que ofrece dormir una siesta y tener un breve sueño reparador de 26-30 minutos.
Aumento de la temperatura corporal durante la siesta mejorando nuestra salud circadiana
Mejora del rendimiento y capacidad de concentración
Ayuda a una mejor asimilación de los nuevos conocimientos y curva de aprendizaje
Mejor rendimiento escolar
Aliada de nuestra salud cardíaca ya reduce la presión arterial en momentos de estrés
Una vez más el dormir bien y disfrutar de un sueño reparador mejoran nuestra salud y desarrollo diario. ¡Que nada ni nadie te robe esos 26 minutos de siesta!
“Por oro no vendas lo que nunca podrás comprar con oro: la tranquila siesta, el satisfecho día, la limpia fama y la conciencia alegre”, Samuel Johnson.
Via dormidina.com
Remedios homeopáticos para dormir y tratar el insomnio ocasional
lunes, 16 de noviembre de 2015
Por la noche cuando nos tumbamos en la cama lo que más deseamos es cerrar los ojos, dormir y descansar. Ese proceso vital es muy importante para que podamos recuperar energía y levantarnos a la mañana siguiente con fuerzas para realizar todas nuestras tareas y deberes. Sin embargo, no todo el mundo tiene la suerte de cerrar los ojos y conciliar el sueño. El insomnio es un problema que afecta a millones de personas en todo el mundo y que en muchas ocasiones, cuesta mucho combatir.
Además, se dice que el insomnio ocasional está muy relacionado con el estrés y la ansiedad. Esto impide que podamos dormir ya que nuestra cabeza sigue dando vueltas, pensando en cosas del trabajo, en algún problema personal, en una conversación que tuviste durante la jornada, etc.
En este sentido, la homeopatia funciona de maravilla como un mecanismo para volver al equilibrio al organismo. Mientras aumenta el número de personas que reniegan de los fármacos y las pastillas para dormir, la homeopatía funciona a muchas personas que luchan a diario contra el insomnio. Con unos buenos hábitos y la medicación adecuada se puede acabar con el insomnio de una vez por todas y regresar a la normalidad.
Los problemas de insomnio generan un desequilibrio en nuestro cuerpo que conviene ser tratado desde la raíz. En ocasiones el trastorno de sueño se deriva por una mala gestión del estrés, un problema de ansiedad, un estado depresivo o una experiencia traumática reciente que nos quite literalmente el sueño. Pero otras veces simplemente puede ser que se haya perdido el hábito de dormir por no llevar un horario adecuado, por desajustes en la alimentación o incluso por miedos irracionales. Para todos estos problemas tiene remedio la homeopatia.
Si bien no es una ciencia exacta, los medicamentos homeopáticos están basados en la naturaleza y sus propiedades de vida. Por lo tanto, se trata de una alternativa natural que puede ayudarnos a recuperar el descanso y a dormir de forma saludable las horas que nuestro organismo reclama. A diferencia de otros fármacos tradicionales, los homeopáticos no producen dependencia, ni somnolencia diurna, ni presentan contraindicaciones y además pueden administrarse a todo el mundo independientemente de su estado de salud, incluso niños y mujeres embarazadas.
Entre los remedios para solucionar el problema del insomnio destacan: coffea, chamomilla, gelsenium y arnica. Aunque se pueden encontrar algunos más. Recuerda que además de la medicación homeopática para solucionar el insomnio es recomendable practicar deporte regularmente, sigue una rutina de horarios sin cambios bruscos, evita alimentos excitantes como el café, té, chocolate y también el alcohol.
Via saludpasion.com
Además, se dice que el insomnio ocasional está muy relacionado con el estrés y la ansiedad. Esto impide que podamos dormir ya que nuestra cabeza sigue dando vueltas, pensando en cosas del trabajo, en algún problema personal, en una conversación que tuviste durante la jornada, etc.
En este sentido, la homeopatia funciona de maravilla como un mecanismo para volver al equilibrio al organismo. Mientras aumenta el número de personas que reniegan de los fármacos y las pastillas para dormir, la homeopatía funciona a muchas personas que luchan a diario contra el insomnio. Con unos buenos hábitos y la medicación adecuada se puede acabar con el insomnio de una vez por todas y regresar a la normalidad.
Los problemas de insomnio generan un desequilibrio en nuestro cuerpo que conviene ser tratado desde la raíz. En ocasiones el trastorno de sueño se deriva por una mala gestión del estrés, un problema de ansiedad, un estado depresivo o una experiencia traumática reciente que nos quite literalmente el sueño. Pero otras veces simplemente puede ser que se haya perdido el hábito de dormir por no llevar un horario adecuado, por desajustes en la alimentación o incluso por miedos irracionales. Para todos estos problemas tiene remedio la homeopatia.
Si bien no es una ciencia exacta, los medicamentos homeopáticos están basados en la naturaleza y sus propiedades de vida. Por lo tanto, se trata de una alternativa natural que puede ayudarnos a recuperar el descanso y a dormir de forma saludable las horas que nuestro organismo reclama. A diferencia de otros fármacos tradicionales, los homeopáticos no producen dependencia, ni somnolencia diurna, ni presentan contraindicaciones y además pueden administrarse a todo el mundo independientemente de su estado de salud, incluso niños y mujeres embarazadas.
Entre los remedios para solucionar el problema del insomnio destacan: coffea, chamomilla, gelsenium y arnica. Aunque se pueden encontrar algunos más. Recuerda que además de la medicación homeopática para solucionar el insomnio es recomendable practicar deporte regularmente, sigue una rutina de horarios sin cambios bruscos, evita alimentos excitantes como el café, té, chocolate y también el alcohol.
Via saludpasion.com
¿Por qué sudamos mientras dormimos?
martes, 10 de noviembre de 2015
Si ocurre de forma sistemática, es posible que esté asociado con otras condiciones médicas y puede requerir una evaluación adicional. About Health nos da algunas de las razones.
¿Por qué sucede esto? Si ocurre de forma sistemática, es posible que esté asociado con otras condiciones médicas y puede requerir una evaluación adicional. También puede significar cosas diferentes en los niños e incluso en las mujeres que pasan por la menopausia. About Health nos da algunas de las razones por las que sudamos mientras dormimos.
La temperatura del cuerpo y del medio ambiente: En primer lugar, la razón más común por la que sudamos de noche se debe a una elevación de la temperatura corporal porque en nuestra habitación hace demasiado calor, o estamos demasiado abrigados con el pijama y el edredón nórdico. Esto sería lo normal.
También hay variaciones normales de la temperatura del cuerpo a lo largo de sueño. La mayoría de la gente experimentará una caída en la temperatura corporal hacia la mañana, a menudo alrededor de las 5am. Por otra parte, durante ciertas fases del sueño, el sistema nervioso autónomo (que controla la temperatura corporal, la frecuencia cardíaca, la presión arterial y otros factores) puede acelerarse y dar lugar a alguna sudoración.
Los trastornos del sueño causa sudores nocturnos: no debe ser ninguna gran sorpresa que los trastornos que afectan el sueño también podrían conducir a la sudoración nocturna, ya que se producen al mismo tiempo. El más común es la apnea del sueño. Si nos esforzamos más de lo normal para respirar durante el sueño, esta acción conducirá a un mayor esfuerzo en la respiración. Cada episodio de apnea también puede provocar una explosión de cortisol, la hormona del estrés natural del cuerpo, para impulsar la respiración normal.
En los niños, los trastornos respiratorios del sueño se pueden manifestar en su sueño como sudoroso e inquieto. El niño puede despertar con la cara roja y empapado en sudor. Si se dieran este tipo de síntomas, el asunto debería ser tratado, sobre todo si los ronquidos y otros signos de la apnea del sueño están presentes.
En el caso de las mujeres, estas pueden tener una mayor incidencia de sofocos durante el sueño si están en plena transición a una menopausia temprana. Curiosamente, el riesgo de apnea del sueño aumenta 10 veces en este momento debido a la pérdida de las hormonas estrógeno y progesterona. Por lo tanto, los sudores nocturnos en las mujeres mayores pueden ocurrir con la menopausia como resultado de la apnea del sueño.
Por último, las pesadillas y ansiedad generalizada también pueden provocar ataques de pánico y sudoración durante el sueño. Si tienes pesadillas recurrentes, especialmente en el contexto de un trastorno de estrés postraumático, puede ser una buena idea someterse a algún tipo de tratamiento. Igualmente en el caso de los niños.
Via larazon.es
¿Por qué sucede esto? Si ocurre de forma sistemática, es posible que esté asociado con otras condiciones médicas y puede requerir una evaluación adicional. También puede significar cosas diferentes en los niños e incluso en las mujeres que pasan por la menopausia. About Health nos da algunas de las razones por las que sudamos mientras dormimos.
La temperatura del cuerpo y del medio ambiente: En primer lugar, la razón más común por la que sudamos de noche se debe a una elevación de la temperatura corporal porque en nuestra habitación hace demasiado calor, o estamos demasiado abrigados con el pijama y el edredón nórdico. Esto sería lo normal.
También hay variaciones normales de la temperatura del cuerpo a lo largo de sueño. La mayoría de la gente experimentará una caída en la temperatura corporal hacia la mañana, a menudo alrededor de las 5am. Por otra parte, durante ciertas fases del sueño, el sistema nervioso autónomo (que controla la temperatura corporal, la frecuencia cardíaca, la presión arterial y otros factores) puede acelerarse y dar lugar a alguna sudoración.
Los trastornos del sueño causa sudores nocturnos: no debe ser ninguna gran sorpresa que los trastornos que afectan el sueño también podrían conducir a la sudoración nocturna, ya que se producen al mismo tiempo. El más común es la apnea del sueño. Si nos esforzamos más de lo normal para respirar durante el sueño, esta acción conducirá a un mayor esfuerzo en la respiración. Cada episodio de apnea también puede provocar una explosión de cortisol, la hormona del estrés natural del cuerpo, para impulsar la respiración normal.
En los niños, los trastornos respiratorios del sueño se pueden manifestar en su sueño como sudoroso e inquieto. El niño puede despertar con la cara roja y empapado en sudor. Si se dieran este tipo de síntomas, el asunto debería ser tratado, sobre todo si los ronquidos y otros signos de la apnea del sueño están presentes.
En el caso de las mujeres, estas pueden tener una mayor incidencia de sofocos durante el sueño si están en plena transición a una menopausia temprana. Curiosamente, el riesgo de apnea del sueño aumenta 10 veces en este momento debido a la pérdida de las hormonas estrógeno y progesterona. Por lo tanto, los sudores nocturnos en las mujeres mayores pueden ocurrir con la menopausia como resultado de la apnea del sueño.
Por último, las pesadillas y ansiedad generalizada también pueden provocar ataques de pánico y sudoración durante el sueño. Si tienes pesadillas recurrentes, especialmente en el contexto de un trastorno de estrés postraumático, puede ser una buena idea someterse a algún tipo de tratamiento. Igualmente en el caso de los niños.
Via larazon.es
5 cosas que debes hacer antes de dormir
lunes, 9 de noviembre de 2015
Termina cuanto antes con los malos hábitos y empieza a conciliar mejor el sueño
A nadie le gustan los lunes, y mucho menos si es un lunes gris y lluvioso, que lo único que hacen en que te dé más ganas de quedarte durmiendo en la cama. Pero la mejor forma de arreglar un día que ha empezado mal es terminarlo de la mejor forma posible para que al día siguiente no nos vuelva a ocurrir lo mismo.
Muchas veces no somos conscientes de todos los malos hábitos que tenemos antes de irnos a dormir y de lo mucho que influyen esos malos hábitos en nuestro descanso. Si quieres asegurarte una buena noche de sueño, apunta todas aquellas cosas que deberías dejar de hacer.
1. Apaga tu teléfono móvil: muchos estudios muestras que tanto lo primero como lo último que hacemos antes de ir a la cama es navegar con nuestro teléfono móvil. Vivir tan dependientes de estos dispositivos ha alterado considerablemente nuestro descanso diario. Nuestra recomendación es que apagues el móvil y lo alejes de tu cama, así te evitarás el tener que mirarlo nada más levantarte y nada más acostarte. Está comprobado que la luz que desprenden los móviles y ordenadores generan insomnio.
2. Escribe en un diario: es la mejor forma de relajarse y de reflexionar. Lo del diario a mucha gente le puede parecer algo estúpido de típica película americana de adolescentes, pero lo cierto es que escribir en el diario ayuda a asentar todo aquello que nos ha pasado durante el día y a reflexionar sobre ello. Nada mejor que hacer un repaso de lo malo y de lo bueno del día para aprender de ello y mejorarlo al día siguiente.
3. Lee un libro: también es una muy buena forma de relajarse y además ayuda mucho a poder conciliar el sueño. Leer relaja y mucho y además ayuda a desconectar de todo. Si tienes problemas de sueño y llevas mucho tiempo sin leer un bueno libro, desde Cosmo te animamos que empieces con este sencillo hábito porque te podría venir muy bien.
4. Prepara la ropa que te vas a poner al día siguiente: ¿cuánto tiempo perdemos por las mañanas pensando qué es lo que nos vamos a poner? Todo sería mucho más fácil si ya dejamos preparado lo que nos vamos a poner. Ahorraremos tiempo por las mañanas, lo que significa que tendremos más tiempo para dormir, y nos iremos mucho más tranquilos a la cama.
5. No comer en exceso: Irnos a la cama con el estómago lleno hace que nos cueste más conciliar el sueño y que nuestra calidad de descanso disminuya, aparte de afectar directamente en lo que soñamos, haciendo que seamos más propensos a tener pesadillas. Lo mejor es comer algo ligerito antes de irte a dormir o esperar un tiempo estimado de 2 horas entre que cenas y te acuestas para que nos de tiempo a hacer bien al digestión. ¡Lo notarás y mucho!
Via cosmopolitantv.es
A nadie le gustan los lunes, y mucho menos si es un lunes gris y lluvioso, que lo único que hacen en que te dé más ganas de quedarte durmiendo en la cama. Pero la mejor forma de arreglar un día que ha empezado mal es terminarlo de la mejor forma posible para que al día siguiente no nos vuelva a ocurrir lo mismo.
Muchas veces no somos conscientes de todos los malos hábitos que tenemos antes de irnos a dormir y de lo mucho que influyen esos malos hábitos en nuestro descanso. Si quieres asegurarte una buena noche de sueño, apunta todas aquellas cosas que deberías dejar de hacer.
1. Apaga tu teléfono móvil: muchos estudios muestras que tanto lo primero como lo último que hacemos antes de ir a la cama es navegar con nuestro teléfono móvil. Vivir tan dependientes de estos dispositivos ha alterado considerablemente nuestro descanso diario. Nuestra recomendación es que apagues el móvil y lo alejes de tu cama, así te evitarás el tener que mirarlo nada más levantarte y nada más acostarte. Está comprobado que la luz que desprenden los móviles y ordenadores generan insomnio.
2. Escribe en un diario: es la mejor forma de relajarse y de reflexionar. Lo del diario a mucha gente le puede parecer algo estúpido de típica película americana de adolescentes, pero lo cierto es que escribir en el diario ayuda a asentar todo aquello que nos ha pasado durante el día y a reflexionar sobre ello. Nada mejor que hacer un repaso de lo malo y de lo bueno del día para aprender de ello y mejorarlo al día siguiente.
3. Lee un libro: también es una muy buena forma de relajarse y además ayuda mucho a poder conciliar el sueño. Leer relaja y mucho y además ayuda a desconectar de todo. Si tienes problemas de sueño y llevas mucho tiempo sin leer un bueno libro, desde Cosmo te animamos que empieces con este sencillo hábito porque te podría venir muy bien.
4. Prepara la ropa que te vas a poner al día siguiente: ¿cuánto tiempo perdemos por las mañanas pensando qué es lo que nos vamos a poner? Todo sería mucho más fácil si ya dejamos preparado lo que nos vamos a poner. Ahorraremos tiempo por las mañanas, lo que significa que tendremos más tiempo para dormir, y nos iremos mucho más tranquilos a la cama.
5. No comer en exceso: Irnos a la cama con el estómago lleno hace que nos cueste más conciliar el sueño y que nuestra calidad de descanso disminuya, aparte de afectar directamente en lo que soñamos, haciendo que seamos más propensos a tener pesadillas. Lo mejor es comer algo ligerito antes de irte a dormir o esperar un tiempo estimado de 2 horas entre que cenas y te acuestas para que nos de tiempo a hacer bien al digestión. ¡Lo notarás y mucho!
Via cosmopolitantv.es
Los sonámbulos no perciben el dolor
Un estudio demuestra que el 79% de ellos puede lesionarse y no despertar
Un estudio realizado en Francia con 100 individuos sonámbulos ha revelado que el 79% de las personas que sufren este trastorno pueden lesionarse al levantarse dormidas, y no darse cuenta de que están heridas. Según los investigadores, la investigación podría ayudar a comprender mejor los mecanismos que subyacen a los episodios de sonambulismo. Por Irene Benito.
El sonambulismo es un trastorno que ocurre cuando las personas caminan o realizan otras actividades, sencillas o complejas, estando dormidas. Un individuo sonámbulo puede salir de la cama, caminar, e incluso salir de casa, mientras permanece inconsciente y sin probabilidad de comunicación.
Asimismo, los sonámbulos tienen los ojos abiertos, pero no ven como cuando están despiertos y suelen creer que están en otras habitaciones de la casa o en sitios completamente diferentes. Además, tienden a volver a la cama por iniciativa propia y a la mañana siguiente no recuerdan haberse levantado por la noche.
Obviamente, este tipo de trastorno del sueño pone en riesgo a las personas que lo padecen. Estas pueden dañarse a sí mismas, por ejemplo, cuando suben o bajan escaleras o tratan de usar una herramienta potencialmente peligrosa, como una estufa o cuchillo estando en uno de sus episodios.
Ahora, un estudio ha descubierto que, para colmo, los sonámbulos no sienten dolor en el momento de producirse un daño, sino solo una vez que se despiertan. La investigación comprobó asimismo que los sonámbulos tienen casi 4 veces más probabilidades de padecer dolores de cabeza y son 10 veces más propensos a sufrir migrañas mientras están despiertos.
Analgesia sonámbula
Todos estos resultados, que publica la revista Sleep, se obtuvieron tras ajustar posibles factores de confusión, tales como el insomnio y la depresión.
Otro dato arrojado por el estudio fue que entre los sonámbulos con al menos un episodio de sonambulismo con lesión, el 79% no había percibido ningún dolor durante el episodio, lo que hizo que permanecieran dormidos a pesar del daño.
"Nuestro resultado más sorprendente ha sido la falta de percepción del dolor durante los episodios de sonambulismo", explica Regis López, psiquiatra y especialista en medicina del sueño del Hospital Gui-de-Chauliac en Montpellier, Francia, e investigador principal del estudio. "Presentamos aquí, por primera vez, un fenómeno asociado al sonambulismo: la analgesia", señala en un comunicado de la American Academy of Sleep Medicine.
Características del estudio
López y sus colaboradores realizaron su investigación con 100 sujetos sanos y 100 pacientes diagnosticados de sonambulismo, entre los que había 55 hombres y 45 mujeres.
Estos sujetos, de una edad media de 30 años, se quejaban de dolor de cabeza durante el día. Por ello, fueron evaluados por un médico y sometidos a varios cuestionarios sobre la frecuencia de ese dolor en la actualidad y durante toda su vida.
Un total de 47 sonámbulos del grupo de estudio informaron haber experimentado al menos un episodio de sonambulismo perjudicial. Sólo 10 se despertaron inmediatamente debido al dolor, mientras los otros 37 no percibieron ningún dolor durante el episodio, aunque sí más tarde por la noche o por la mañana.
Y eso a pesar de que algunos de los accidentes conllevaron fracturas y contusiones severas. Por ejemplo, un paciente sufrió fracturas graves después de caer por la ventana de un tercer piso, pero aseguró no haber sentido dolor hasta que se despertó. Otro paciente se rompió una pierna durante un episodio de sonambulismo en el que se subió a la azotea de su casa y cayó al suelo, pero no sintió dolor y no se despertó hasta el día siguiente por la mañana.
"Nuestros resultados pueden ayudar a comprender los mecanismos de los episodios de sonambulismo", explica López. "Nuestra hipótesis es que un estado disociado de excitación puede modificar los componentes de la conducta de sueño-vigilia, la conciencia, y también la percepción del dolor", concluye.
Via tendencias21.net
Un estudio realizado en Francia con 100 individuos sonámbulos ha revelado que el 79% de las personas que sufren este trastorno pueden lesionarse al levantarse dormidas, y no darse cuenta de que están heridas. Según los investigadores, la investigación podría ayudar a comprender mejor los mecanismos que subyacen a los episodios de sonambulismo. Por Irene Benito.
El sonambulismo es un trastorno que ocurre cuando las personas caminan o realizan otras actividades, sencillas o complejas, estando dormidas. Un individuo sonámbulo puede salir de la cama, caminar, e incluso salir de casa, mientras permanece inconsciente y sin probabilidad de comunicación.
Asimismo, los sonámbulos tienen los ojos abiertos, pero no ven como cuando están despiertos y suelen creer que están en otras habitaciones de la casa o en sitios completamente diferentes. Además, tienden a volver a la cama por iniciativa propia y a la mañana siguiente no recuerdan haberse levantado por la noche.
Obviamente, este tipo de trastorno del sueño pone en riesgo a las personas que lo padecen. Estas pueden dañarse a sí mismas, por ejemplo, cuando suben o bajan escaleras o tratan de usar una herramienta potencialmente peligrosa, como una estufa o cuchillo estando en uno de sus episodios.
Ahora, un estudio ha descubierto que, para colmo, los sonámbulos no sienten dolor en el momento de producirse un daño, sino solo una vez que se despiertan. La investigación comprobó asimismo que los sonámbulos tienen casi 4 veces más probabilidades de padecer dolores de cabeza y son 10 veces más propensos a sufrir migrañas mientras están despiertos.
Analgesia sonámbula
Todos estos resultados, que publica la revista Sleep, se obtuvieron tras ajustar posibles factores de confusión, tales como el insomnio y la depresión.
Otro dato arrojado por el estudio fue que entre los sonámbulos con al menos un episodio de sonambulismo con lesión, el 79% no había percibido ningún dolor durante el episodio, lo que hizo que permanecieran dormidos a pesar del daño.
"Nuestro resultado más sorprendente ha sido la falta de percepción del dolor durante los episodios de sonambulismo", explica Regis López, psiquiatra y especialista en medicina del sueño del Hospital Gui-de-Chauliac en Montpellier, Francia, e investigador principal del estudio. "Presentamos aquí, por primera vez, un fenómeno asociado al sonambulismo: la analgesia", señala en un comunicado de la American Academy of Sleep Medicine.
Características del estudio
López y sus colaboradores realizaron su investigación con 100 sujetos sanos y 100 pacientes diagnosticados de sonambulismo, entre los que había 55 hombres y 45 mujeres.
Estos sujetos, de una edad media de 30 años, se quejaban de dolor de cabeza durante el día. Por ello, fueron evaluados por un médico y sometidos a varios cuestionarios sobre la frecuencia de ese dolor en la actualidad y durante toda su vida.
Un total de 47 sonámbulos del grupo de estudio informaron haber experimentado al menos un episodio de sonambulismo perjudicial. Sólo 10 se despertaron inmediatamente debido al dolor, mientras los otros 37 no percibieron ningún dolor durante el episodio, aunque sí más tarde por la noche o por la mañana.
Y eso a pesar de que algunos de los accidentes conllevaron fracturas y contusiones severas. Por ejemplo, un paciente sufrió fracturas graves después de caer por la ventana de un tercer piso, pero aseguró no haber sentido dolor hasta que se despertó. Otro paciente se rompió una pierna durante un episodio de sonambulismo en el que se subió a la azotea de su casa y cayó al suelo, pero no sintió dolor y no se despertó hasta el día siguiente por la mañana.
"Nuestros resultados pueden ayudar a comprender los mecanismos de los episodios de sonambulismo", explica López. "Nuestra hipótesis es que un estado disociado de excitación puede modificar los componentes de la conducta de sueño-vigilia, la conciencia, y también la percepción del dolor", concluye.
Via tendencias21.net
Tipos de Sueños
domingo, 8 de noviembre de 2015
El dormir es la actividad que más tiempo ocupa en la vida de una persona, la mayor parte de las personas pasan la tercera parte de su vida durmiendo un aproximado de ocho horas diarias, de las cuales la mitad aproximadamente estamos soñando. El dormir es un período de reposo para el cuerpo y la mente, e durante el cual la voluntad y el conocimiento se encuentran bajo inhibición parcial o completa y están parcialmente interrumpidas las funciones corporales.
Se ha descrito como un estado de la conducta que consiste en postura inmóvil y sensibilidad disminuida, pero fácilmente reversible, a los estímulos externos. Así en el adulto humano la duración de ocho horas al día, pero se ha observado a personas que duermen solo tres horas sin que le produzca trastorno alguno mientras otros requieren de 10 o más horas. De esta manera se encuentran dos tipos de personas, los durmientes breves de 5.5 horas o menos y los durmientes prolongados de 9.5 horas o más. La diferencia entre ambos es que los durmientes breves tienen menos sueños de tipo paradójico.
De todas las obras que escribió Sigmund Freud, “La interpretación de los sueños” (1900) fue su preferida. Para el inventor del psicoanálisis, del que el próximo sábado se celebra el 150 aniversario de su nacimiento, en el soñar se encuentra el mejor puente hacia nuestro inconsciente. Hoy, la fascinación por lo onírico continúa espoleando a buen número de investigadores que tratan de desentrañar su significado. Magazine le propone un viaje por los 11 sueños más comunes.
Todos soñamos. Hasta los que dicen que no (no insista, usted también, a menos que tenga alguna lesión cerebral que se lo impida). Lo hacemos cada noche, de forma tan cotidiana como de día comemos o caminamos. Y, sin embargo, apenas sabemos nada de los sueños. Para el común de los mortales, el olvido los transforma pronto en borrosas anécdotas de segunda. Y para quienes los investigan, son un material tan inasequible que incluso se resiste a la definición (¿qué son los sueños?, ¿desechos? ¿Mensajes del subconsciente?, ¿imágenes sin sentido?).
Para el ahora homenajeado Sigmund Freud, nacido en Viena el 6 de mayo de 1856, los sueños eran "la realización encubierta de un deseo reprimido". El psicólogo Calvin Hall los ha definido, por el contrario, como "metáforas pictóricas de la vida real cuya intención es clarificar más que oscurecer el pensamiento". Algunos investigadores como William Domhoff, de la Universidad de California, afirman que, pese a tener significado, los sueños carecen de función fisiológica. Otros, como Hans J. Eysenck, creen que, sencillamente, continúan la labor de pensar, pero con otros medios.
Decir que las encuestas acerca de ese estado en el que pasamos alrededor de 58.400 horas a lo largo de nuestra vida (dos por noche de media) no abundan. Pero algunos investigadores estadounidenses sí se han tomado la molestia de poner el mundo de los sueños en porcentajes. Uno de los pioneros en la materia, el ya mencionado Calvin Hall, llevó a cabo una investigación gracias a la cual conocemos aspectos muy interesantes de nuestra otra vida. Por ejemplo, que en la mayor parte de los sueños (85%) el promedio de personas que aparecen es de tres (soñador incluido). El escenario más repetido es la casa (30%) y las emociones más habituales (en orden decreciente): el temor, la angustia, la felicidad, la excitación y la tristeza.
Cabe preguntarse, no obstante, si soñamos hoy distinto a como se soñaba en los años 50, si los resultados de la investigación de Hall tienen aún vigencia. Según un estudio realizado por el también norteamericano Milton Kramer, los contenidos oníricos varían con la situación económica, social y política del momento que se vive. También sabemos que los sueños no entienden de razas ni de nacionalidades, que son más similares entre personas de edades similares o del mismo género que entre quienes comparten color de piel o pasaporte. La gran mayoría, según estudios como los realizados por Domhoff, están protagonizadas por situaciones, actividades, personalidades y pensamientos absolutamente cotidianos para el soñador.
Tanto, que un 67% de los dependientes a bebidas alcohólicas en abstinencia sueñan que consumen alcohol. Asimismo, las personas que experimentaron estos sueños percibieron una serie de cambios psicológicos, fisiológicos y biológicos. Resultado que fue encontrado en un estudio exploratorio realizado por el psicólogo clínico peruano Luis S. Espinoza Paul que exploro la frecuencia, incidencia y características de los Sueños deTransgresión Inadvertida (STI) - sueños en donde las personas de repente se dan cuenta de que están bebiendo y que incurren en esta conducta de manera inadvertida, sin haberlo planeado- por el contrario, un 33% de adictos a las bebidas alcohólicas en actividad no tienen sueños de este tipo.
Todo esto refuerza la tesis de que los sueños son una expresión del cerebro inconsciente. Según Tore Nielsen, del Dream and Nightmare Laboratory de Montreal, podrían ser, además, una especie de aduana para los recuerdos en su viaje a través de la mente. Según han constatado este investigador y su equipo, la actividad del hipocampo, zona localizada bajo la corteza cerebral y que tiene un papel determinante en la formación de la memoria, se hace especialmente intensa durante la fase REM (de Rapid Eye Movement por la gran actividad de los ojos durante la misma), que es en la que tienen lugar los sueños más intensos. Cuando un recuerdo aflora en un sueño (lo que Freud llamaba "los residuos del día") es, según Nielsen, porque éste va camino de su lugar de almacenamiento final.
En cualquier caso, ya son muchas las investigaciones —las últimas, realizadas en las universidades de Lübeck (Alemania) y Durham (EEUU) y publicadas en Nature— que demuestran el importante papel que cumple la fase REM en la consolidación de los recuerdos y el aprendizaje en la memoria. Que los sueños sean materia prima sobre la que se realizan tales procesos o sólo un velo que nos oculta lo que se cuece detrás, todavía no lo sabemos. Por el momento, habrá que conformarse con seguir soñando... O consultar la guía sobre los contenidos oníricos más frecuentes que hemos elaborado en base a los más recientes hallazgos.
Socorro. Me persiguen
El 80% de las personas ha tenido sueños de este tipo y, según Patricia Garfield, psicóloga estadounidense con 50 años de experiencia a sus espaldas, co-fundadora de la Asociación para el Estudio de los Sueños y autora de numerosos libros sobre el tema, este tipo de sueños podría tener su origen en las traumáticas experiencias que sufrieron nuestros ancestros al ser perseguidos por animales salvajes o enemigos igualmente fieros. Con el paso del tiempo, se perpetuaron en nuestro cerebro como metáforas para expresar la sensación de sentirse amenazado, incluso en situaciones cotidianas y mucho más suaves como tener un competidor en el trabajo. En otros casos, puntualiza esta experta, pueden ser reflejo de una amenaza real, como la propia Garfield ha constatado en sus investigaciones sobre los sueños de mujeres que han sido víctimas de abusos sexuales o violaciones.
Estoy desnudo, qué vergüenza
Según Patricia Garfield, el 52% de la población ha tenido alguna vez este sueño. Manifiesta emociones de vulnerabilidad presentes en la vida real. De alguna forma, el soñador se siente sometido al riesgo de tener que mostrarse como es en realidad o al miedo de no responder a las expectativas depositadas en él. Otro asunto son los sueños eróticos, con o sin desnudez de por medio. Curiosamente, pese a ser los más comentados, las investigaciones más recientes demuestran que son también... los más escasos. Como explica el investigador William Domhoff , "los estudios sistemáticos sobre el contenido de los sueños sugieren que hay muy poco sexo explícito en ellos". Según Domhoff, si nos centramos en el acto sexual, los sueños eróticos sólo representan el 2% de los que tienen los hombres y el 0,4% de los de las mujeres.
¡Se me caen los dientes!
Suele ser un sueño muy angustioso y es, de entre los considerados raros, uno de los más frecuentes junto con volar, aparecer en público sin ropa o caer a través del espacio. Podría estar relacionado con temores o insatisfacciones del propio soñador. Aunque puede aparecer a cualquier edad, recientes estudios muestran que las mujeres menopáusicas sufren este tipo de sueños con mayor frecuencia, lo que apoyaría la teoría que relaciona estos contenidos oníricos con el temor a envejecer, a la pérdida de atractivo físico o, desde un punto de vista aún más general, con el temor a los cambios. La caída de los dientes de leche supone un acontecimiento de gran impacto en la vida del niño —donde se mezclan el miedo, las expectativas, la frustración.. que puede cristalizar en una metáfora onírica, como ocurriría, supuestamente, con otros sueños como el de ser perseguido.
¡Qué horrible pesadilla!
Para alrededor del 6% de los adultos, las pesadillas son un problema habitual. El resto, las sufre de cuando en cuando. Eso sí: según una encuesta que se realizó hace unos años en nuestro país, una cuarta parte de los españoles nunca tiene pesadillas. Sólo se consideran como tales si logran despertar al sujeto. En lo fisiológico, las pesadillas, que siempre se producen en la fase REM, están relacionadas con un aumento del ritmo cardíaco y de la presión sanguínea. Por lo general, reflejan una situación de estrés. Cuando se refieren a un acontecimiento real (como suelen ser las que sueñan quienes sufren de estrés postraumático: veteranos de guerra, supervivientes de catástrofes o accidentes, etcétera) son a menudo repetitivas. Sin embargo, a medida que la experiencia es asimilada, el sueño en cuestión disminuye su frecuencia de aparición y altera su contenido, convirtiéndose en una metáfora que puede reaparecer, incluso años después, cuando volvemos a sufrir una situación estresante.
Tengo que hacer un examen
Un 40% de las personas sueña alguna vez que tiene problemas al realizar un examen. Según Garfield, las sensaciones de temor y estrés que vivimos cuando nos enfrentamos a los primeros exámenes en la escuela son tan intensas que perduran durante toda nuestra vida. Los sueños en los que de repente tenemos que enfrentarnos a un examen que no nos habíamos preparado o que, sencillamente, no resolvemos bien, están muy probablemente relacionados con la autoestima. Reflejarían que, en la vida real, no nos sentimos lo suficientemente preparados para realizar alguna tarea o afrontar determinado reto, o bien, que tememos defraudar a los demás. Otra versión del mismo sueño, muy frecuente, es la de no ser capaz de encontrar el aula donde va a tener lugar el examen, con la consiguiente sensación de angustia.
Me pego a golpes con alguien
Los sueños de agresión física son más frecuentes entre los hombres que entre las mujeres, cuyo inconsciente parece decantarse por la lucha verbal. En cualquier caso, soñar que uno se ve envuelto en una pelea parece manifestar la existencia de un conflicto, probablemente, con uno mismo. Es posible que este tipo de sueños tenga lugar en épocas durante las cuales sea necesario tomar una decisión. Fisiológicamente, podrían estar relacionados con la activación de la amígdala y otras partes del sistema límbico, nuestro cerebro más primitivo que controla emociones como la agresión, el miedo y la rabia, durante la fase REM del sueño. Según las investigaciones del psicólogo Calvin Hall, las actividades más practicadas en los sueños son (en orden decreciente): caminar o correr o conducir, hablar, sentarse, observar, relacionarse, jugar, realizar un trabajo manual, esforzarse, pelear y comprar. Por cierto: se ha constatado que en los sueños raramente se siente dolor.
¡Me muero!
Un 48% de las personas, según la investigadora estadounidense Patricia Garfield, ha soñado que muere o que es herida de manera accidental (sus datos difieren radicalmente de los de Calvin Hall, según el cual este porcentaje no superaría el 8%). Tradicionalmente, soñar que uno muere se ha tenido por mal presagio. Sin embargo, desde la psicología se acepta más que se trate de un sueño relacionado con cambios drásticos en la vida del soñador (que tienen lugar o que se desean). Gracias a las investigaciones de Hall sabemos, además, que en una tercera parte de las ocasiones, cuando soñamos con familiares, también éstos aparecen en peligro o muertos. ¿Cómo lo sabemos? Fundamentalmente, porque lo vemos. Gracias al neurólogo Kunio Okuma sabemos que, en los sueños, es el contenido visual el que predomina —96%—, seguido del auditivo —25%—, mientras que el olfato, el tacto y el gusto sólo representan del orden del 5%.
Se lo ha tragado la tierra
Algunas teorías sostienen que todos los personajes que aparecen en el sueño son, en realidad, uno mismo. Si soñamos que estamos con alguien y, de repente, esa persona desaparece, podría referirse a la inquietud que sentimos porque una parte de nosotros mismos nos abandone (la infancia, la juventud, alguna faceta de nuestra personalidad...). No obstante, estos sueños también pueden atribuirse a un proceso neurológico. Durante la fase REM se produce una caída tanto de los niveles de serotonina —neurotransmisor vinculado a la memoria reciente— como de la norepinetrina (vinculado a la atención). Asimismo, la zona dorsolateral de la corteza prefrontal, implicada en la memoria y la atención, se desactiva. Esto podría explicar por qué en el transcurso de un sueño éste puede cambiar repentinamente de escenario, argumento o reparto. Sencillamente, la falta de serotonina y norepinetrina y la desactivación de la corteza prefrontal hace que perdamos el hilo de las personas lo tiene, según Patricia Gardfield), breves y generador de sobresaltos que existen. Su trasfondo parece ser más fisiológico que psicológico. Estaría relacionado con la profunda relajación muscular que acontece al entrar el durmiente en la fase REM del sueño o bien, todo lo contrario, a la salida de este estado, es decir, cuando se produce la reactivación de las neuronas motoras. Lo cierto, no obstante, es que los sueños protagonizados por caídas suelen aparecer durante la primera etapa del sueño, más abundante en espasmos musculares. Aunque no se sabe con certeza su utilidad, existe la hipótesis de que estos espasmos cumplan la función de sacar al durmiente de su estado de una forma rápida y efectiva y ponerlo de nuevo en alerta. ¿Para qué? Por si viene alguna fiera...
Volar es un placer
Soñar con volar suele ser uno de los denominados sueños lúcidos, lo que significa que el durmiente sabe que se trata de un sueño mientras éste está teniendo lugar. Según Patricia Garfield, el origen de las sensaciones que sentimos cuando soñamos que volamos estaría en las que sentimos de bebés al ser alzados por los brazos de un adulto. Ciertamente, por regla general, se trata de sueños donde se experimenta felicidad, y podrían ser metáfora de superación de obstáculos o liberación. Desde el punto de vista neurológico, este tipo de sueños irreales parece coincidir con la desactivación, durante la fase REM, de la corteza prefrontal, responsable en gran medida del pensamiento lógico. No es un sueño que aparezca con mucha frecuencia —según Domhoff, sólo representaría el 1%— pero, como también afirma este investigador, mucha gente lo ha tenido alguna vez.
Quiero moverme... y no puedo
Estos sueños, muy angustiosos para quienes tienen la mala suerte de padecerlos, ya que suelen desarrollarse al borde de la vigilia (lo que les confiere una espectacular apariencia de realidad), parecen estar relacionados con el relajamiento muscular radical que acontece durante la fase REM. A pesar de que, al despertar, nuestra mente regrese al estado de vigilia, puede ocurrir que la parálisis que caracteriza a este período del sueño (y que parece tener lugar para evitar que nos dañemos durante el estado de inconsciencia) tarde algo más en desaparecer. Según Domhoff, la angustia es la sensación que domina el 15% de los sueños. De hecho, los sueños que producen emociones desagradables superan con mucho (64%) a los que las producen de signo positivo. Una pena, toda vez que soñar es... obligatorio.
Via psicologia-salud.com
Se ha descrito como un estado de la conducta que consiste en postura inmóvil y sensibilidad disminuida, pero fácilmente reversible, a los estímulos externos. Así en el adulto humano la duración de ocho horas al día, pero se ha observado a personas que duermen solo tres horas sin que le produzca trastorno alguno mientras otros requieren de 10 o más horas. De esta manera se encuentran dos tipos de personas, los durmientes breves de 5.5 horas o menos y los durmientes prolongados de 9.5 horas o más. La diferencia entre ambos es que los durmientes breves tienen menos sueños de tipo paradójico.
De todas las obras que escribió Sigmund Freud, “La interpretación de los sueños” (1900) fue su preferida. Para el inventor del psicoanálisis, del que el próximo sábado se celebra el 150 aniversario de su nacimiento, en el soñar se encuentra el mejor puente hacia nuestro inconsciente. Hoy, la fascinación por lo onírico continúa espoleando a buen número de investigadores que tratan de desentrañar su significado. Magazine le propone un viaje por los 11 sueños más comunes.
Todos soñamos. Hasta los que dicen que no (no insista, usted también, a menos que tenga alguna lesión cerebral que se lo impida). Lo hacemos cada noche, de forma tan cotidiana como de día comemos o caminamos. Y, sin embargo, apenas sabemos nada de los sueños. Para el común de los mortales, el olvido los transforma pronto en borrosas anécdotas de segunda. Y para quienes los investigan, son un material tan inasequible que incluso se resiste a la definición (¿qué son los sueños?, ¿desechos? ¿Mensajes del subconsciente?, ¿imágenes sin sentido?).
Para el ahora homenajeado Sigmund Freud, nacido en Viena el 6 de mayo de 1856, los sueños eran "la realización encubierta de un deseo reprimido". El psicólogo Calvin Hall los ha definido, por el contrario, como "metáforas pictóricas de la vida real cuya intención es clarificar más que oscurecer el pensamiento". Algunos investigadores como William Domhoff, de la Universidad de California, afirman que, pese a tener significado, los sueños carecen de función fisiológica. Otros, como Hans J. Eysenck, creen que, sencillamente, continúan la labor de pensar, pero con otros medios.
Decir que las encuestas acerca de ese estado en el que pasamos alrededor de 58.400 horas a lo largo de nuestra vida (dos por noche de media) no abundan. Pero algunos investigadores estadounidenses sí se han tomado la molestia de poner el mundo de los sueños en porcentajes. Uno de los pioneros en la materia, el ya mencionado Calvin Hall, llevó a cabo una investigación gracias a la cual conocemos aspectos muy interesantes de nuestra otra vida. Por ejemplo, que en la mayor parte de los sueños (85%) el promedio de personas que aparecen es de tres (soñador incluido). El escenario más repetido es la casa (30%) y las emociones más habituales (en orden decreciente): el temor, la angustia, la felicidad, la excitación y la tristeza.
Cabe preguntarse, no obstante, si soñamos hoy distinto a como se soñaba en los años 50, si los resultados de la investigación de Hall tienen aún vigencia. Según un estudio realizado por el también norteamericano Milton Kramer, los contenidos oníricos varían con la situación económica, social y política del momento que se vive. También sabemos que los sueños no entienden de razas ni de nacionalidades, que son más similares entre personas de edades similares o del mismo género que entre quienes comparten color de piel o pasaporte. La gran mayoría, según estudios como los realizados por Domhoff, están protagonizadas por situaciones, actividades, personalidades y pensamientos absolutamente cotidianos para el soñador.
Tanto, que un 67% de los dependientes a bebidas alcohólicas en abstinencia sueñan que consumen alcohol. Asimismo, las personas que experimentaron estos sueños percibieron una serie de cambios psicológicos, fisiológicos y biológicos. Resultado que fue encontrado en un estudio exploratorio realizado por el psicólogo clínico peruano Luis S. Espinoza Paul que exploro la frecuencia, incidencia y características de los Sueños deTransgresión Inadvertida (STI) - sueños en donde las personas de repente se dan cuenta de que están bebiendo y que incurren en esta conducta de manera inadvertida, sin haberlo planeado- por el contrario, un 33% de adictos a las bebidas alcohólicas en actividad no tienen sueños de este tipo.
Todo esto refuerza la tesis de que los sueños son una expresión del cerebro inconsciente. Según Tore Nielsen, del Dream and Nightmare Laboratory de Montreal, podrían ser, además, una especie de aduana para los recuerdos en su viaje a través de la mente. Según han constatado este investigador y su equipo, la actividad del hipocampo, zona localizada bajo la corteza cerebral y que tiene un papel determinante en la formación de la memoria, se hace especialmente intensa durante la fase REM (de Rapid Eye Movement por la gran actividad de los ojos durante la misma), que es en la que tienen lugar los sueños más intensos. Cuando un recuerdo aflora en un sueño (lo que Freud llamaba "los residuos del día") es, según Nielsen, porque éste va camino de su lugar de almacenamiento final.
En cualquier caso, ya son muchas las investigaciones —las últimas, realizadas en las universidades de Lübeck (Alemania) y Durham (EEUU) y publicadas en Nature— que demuestran el importante papel que cumple la fase REM en la consolidación de los recuerdos y el aprendizaje en la memoria. Que los sueños sean materia prima sobre la que se realizan tales procesos o sólo un velo que nos oculta lo que se cuece detrás, todavía no lo sabemos. Por el momento, habrá que conformarse con seguir soñando... O consultar la guía sobre los contenidos oníricos más frecuentes que hemos elaborado en base a los más recientes hallazgos.
Socorro. Me persiguen
El 80% de las personas ha tenido sueños de este tipo y, según Patricia Garfield, psicóloga estadounidense con 50 años de experiencia a sus espaldas, co-fundadora de la Asociación para el Estudio de los Sueños y autora de numerosos libros sobre el tema, este tipo de sueños podría tener su origen en las traumáticas experiencias que sufrieron nuestros ancestros al ser perseguidos por animales salvajes o enemigos igualmente fieros. Con el paso del tiempo, se perpetuaron en nuestro cerebro como metáforas para expresar la sensación de sentirse amenazado, incluso en situaciones cotidianas y mucho más suaves como tener un competidor en el trabajo. En otros casos, puntualiza esta experta, pueden ser reflejo de una amenaza real, como la propia Garfield ha constatado en sus investigaciones sobre los sueños de mujeres que han sido víctimas de abusos sexuales o violaciones.
Estoy desnudo, qué vergüenza
Según Patricia Garfield, el 52% de la población ha tenido alguna vez este sueño. Manifiesta emociones de vulnerabilidad presentes en la vida real. De alguna forma, el soñador se siente sometido al riesgo de tener que mostrarse como es en realidad o al miedo de no responder a las expectativas depositadas en él. Otro asunto son los sueños eróticos, con o sin desnudez de por medio. Curiosamente, pese a ser los más comentados, las investigaciones más recientes demuestran que son también... los más escasos. Como explica el investigador William Domhoff , "los estudios sistemáticos sobre el contenido de los sueños sugieren que hay muy poco sexo explícito en ellos". Según Domhoff, si nos centramos en el acto sexual, los sueños eróticos sólo representan el 2% de los que tienen los hombres y el 0,4% de los de las mujeres.
¡Se me caen los dientes!
Suele ser un sueño muy angustioso y es, de entre los considerados raros, uno de los más frecuentes junto con volar, aparecer en público sin ropa o caer a través del espacio. Podría estar relacionado con temores o insatisfacciones del propio soñador. Aunque puede aparecer a cualquier edad, recientes estudios muestran que las mujeres menopáusicas sufren este tipo de sueños con mayor frecuencia, lo que apoyaría la teoría que relaciona estos contenidos oníricos con el temor a envejecer, a la pérdida de atractivo físico o, desde un punto de vista aún más general, con el temor a los cambios. La caída de los dientes de leche supone un acontecimiento de gran impacto en la vida del niño —donde se mezclan el miedo, las expectativas, la frustración.. que puede cristalizar en una metáfora onírica, como ocurriría, supuestamente, con otros sueños como el de ser perseguido.
¡Qué horrible pesadilla!
Para alrededor del 6% de los adultos, las pesadillas son un problema habitual. El resto, las sufre de cuando en cuando. Eso sí: según una encuesta que se realizó hace unos años en nuestro país, una cuarta parte de los españoles nunca tiene pesadillas. Sólo se consideran como tales si logran despertar al sujeto. En lo fisiológico, las pesadillas, que siempre se producen en la fase REM, están relacionadas con un aumento del ritmo cardíaco y de la presión sanguínea. Por lo general, reflejan una situación de estrés. Cuando se refieren a un acontecimiento real (como suelen ser las que sueñan quienes sufren de estrés postraumático: veteranos de guerra, supervivientes de catástrofes o accidentes, etcétera) son a menudo repetitivas. Sin embargo, a medida que la experiencia es asimilada, el sueño en cuestión disminuye su frecuencia de aparición y altera su contenido, convirtiéndose en una metáfora que puede reaparecer, incluso años después, cuando volvemos a sufrir una situación estresante.
Tengo que hacer un examen
Un 40% de las personas sueña alguna vez que tiene problemas al realizar un examen. Según Garfield, las sensaciones de temor y estrés que vivimos cuando nos enfrentamos a los primeros exámenes en la escuela son tan intensas que perduran durante toda nuestra vida. Los sueños en los que de repente tenemos que enfrentarnos a un examen que no nos habíamos preparado o que, sencillamente, no resolvemos bien, están muy probablemente relacionados con la autoestima. Reflejarían que, en la vida real, no nos sentimos lo suficientemente preparados para realizar alguna tarea o afrontar determinado reto, o bien, que tememos defraudar a los demás. Otra versión del mismo sueño, muy frecuente, es la de no ser capaz de encontrar el aula donde va a tener lugar el examen, con la consiguiente sensación de angustia.
Me pego a golpes con alguien
Los sueños de agresión física son más frecuentes entre los hombres que entre las mujeres, cuyo inconsciente parece decantarse por la lucha verbal. En cualquier caso, soñar que uno se ve envuelto en una pelea parece manifestar la existencia de un conflicto, probablemente, con uno mismo. Es posible que este tipo de sueños tenga lugar en épocas durante las cuales sea necesario tomar una decisión. Fisiológicamente, podrían estar relacionados con la activación de la amígdala y otras partes del sistema límbico, nuestro cerebro más primitivo que controla emociones como la agresión, el miedo y la rabia, durante la fase REM del sueño. Según las investigaciones del psicólogo Calvin Hall, las actividades más practicadas en los sueños son (en orden decreciente): caminar o correr o conducir, hablar, sentarse, observar, relacionarse, jugar, realizar un trabajo manual, esforzarse, pelear y comprar. Por cierto: se ha constatado que en los sueños raramente se siente dolor.
¡Me muero!
Un 48% de las personas, según la investigadora estadounidense Patricia Garfield, ha soñado que muere o que es herida de manera accidental (sus datos difieren radicalmente de los de Calvin Hall, según el cual este porcentaje no superaría el 8%). Tradicionalmente, soñar que uno muere se ha tenido por mal presagio. Sin embargo, desde la psicología se acepta más que se trate de un sueño relacionado con cambios drásticos en la vida del soñador (que tienen lugar o que se desean). Gracias a las investigaciones de Hall sabemos, además, que en una tercera parte de las ocasiones, cuando soñamos con familiares, también éstos aparecen en peligro o muertos. ¿Cómo lo sabemos? Fundamentalmente, porque lo vemos. Gracias al neurólogo Kunio Okuma sabemos que, en los sueños, es el contenido visual el que predomina —96%—, seguido del auditivo —25%—, mientras que el olfato, el tacto y el gusto sólo representan del orden del 5%.
Se lo ha tragado la tierra
Algunas teorías sostienen que todos los personajes que aparecen en el sueño son, en realidad, uno mismo. Si soñamos que estamos con alguien y, de repente, esa persona desaparece, podría referirse a la inquietud que sentimos porque una parte de nosotros mismos nos abandone (la infancia, la juventud, alguna faceta de nuestra personalidad...). No obstante, estos sueños también pueden atribuirse a un proceso neurológico. Durante la fase REM se produce una caída tanto de los niveles de serotonina —neurotransmisor vinculado a la memoria reciente— como de la norepinetrina (vinculado a la atención). Asimismo, la zona dorsolateral de la corteza prefrontal, implicada en la memoria y la atención, se desactiva. Esto podría explicar por qué en el transcurso de un sueño éste puede cambiar repentinamente de escenario, argumento o reparto. Sencillamente, la falta de serotonina y norepinetrina y la desactivación de la corteza prefrontal hace que perdamos el hilo de las personas lo tiene, según Patricia Gardfield), breves y generador de sobresaltos que existen. Su trasfondo parece ser más fisiológico que psicológico. Estaría relacionado con la profunda relajación muscular que acontece al entrar el durmiente en la fase REM del sueño o bien, todo lo contrario, a la salida de este estado, es decir, cuando se produce la reactivación de las neuronas motoras. Lo cierto, no obstante, es que los sueños protagonizados por caídas suelen aparecer durante la primera etapa del sueño, más abundante en espasmos musculares. Aunque no se sabe con certeza su utilidad, existe la hipótesis de que estos espasmos cumplan la función de sacar al durmiente de su estado de una forma rápida y efectiva y ponerlo de nuevo en alerta. ¿Para qué? Por si viene alguna fiera...
Volar es un placer
Soñar con volar suele ser uno de los denominados sueños lúcidos, lo que significa que el durmiente sabe que se trata de un sueño mientras éste está teniendo lugar. Según Patricia Garfield, el origen de las sensaciones que sentimos cuando soñamos que volamos estaría en las que sentimos de bebés al ser alzados por los brazos de un adulto. Ciertamente, por regla general, se trata de sueños donde se experimenta felicidad, y podrían ser metáfora de superación de obstáculos o liberación. Desde el punto de vista neurológico, este tipo de sueños irreales parece coincidir con la desactivación, durante la fase REM, de la corteza prefrontal, responsable en gran medida del pensamiento lógico. No es un sueño que aparezca con mucha frecuencia —según Domhoff, sólo representaría el 1%— pero, como también afirma este investigador, mucha gente lo ha tenido alguna vez.
Quiero moverme... y no puedo
Estos sueños, muy angustiosos para quienes tienen la mala suerte de padecerlos, ya que suelen desarrollarse al borde de la vigilia (lo que les confiere una espectacular apariencia de realidad), parecen estar relacionados con el relajamiento muscular radical que acontece durante la fase REM. A pesar de que, al despertar, nuestra mente regrese al estado de vigilia, puede ocurrir que la parálisis que caracteriza a este período del sueño (y que parece tener lugar para evitar que nos dañemos durante el estado de inconsciencia) tarde algo más en desaparecer. Según Domhoff, la angustia es la sensación que domina el 15% de los sueños. De hecho, los sueños que producen emociones desagradables superan con mucho (64%) a los que las producen de signo positivo. Una pena, toda vez que soñar es... obligatorio.
Via psicologia-salud.com
Dormir mucho durante el fin de semana perjudica el rendimiento social y escolar
sábado, 7 de noviembre de 2015
La irregularidad de horarios a la hora de dormir, según un estudio reciente de la Universidad Complutense de Madrid, influye negativamente en el rendimiento académico y social, sobre todo en el caso de los adolescentes, entre los que es habitual que duerman un número de horas bastante diferente si es un día entre semana o se trata de fines de semana. Esta irregularidad supondría un desfase entre su reloj biológico y su reloj social, que a su vez disminuye el rendimiento cognitivo de los jóvenes, que además el estudio apunta, es mayor en el caso de las chicas.
Sobra decir que un descanso de calidad es el ingrediente imprescindible para poder “recargar las pilas” y seguir con las tareas a las que nos enfrentamos diariamente. Durante el sueño, tanto nuestro cuerpo como el cerebro se regeneran, recuperan la energía perdida y se deshacen de toda aquella materia/información que no les resulta de utilidad.
Los adolescentes han admitido dormir hasta unas 3 - 4 horas más los fines de semana para recuperar el “sueño perdido” durante la semana, impidiendo así mantener un hábito de sueño. No es difícil de intuir que de esta manera, aumenta la posibilidad de sentir una mayor somnolencia durante los días entresemanas, produciéndose una dificultad para concentrarse y memorizar los contenidos expuestos en clase. Pero esta no es la única consecuencia de esta “falta de sueño”: sentirnos cansados empeora nuestras relaciones sociales, además de ponernos de peor humor y mermar nuestra paciencia.
El estudio se realizó sobre una muestra de 796 personas de entre 12 y 16 años y la conclusión fue clara: los adolescentes que duermen poco entre semana reservándose este “privilegio” para los fines de semana presentan un menor rendimiento académicoy cognitivo (sobre todo el numérico, espacial, verbal y de razonamiento) en comparación con los jóvenes que duermen de forma más regular. «En las chicas, el "jet-lag" social se relaciona con un peor rendimiento en todas las pruebas de habilidades cognitivas (excepto la prueba de fluidez verbal) y con peores notas académicas», destaca Díaz-Morales profesor de Psicología Diferencial de la UCM y coautor del estudio. Mientras que en los chicos, el sueño irregular está más asociado a un peor rendimiento en pruebas de razonamiento inductivo y de aptitud numérica.
La razón es sencilla: nuestro cuerpo se ajusta siempre a los intervalos de luz e intenta repetir esta dinámica día tras día, si rompemos la rutina, sentimos un mayor cansancio físico y agotamiento mental.
El estudio indica que algunas de las causas que explican este desfase pueden ser el uso de dispositivos móviles que desprenden una mayor cantidad de luz ante la cual se exponen por la noche. De esta manera “confunden” a su reloj biológico, posponiendo así la hora de acostarse. También influyen las actividades sociales como quedar más tarde con sus amigos, practicar un deporte cuando ya ha oscurecido o incluso ver la televisión hasta tarde. Los expertos coinciden: “el sueño perdido no es recuperable” y tenemos que dedicar al descanso, en un colchón adecuado como el Triple Natura Plus el tiempo que se merece...
Via salud.ideal.es
Sobra decir que un descanso de calidad es el ingrediente imprescindible para poder “recargar las pilas” y seguir con las tareas a las que nos enfrentamos diariamente. Durante el sueño, tanto nuestro cuerpo como el cerebro se regeneran, recuperan la energía perdida y se deshacen de toda aquella materia/información que no les resulta de utilidad.
Los adolescentes han admitido dormir hasta unas 3 - 4 horas más los fines de semana para recuperar el “sueño perdido” durante la semana, impidiendo así mantener un hábito de sueño. No es difícil de intuir que de esta manera, aumenta la posibilidad de sentir una mayor somnolencia durante los días entresemanas, produciéndose una dificultad para concentrarse y memorizar los contenidos expuestos en clase. Pero esta no es la única consecuencia de esta “falta de sueño”: sentirnos cansados empeora nuestras relaciones sociales, además de ponernos de peor humor y mermar nuestra paciencia.
El estudio se realizó sobre una muestra de 796 personas de entre 12 y 16 años y la conclusión fue clara: los adolescentes que duermen poco entre semana reservándose este “privilegio” para los fines de semana presentan un menor rendimiento académicoy cognitivo (sobre todo el numérico, espacial, verbal y de razonamiento) en comparación con los jóvenes que duermen de forma más regular. «En las chicas, el "jet-lag" social se relaciona con un peor rendimiento en todas las pruebas de habilidades cognitivas (excepto la prueba de fluidez verbal) y con peores notas académicas», destaca Díaz-Morales profesor de Psicología Diferencial de la UCM y coautor del estudio. Mientras que en los chicos, el sueño irregular está más asociado a un peor rendimiento en pruebas de razonamiento inductivo y de aptitud numérica.
La razón es sencilla: nuestro cuerpo se ajusta siempre a los intervalos de luz e intenta repetir esta dinámica día tras día, si rompemos la rutina, sentimos un mayor cansancio físico y agotamiento mental.
El estudio indica que algunas de las causas que explican este desfase pueden ser el uso de dispositivos móviles que desprenden una mayor cantidad de luz ante la cual se exponen por la noche. De esta manera “confunden” a su reloj biológico, posponiendo así la hora de acostarse. También influyen las actividades sociales como quedar más tarde con sus amigos, practicar un deporte cuando ya ha oscurecido o incluso ver la televisión hasta tarde. Los expertos coinciden: “el sueño perdido no es recuperable” y tenemos que dedicar al descanso, en un colchón adecuado como el Triple Natura Plus el tiempo que se merece...
Via salud.ideal.es
Despertarse varias veces durante la noche, peor que dormir poco
viernes, 6 de noviembre de 2015
Un estudio realizado por investigadores en EEUU concluye que los despertares forzados empeoran nuestro estado de ánimo.
Un estudio dirigido por investigadores del Hospital universitario Johns Hopkins, en Baltimore, Maryland, Estados Unidos, sugiere que despertarse varias veces durante la noche es más perjudicial para los estados de ánimo positivos que conseguir dormir el mismo poco tiempo pero sin interrupción.
Los investigadores estudiaron a 62 hombres y mujeres sanos sometidos al azar a tres situaciones experimentales de sueño en una habitación para investigación clínica: tres noches consecutivas de despertares forzados, con retrasos a la hora de irse a dormir o con sueño ininterrumpido.
Los participantes que se sometieron a ocho despertares forzados y los que se iban a la cama más tarde mostraron menos estado de ánimo positivo y más estado de ánimo negativo después de la primera noche, según los resultados de un cuestionario de evaluación del estado de ánimo administrado antes de la hora de dormir. Se pidió a los participantes que calificaran cómo de fuertes se sentían en una gran variedad de emociones positivas y negativas, como la alegría o la ira.
Los autores dicen que las diferencias significativas surgieron después de la segunda noche: el grupo que tuvo despertares forzosos registró una reducción del 31 por ciento en el estado de ánimo positivo, mientras que el grupo al que se le retrasó la hora de irse a la cama obtuvo un descenso del 12 por ciento en comparación con el primer día. Los investigadores añaden que no encontraron diferencias significativas en el estado de ánimo negativo entre los dos grupos en ninguno de los tres días, lo que sugiere que la fragmentación del sueño es especialmente perjudicial para el estado de ánimo positivo.
"Cuando el sueño se interrumpe durante toda la noche, no existe la oportunidad de pasar a través de las fases del sueño para obtener la cantidad de sueño de ondas lentas que es clave para el sentimiento de la recuperación", dice el autor principal del estudio, Patrick Finan, profesor asistente de Psiquiatría y Ciencias Conductuales de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins.
Aunque el estudio fue realizado en sujetos sanos con experiencia general de sueño normales, Finan cree que los resultados son susceptibles de aplicarse a aquellos que sufren de insomnio. Los despertares frecuentes durante la noche son comunes entre las personas que acaban de ser padres y los trabajadores de la salud de guardia, además de ser uno de los síntomas más comunes entre las personas con insomnio, que constituyen aproximadamente el 10 por ciento de la población adulta de Estados Unidos.
"Muchas personas con insomnio logran dormir a trompicones durante toda la noche y no tienen la experiencia de un sueño reparador", lamenta Finan, quien apunta que el estado de ánimo depresivo es un síntoma común del insomnio, pero cuyas razones biológicas son poco conocidas. Para investigar la relación, él y su equipo emplearon una prueba llamada polisomnografía para controlar ciertas funciones del cerebro y el cuerpo, mientras que los sujetos dormían para evaluar las etapas del sueño.
En comparación con el grupo que se acostó más tarde, los que se despertaban de manera forzada tenían periodos más cortos de sueño profundo de ondas lentas. La falta de suficiente sueño de ondas lentas presentaba una asociación estadísticamente significativa con la reducción del estado de ánimo positivo en los sujetos, dicen los investigadores. También vieron que el sueño interrumpido afecta a diferentes dominios del estado de ánimo positivo; reduciendo no sólo los niveles de energía, sino también sentimientos de simpatía y amabilidad.
Finan señala el estudio plantea que los efectos de la interrupción del sueño en el estado de ánimo positivo pueden ser acumulativos, ya que las diferencias entre los grupos surgieron después de la segunda noche y continuaron el día después de la tercera noche de la investigación. No obstante, estos expertos abogan por realizar más estudios para aprender más sobre las etapas del sueño en personas con insomnio y el papel desempeñado por una noche de recuperación de sueño.
Via diarioinformacion.com
Un estudio dirigido por investigadores del Hospital universitario Johns Hopkins, en Baltimore, Maryland, Estados Unidos, sugiere que despertarse varias veces durante la noche es más perjudicial para los estados de ánimo positivos que conseguir dormir el mismo poco tiempo pero sin interrupción.
Los investigadores estudiaron a 62 hombres y mujeres sanos sometidos al azar a tres situaciones experimentales de sueño en una habitación para investigación clínica: tres noches consecutivas de despertares forzados, con retrasos a la hora de irse a dormir o con sueño ininterrumpido.
Los participantes que se sometieron a ocho despertares forzados y los que se iban a la cama más tarde mostraron menos estado de ánimo positivo y más estado de ánimo negativo después de la primera noche, según los resultados de un cuestionario de evaluación del estado de ánimo administrado antes de la hora de dormir. Se pidió a los participantes que calificaran cómo de fuertes se sentían en una gran variedad de emociones positivas y negativas, como la alegría o la ira.
Los autores dicen que las diferencias significativas surgieron después de la segunda noche: el grupo que tuvo despertares forzosos registró una reducción del 31 por ciento en el estado de ánimo positivo, mientras que el grupo al que se le retrasó la hora de irse a la cama obtuvo un descenso del 12 por ciento en comparación con el primer día. Los investigadores añaden que no encontraron diferencias significativas en el estado de ánimo negativo entre los dos grupos en ninguno de los tres días, lo que sugiere que la fragmentación del sueño es especialmente perjudicial para el estado de ánimo positivo.
"Cuando el sueño se interrumpe durante toda la noche, no existe la oportunidad de pasar a través de las fases del sueño para obtener la cantidad de sueño de ondas lentas que es clave para el sentimiento de la recuperación", dice el autor principal del estudio, Patrick Finan, profesor asistente de Psiquiatría y Ciencias Conductuales de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins.
Aunque el estudio fue realizado en sujetos sanos con experiencia general de sueño normales, Finan cree que los resultados son susceptibles de aplicarse a aquellos que sufren de insomnio. Los despertares frecuentes durante la noche son comunes entre las personas que acaban de ser padres y los trabajadores de la salud de guardia, además de ser uno de los síntomas más comunes entre las personas con insomnio, que constituyen aproximadamente el 10 por ciento de la población adulta de Estados Unidos.
"Muchas personas con insomnio logran dormir a trompicones durante toda la noche y no tienen la experiencia de un sueño reparador", lamenta Finan, quien apunta que el estado de ánimo depresivo es un síntoma común del insomnio, pero cuyas razones biológicas son poco conocidas. Para investigar la relación, él y su equipo emplearon una prueba llamada polisomnografía para controlar ciertas funciones del cerebro y el cuerpo, mientras que los sujetos dormían para evaluar las etapas del sueño.
En comparación con el grupo que se acostó más tarde, los que se despertaban de manera forzada tenían periodos más cortos de sueño profundo de ondas lentas. La falta de suficiente sueño de ondas lentas presentaba una asociación estadísticamente significativa con la reducción del estado de ánimo positivo en los sujetos, dicen los investigadores. También vieron que el sueño interrumpido afecta a diferentes dominios del estado de ánimo positivo; reduciendo no sólo los niveles de energía, sino también sentimientos de simpatía y amabilidad.
Finan señala el estudio plantea que los efectos de la interrupción del sueño en el estado de ánimo positivo pueden ser acumulativos, ya que las diferencias entre los grupos surgieron después de la segunda noche y continuaron el día después de la tercera noche de la investigación. No obstante, estos expertos abogan por realizar más estudios para aprender más sobre las etapas del sueño en personas con insomnio y el papel desempeñado por una noche de recuperación de sueño.
Via diarioinformacion.com
Trastornos del sueño
jueves, 5 de noviembre de 2015
El sueño es imprescindible para una buena salud. Durante el sueño se producen una serie de cambios en el organismo que se traducen en una capacidad adecuada para la actividad diaria. Hasta un tercio de la vida de una persona es sueño.
Los trastornos del sueño se clasifican en trastornos derivados de la cantidad de sueño (hipersomnias e insomnio), en calidad del sueño (parasomnias) y en la secuencia del sueño (trastornos sueño-vigilia).
En relación a la secuencia del sueño, caber recordar que en éste se producen fundamentalmente dos fases. La primera fase, llamada fase no REM comprende desde el paso de adormecimiento, pasando por el sueño ligero hasta un sueño más profundo y reparador. Ocupa un 75% del tiempo. La fase REM (del inglés rapid eye movement) comienza al acabar la fase no REM, y se caracteriza por movimientos oculares rápidos. Ocupa el 25% del sueño de un adulto y es cuando se generan los sueños.
En las personas ancianas las horas de sueño disminuyen hasta 4-6 horas, aumenta el sueño ligero y menos reparador y aparecen más despertares nocturnos.
Cómo se produce
En función del tipo de trastorno del sueño, el mecanismo de producción es diferente. Según la clasificación antes descrita, destacamos
1-Trastornos del sueño por alteraciones en la cantidad
Insomnio:
El insomnio es la dificultad para conciliar o mantener el sueño. Su prevalencia varía entre un 10-40% y llega al 50% en personas mayores de 65 años.
Se clasifica a su vez en insomnio de conciliación o de inicio (forma más frecuente de insomnio. Se tarda más de 30 minutos en conciliar el sueño), insomnio de mantenimiento (por despertares nocturnos frecuentes) e insomnio de despertar precoz.
A su vez, el insomnio puede ser agudo o transitorio, si dura menos de una semana, subagudo o de corta duración, si dura entre una y tres semanas, y crónico, cuando su duración es de más de tres semanas.
Las causas más frecuentes de insomnio crónico son las enfermedades psiquiátricas (depresión, ansiedad...), abuso de sustancias y fármacos (alcohol, cafeína, nicotina, fármacos estimulantes del sistema nervioso central...), enfermedades crónicas (respiratorias como el asma y el EPOC, reumatológicas y el dolor crónico entre las más frecuentes) y el síndrome de las piernas inquietaso el SAOS como alteraciones primarias.
Hipersomnias:
Se define como somnolencia diurna excesiva, hasta un 25% más de las horas normales. Destacan:
Narcolepsia:
A la somnolencia diurna excesiva se asocian ataques de sueño repentino que pueden durar de 30 segundos hasta media hora. Se suele añadir cataplejía que consiste en la pérdida de la fuerza muscular con posible caída al suelo. Estos episodios suelen desencadenarse por una emoción intensa. Son características las alucinaciones hipnagónicas que son imágenes vividas justo antes del ataque de sueño y las parálisis de sueño en las que tras despertarse del sueño existe incapacidad para la movilización
Síndrome de apnea del sueño: durante el sueño se producen pausas respiratorias de más de diez segundos de duración. Se acompaña de hipersomnia diurna.
Asociado a depresión y al abuso de drogas
2- Trastornos del sueño por alteración de la calidad o contenido
Parasomnias:
Se define como alteraciones en la calidad o contenido del sueño.
Entre ellas, encontramos
Sonambulismo: Consiste en la deambulación de unos minutos de duración con riesgo de caída. Más frecuente en la infancia y tiende a desaparecer durante la adolescencia. Más frecuente en varones con historia familiar de sonambulismo.
Terrores nocturnos:
Episodios de gritos nocturnos y agitación durante el sueño, permaneciendo el paciente dormido. Junto al sonambulismo, el paciente no recuerda a día siguiente el episodio
Pesadillas:
Sueños con alto grado de emotividad que despiertan al individuo de forma brusca. Más frecuentes en la infancia y en adultos, se asocian a ciertos fármacos, enfermedades mentales y deprivación de alcohol.
3- Trastornos del sueño por alteración en la secuencia
Trastornos del ritmo sueño-vigilia:
Existen desfases entre el ritmo de sueño y de vigilia, de manera que puede ser un ritmo avanzado o retrasado, en donde el individuo se despierta más pronto o se duerme más tarde, o el ritmo es desorganizado y se duerme de manera irregular durante todo el día (propio de enfermos encamados) o existe un ritmo cambiante, especialmente ligado a profesionales con turnos laborales cambiantes.
Sintomatología
El insomnio se suele presentar junto a las características descritas anteriormente, irritabilidad, cambios de humor, somnolencia diurna, baja concentración así como cefaleas y crisis de angustia.
Los síntomas de los otros trastornos del sueño ya han quedado descritos.
Diagnóstico
Se basa en un interrogatorio dirigido a determinar las características del sueño del paciente que sufre el trastorno. Es importante preguntar por el patrón del sueño, cómo concilia el sueño, duración del mismo, manera de despertarse, cómo se encuentra durante el día así como los hábitos alimentarios y el ejercicio que realiza. Cabe destacar también el efecto del insomnio en su actividad diaria así como conocer la existencia de somnolencia diurna o no y en que momento. Es útil recoger información de la pareja para completar el interrogatorio. Los antecedentes familiares también son de utilidad para el diagnóstico como los fármacos u otras sustancias de consumo habitual.
Se puede aconsejar al paciente que realice un diario del sueño durante al menos una semana, anotando diariamente los hábitos en relación al sueño, desde la hora en que se acuesta hasta las horas dormidas.
En cuanto a la exploración física, debe ser completa incluyendo una exhaustiva exploración neurológica y cardiopulmonar.
En casos de sospecha de patología asociada, será necesario realizar un análisis de sangre (con petición de hormonas tiroideas y tóxicas) así como en algún caso se realizarán pruebas de imagen como el TAC o la RMN cerebral.
Ante sospecha de SAOS, será necesaria la realización de una polisomnografía.
Si la sospecha es de ansiedad o depresión, existen escalas de valoración que pueden ayudar al diagnóstico.
Tratamiento
Es necesario que antes del uso de fármacos para el insomnio se empleen medidas higiénico-dietéticas para su tratamiento y se reserven los fármacos para cuando éstas fracasen.
Medidas higiénico-dietéticas
Realizar ejercicio físico regular
Mantener un ambiente en el dormitorio apto para dormir en cuanto a luz, temperatura, ruido.
Evitar sustancias excitantes durante el día y sobretodo antes de dormir
Mantener horarios regulares tanto para ir a dormir como para levantarse
Cenar ligero como mínimo dos horas antes de dormir
Evitar las siestas
No ir a la cama para conciliar el sueño. Es preferible ir a dormir más tarde cuando se tenga sueño, que esperar en la cama a que entre el sueño. Levantarse si no se consigue dormir.
Evitar ver la televisión en el dormitorio
Si tras realizar estas medidas, el insomnio se vuelve persistente en cuanto a su duración con afectación diurna secundarias, se puede recurrir a la terapia farmacológica. Entre los fármacos con efecto hipnótico destacan las benzodiacepinas, el clometiazol, el zolpidem y la zoplicona. Su uso no se recomienda más de cuatro semanas, y en cualquier caso su retirada debe ser progresiva hasta su retirada completa por la posibilidad de causar insomnio de rebote ante una retirada brusca.
El uso de fármacos antidepresivos con efectos sedantes se reservará para los casos de insomnio asociado a cuadros depresivos.
En casos de SAOS, el tratamiento de elección es el control del peso, evitar bebidas alcohólicas, evitar el tabaco y el uso de CPAP si es necesario.
La narcolepsia se trata a base de estimulantes del sistema nervioso central junto a terapia conductual. Las parasomnias en la infancia no requieren tratamiento farmacológico. Se debe procurar apoyo familiar y sobretodo la prevención de accidentes durante los episodios.
Antes de tomar cualquier medicamento consultar antes con el médico. Los disponen de un servicio de Orientación Médica gratuita 24 horas al día.
Via mapfre.es
Los trastornos del sueño se clasifican en trastornos derivados de la cantidad de sueño (hipersomnias e insomnio), en calidad del sueño (parasomnias) y en la secuencia del sueño (trastornos sueño-vigilia).
En relación a la secuencia del sueño, caber recordar que en éste se producen fundamentalmente dos fases. La primera fase, llamada fase no REM comprende desde el paso de adormecimiento, pasando por el sueño ligero hasta un sueño más profundo y reparador. Ocupa un 75% del tiempo. La fase REM (del inglés rapid eye movement) comienza al acabar la fase no REM, y se caracteriza por movimientos oculares rápidos. Ocupa el 25% del sueño de un adulto y es cuando se generan los sueños.
En las personas ancianas las horas de sueño disminuyen hasta 4-6 horas, aumenta el sueño ligero y menos reparador y aparecen más despertares nocturnos.
Cómo se produce
En función del tipo de trastorno del sueño, el mecanismo de producción es diferente. Según la clasificación antes descrita, destacamos
1-Trastornos del sueño por alteraciones en la cantidad
Insomnio:
El insomnio es la dificultad para conciliar o mantener el sueño. Su prevalencia varía entre un 10-40% y llega al 50% en personas mayores de 65 años.
Se clasifica a su vez en insomnio de conciliación o de inicio (forma más frecuente de insomnio. Se tarda más de 30 minutos en conciliar el sueño), insomnio de mantenimiento (por despertares nocturnos frecuentes) e insomnio de despertar precoz.
A su vez, el insomnio puede ser agudo o transitorio, si dura menos de una semana, subagudo o de corta duración, si dura entre una y tres semanas, y crónico, cuando su duración es de más de tres semanas.
Las causas más frecuentes de insomnio crónico son las enfermedades psiquiátricas (depresión, ansiedad...), abuso de sustancias y fármacos (alcohol, cafeína, nicotina, fármacos estimulantes del sistema nervioso central...), enfermedades crónicas (respiratorias como el asma y el EPOC, reumatológicas y el dolor crónico entre las más frecuentes) y el síndrome de las piernas inquietaso el SAOS como alteraciones primarias.
Hipersomnias:
Se define como somnolencia diurna excesiva, hasta un 25% más de las horas normales. Destacan:
Narcolepsia:
A la somnolencia diurna excesiva se asocian ataques de sueño repentino que pueden durar de 30 segundos hasta media hora. Se suele añadir cataplejía que consiste en la pérdida de la fuerza muscular con posible caída al suelo. Estos episodios suelen desencadenarse por una emoción intensa. Son características las alucinaciones hipnagónicas que son imágenes vividas justo antes del ataque de sueño y las parálisis de sueño en las que tras despertarse del sueño existe incapacidad para la movilización
Síndrome de apnea del sueño: durante el sueño se producen pausas respiratorias de más de diez segundos de duración. Se acompaña de hipersomnia diurna.
Asociado a depresión y al abuso de drogas
2- Trastornos del sueño por alteración de la calidad o contenido
Parasomnias:
Se define como alteraciones en la calidad o contenido del sueño.
Entre ellas, encontramos
Sonambulismo: Consiste en la deambulación de unos minutos de duración con riesgo de caída. Más frecuente en la infancia y tiende a desaparecer durante la adolescencia. Más frecuente en varones con historia familiar de sonambulismo.
Terrores nocturnos:
Episodios de gritos nocturnos y agitación durante el sueño, permaneciendo el paciente dormido. Junto al sonambulismo, el paciente no recuerda a día siguiente el episodio
Pesadillas:
Sueños con alto grado de emotividad que despiertan al individuo de forma brusca. Más frecuentes en la infancia y en adultos, se asocian a ciertos fármacos, enfermedades mentales y deprivación de alcohol.
3- Trastornos del sueño por alteración en la secuencia
Trastornos del ritmo sueño-vigilia:
Existen desfases entre el ritmo de sueño y de vigilia, de manera que puede ser un ritmo avanzado o retrasado, en donde el individuo se despierta más pronto o se duerme más tarde, o el ritmo es desorganizado y se duerme de manera irregular durante todo el día (propio de enfermos encamados) o existe un ritmo cambiante, especialmente ligado a profesionales con turnos laborales cambiantes.
Sintomatología
El insomnio se suele presentar junto a las características descritas anteriormente, irritabilidad, cambios de humor, somnolencia diurna, baja concentración así como cefaleas y crisis de angustia.
Los síntomas de los otros trastornos del sueño ya han quedado descritos.
Diagnóstico
Se basa en un interrogatorio dirigido a determinar las características del sueño del paciente que sufre el trastorno. Es importante preguntar por el patrón del sueño, cómo concilia el sueño, duración del mismo, manera de despertarse, cómo se encuentra durante el día así como los hábitos alimentarios y el ejercicio que realiza. Cabe destacar también el efecto del insomnio en su actividad diaria así como conocer la existencia de somnolencia diurna o no y en que momento. Es útil recoger información de la pareja para completar el interrogatorio. Los antecedentes familiares también son de utilidad para el diagnóstico como los fármacos u otras sustancias de consumo habitual.
Se puede aconsejar al paciente que realice un diario del sueño durante al menos una semana, anotando diariamente los hábitos en relación al sueño, desde la hora en que se acuesta hasta las horas dormidas.
En cuanto a la exploración física, debe ser completa incluyendo una exhaustiva exploración neurológica y cardiopulmonar.
En casos de sospecha de patología asociada, será necesario realizar un análisis de sangre (con petición de hormonas tiroideas y tóxicas) así como en algún caso se realizarán pruebas de imagen como el TAC o la RMN cerebral.
Ante sospecha de SAOS, será necesaria la realización de una polisomnografía.
Si la sospecha es de ansiedad o depresión, existen escalas de valoración que pueden ayudar al diagnóstico.
Tratamiento
Es necesario que antes del uso de fármacos para el insomnio se empleen medidas higiénico-dietéticas para su tratamiento y se reserven los fármacos para cuando éstas fracasen.
Medidas higiénico-dietéticas
Realizar ejercicio físico regular
Mantener un ambiente en el dormitorio apto para dormir en cuanto a luz, temperatura, ruido.
Evitar sustancias excitantes durante el día y sobretodo antes de dormir
Mantener horarios regulares tanto para ir a dormir como para levantarse
Cenar ligero como mínimo dos horas antes de dormir
Evitar las siestas
No ir a la cama para conciliar el sueño. Es preferible ir a dormir más tarde cuando se tenga sueño, que esperar en la cama a que entre el sueño. Levantarse si no se consigue dormir.
Evitar ver la televisión en el dormitorio
Si tras realizar estas medidas, el insomnio se vuelve persistente en cuanto a su duración con afectación diurna secundarias, se puede recurrir a la terapia farmacológica. Entre los fármacos con efecto hipnótico destacan las benzodiacepinas, el clometiazol, el zolpidem y la zoplicona. Su uso no se recomienda más de cuatro semanas, y en cualquier caso su retirada debe ser progresiva hasta su retirada completa por la posibilidad de causar insomnio de rebote ante una retirada brusca.
El uso de fármacos antidepresivos con efectos sedantes se reservará para los casos de insomnio asociado a cuadros depresivos.
En casos de SAOS, el tratamiento de elección es el control del peso, evitar bebidas alcohólicas, evitar el tabaco y el uso de CPAP si es necesario.
La narcolepsia se trata a base de estimulantes del sistema nervioso central junto a terapia conductual. Las parasomnias en la infancia no requieren tratamiento farmacológico. Se debe procurar apoyo familiar y sobretodo la prevención de accidentes durante los episodios.
Antes de tomar cualquier medicamento consultar antes con el médico. Los disponen de un servicio de Orientación Médica gratuita 24 horas al día.
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